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Después de la masacre de ayer, el instituto aún está recuperándose y los subterráneos que han sobrevivido no se han ido contentos. Yo me quedé cuidando a Luke, que por suerte hoy se ha despertado de una pieza y con la fuerza de siempre. Mi padre me ha agradecido el haber cuidado de él y se ha ido con la manada, deben estar muy enfadados y los lobos cabreados no son buen augurio. Según me han contado, Aldeltry ha sido arrestado, al final el karma ha jugado a mí favor. Ahora tenemos a una mujer bastante mayor, la inquisidora, que se encarga de dirigir el instituto a su antojo. La clave dice haber encontrado la espada, supuestamente está en su poder, pero Jace no les cree y me temo que yo tampoco.

Estoy sola vagando por los pasillos del instituto, mientras los shadowhunters recadan todo y vuelven al trabajo. La idea de ir a ver a mis primos me viene a la cabeza, según sé, Alec está cuidando de Izzy que tiene la gripe. Como es de esperar no me creo que Isabelle tenga la gripe, además, yo sé de su adicción al Yin Fen. Cuando llego a la habitación de Izzy toco la puerta levemente y no tarda en abrir Alec.

-¿Qué haces aquí?- pregunta el pelinegro saliendo de la habitación para cerrar la puerta.

-Vengo a ver a Izzy, sé lo que pasa Alec...- comento soltando un suspiro.

-Está muy mal, no sé qué más hacer- dice mi primo algo decaído -No me gusta verla así Tara...-

-Lo sé Alec, pero ella es fuerte y saldrá de esta- me limito a decir abrazando al peli negro.

Su móvil suena insistentemente, al mirarlo su semblante cambia a uno más duro.

-Un ataque de demonio- comenta guardando el móvil.

-Tienes que ir- murmuro mirándolo fijamente.

-Ni de coña, tengo que cuidar a Izzy- dice cortante intentando volver a la habitación.

-Alexander Ligthwood- digo llamando su atención -Quiero que nuevas tu culo fuera de aquí y vayas a investigar. Yo me quedaré con Isabelle-

-¿Estás segura?- pregunta algo dudoso Alec, solo me basta darle una mala mirada -Vale, está bien. Cuida de ella-

Dicho esto mi primo sale corriendo y se pierde al girar la esquina. Me dispongo a abrir la puerta de la habitación y entro con cuidado  visualizando a Izzy en la cama. El estado de mi prima es bastante deplorable, está completamente cubierta de sudor, temblando y teniendo pequeños episodios de pánico. El mono que le ha dejado el veneno de vampiro es bastante grande, puedo imaginarme lo que estará sufriendo por dentro.

-Hey primita- digo nada más sentarme a su lado en la cama.

-¿Tara?- pregunta con algo de dificultad -¿Qué haces aquí?-

-Me toca cuidarte- comento sonriendo -Deberías dormir un poco, te ves horrible-

-Gracias primita- dice ella rodando los ojos -Parece que tú también llevas bastante sin dormir-

-Podría decirse que sí, pero ahora quién importa eres tú- finalizo por decir dejándome caer a su lado.

Cuando estamos tumbadas una frente a la otra agarro una toalla que hay en la mesilla y le seco el sudor de la frente. No suelo cantar muy a menudo, pero hay una melodía concreta que nunca he podido olvidar, a pesar de que me borraron la memoria. Comienzo a entonar la nana que supongo me cantaba mi querida madre por las noches, antes de volverse loca por un monstruo. Los ojos de Izzy se van cerrando poco a poco y su temblor disminuye hasta casi ser imperceptible. La leve respiración de mi prima me dice que ya se ha dormido, así que dejo de cantar y la observo en silencio.

Mis ojos también comienzan a pesar, el sueño va ganando terreno después de tanto tiempo sin descansar bien. Intento no dormirme y menos ahora, pero es imposible, termino por dejarme llevar y caigo en los brazos de Morfeo.

𝑺𝒑𝒆𝒄𝒊𝒂𝒍 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅 (𝑱𝒂𝒄𝒆 𝑯𝒆𝒓𝒐𝒏𝒅𝒂𝒍𝒆)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora