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La impotencia me puede, mi cuerpo no se recupera lo suficientemente rápido del efecto de la inyección. He conseguido quedarme sentada, mientras observaba a Valentine pelear con mi amiga. La pelirroja en un descuido ha recibido un golpe y su padre ha aprovechado para atarla. Sin Clary para evitarlo, nada detiene a Valentine. Por mucho que trato de activar mis esencias, ninguna responde, no en mi estado.

Observo al padre de Clary caminar con la espada y la copa hacia el lago. Sus pies tocan el agua cristalina, que a estas horas de la noche, parece un pozo de negrura sin fin. Valentine deja la espada y la copa en la orilla, justo dentro del agua. Ambos objetos se iluminan, pero no son los únicos. Una corriente eléctrica recorre mi espina dorsal, como un subidón de adrenalina. El colgante que me regaló Luke comienza a brillar, incluso siento calidez en la zona donde tengo mi runa Angelical.

Mientras Valentine invoca al ángel, a duras penas consigo ponerme en pie. De forma inmediata siento un dolor punzante en mi espalda, sé lo que viene a continuación. Mis alas comienzan a salir fuera, desgarrando me la piel, menudo momento para lucir las. Mantengo el equilibrio como puedo y cierro los ojos cuando el ángel emerge del lago, brillando con mucha intensidad.

Escuchar las palabras del monstruo que tengo enfrente, me dan ganas de vomitar; está dispuesto a acabar con todo el submundo, incluidos los Shadowhunters que lo han traicionado. Por suerte, el ángel no puede concederle ese deseo, ya que según dice, ellos no quieren eso. Mientras él está distraído trato de acercarme, pero una rama me delata al partirse cuando la piso. Valentine, al girarse y ver mis alas se queda maravillado con ellas.

-No te das por vencida Tara- comenta soltando un gruñido.

El padre de Clary sale del lago y se me echa encima haciéndome caer. La fuerza de él me supera, y aún mi esencia demoníaca no se deja ver. Peleo como puedo y siento como mis alas se lastiman al rozarse con el suelo. Valentine saca la misma daga con la que ha matado a Jace y me la coloca en el cuello, obligándome a estar quieta.

-Es una pena que tengas que morir así- susurra acercándose más a mí -Eres preciosa Tara-

Siento náuseas en estos instantes, no puedo evitarlo y giro mi rostro para mirar el cuerpo inerte del rubio. Suelto un par de lágrimas y sonrío esperando mi muerte, pero nunca llega. El agarre del padre de Clary se afloja, un montón de sangre brota de su boca dejándome pérdida. La pelirroja aparece por detrás, empuja a su padre y el cuerpo inerte cae a mi lado, lo ha hecho.

-Tara- susurra Clary rápido abrazándome.

Nos quedamos durante unos minutos así abrazadas, hasta que la luz del ángel vuelve a brillar más fuerte.

-Hoy es el día Tara- la voz de Raziel me hace fruncir el ceño.

-¿A qué te refieres Raziel?- pregunto poniéndome en pie con ayuda de Clary.

Nos acercamos hasta el lago, bajo la atenta mirada del ángel.

-Vas a conocer de dónde procedes- agrega el ángel -Tus alas te llevarán-

La mirada del ángel sube hacia el cielo, el recuerdo de la frase que una vez me dijo Liam viene a mi mente.

-Hasta donde tus alas te lleven, ahí es- susurro para mí.

Ahora sí entiendo esa frase, Liam trataba de decirme que debía subir, debía ascender al cielo, pero ¿Hasta dónde?

-Tienes que ir Tara, te están esperando- explica Raziel.

-Pero no puedo, mi familia, mis amigos, mi vida está aquí- reprochó muy confundida, no sé qué hacer.

-Tara- la voz de Clary me hace girarme -Llevas mucho tiempo buscando a Liam, no sabes siquiera quién es. Nada te ata aquí ahora mismo, creo que deberías ir-

𝑺𝒑𝒆𝒄𝒊𝒂𝒍 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅 (𝑱𝒂𝒄𝒆 𝑯𝒆𝒓𝒐𝒏𝒅𝒂𝒍𝒆)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora