𝑺𝒑𝒆𝒄𝒊𝒂𝒍 𝑩𝒍𝒐𝒐𝒅 (𝑱𝒂𝒄𝒆 𝑯𝒆𝒓𝒐𝒏𝒅𝒂𝒍𝒆)

6

El camino lo hacemos prácticamente en penumbras, nos adentramos en lo que parecen ser unas catacumbas. Al mirar a Jace noto que está algo tenso, decía que no tenía miedo a los hermanos silenciosos pero ahora parece todo lo contrario. Los túneles cada vez son más oscuros, voy palpando todo a mi alrededor para no chocar me con ninguna pared. De repente noto que estoy tocando algo más blando que la piedra. Una luz me ciega obligándome a cerrar los ojos, cuando los abro me doy cuenta que tengo mis manos en el pecho del rubio que me mira divertido. Quito ambas manos con rapidez y agacho la mirada algo avergonzada, eso no me lo esperaba.

-¿Qué es eso?- pregunta Clary mirando la piedra iluminada en la mano de Jace.

-Es luz mágica, la llevamos para que nos recuerde que hasta en los sitios más oscuros hay luz- nos explica con detenimiento.

-Pues mola más que una linterna- digo divertida, el rubio me la entrega y la admiro encantada.

Seguimos caminando hasta dar con una bóveda, en el centro hay una estatua de un ángel que me llama la atención. En una mano porta la copa mortal alzando la, en la otra tiene una espada que apunta hacia nuestra derecha.

-¿Qué pone ahí?- pregunta Clary intentando leer la frase que hay grabada en la espada.

-Es el lema de los shadowhunters- dice Jace -Nos queda mejor el negro que a vuestras viudas-

-No dice eso- ruedo los ojos negando -Para los shadowhunters el descenso al infierno es fácil-

El rubio me mira entrecerrando los ojos y luego sonríe dándome la razón. Sé que soy de ciencias pero el latín es un idioma que siempre me ha atraído. Seguimos el camino que nos indica la espada. Cuando cambiamos de pasillo veo una luz al final de este, enseguida caminamos hacia allí.

-Perdona por decir antes lo de tu madre- oigo que dice Clary.

-Que mona, se cree que tengo sentimientos- dice Jace sonriendo -Las disculpas son muy de mundanos, todos tenemos nuestras tragedias. Perdí a mi madre cuando era un bebé y a mí padre a los diez años-

-Lo siento mucho- susurra la pelirroja, Jace la mira mal -¿Están enterrados aquí?-

-No, los miembros del círculo se consideran traidores, no se les permite descansar aquí- añade él haciendo que me sorprenda.

-¿Tu padre también era del círculo?- le cuestiono, enseguida me mira algo molesto.

-Mi padre intentó hacer lo correcto, trató de dejar el círculo y le costó la vida- comienza a decir con cierto odio, se nota que este tema le duele.

-Por eso haces todo esto, por eso los ayudas- añade Clary comprendiendo muchas cosas.

-Valentine tiene que pagar por lo que hizo, yo haré que lo pague- sentencia el rubio alejándose, dejándonos atrás.

A paso rápido me acerco hasta él, Clary me sigue y los tres entramos en otra especie de bóveda. En el centro de esta hay un círculo con un dibujo de una runa en forma de ojo en medio. Esa runa la he visto antes, muchas veces Clary la ha dibujado inconscientemente. Jace nos explica que es símbolo de la clarividencia, cosa que me hace querer saber más. Las antorchas que nos rodean comienzan a encenderse solas, enseguida me pongo en guardia mirando a todos lados. Hombres con los ojos y bocas cosidos aparecen de la nada. Uno de ellos comienza a hablarnos, siento su voz retumbar en mi mente.

-Entra en el círculo- le ordena a Clary -Jace Wayland y Tara, haceros a un lado-

-Tranquila, estaremos aquí- le susurro a mi amiga mientras me aparto.

Jace agarra mi mano inconscientemente y la aprieta, decido dejarla ahí y acariciar la suya para tranquilizarlo. El hermano silencioso le explica a Clary que la espada alma podría matarla, pero ella está más que segura. Observo cómo una espada desciende poco apoco y su punta de posa sobre la frente de Clary, el proceso ha comenzado. Unos minutos después la espada se retira y Clary vuelve en sí bastante asustada, nos mira a Jace y a mí a punto de llorar.