La amante

DANEY ~ 9

Viernes.

Veo salir a Alba de mi oficina casi corriendo, una acción que ha hecho las últimas tres veces que nos hemos visto.

Huye de mí sin importarte caer en el intento. Sus piernas son tan delgadas que me hacen creer que se romperán en cualquier momento.

- Dios...

¿Por qué me molesta tanto que huya así? ¿Por qué me molesta que no sea capaz de contestar firme cuando le pregunto algo de Andrew? Ella duda al contestar, no me queda claro si está enamorada o no.

Cojo mi bolso y salgo del edificio yendo a casa sola, hoy no pedí que mi chófer me trajera, no lo iba a necesitar así que tengo que regresar manejando.

- Señora Taylor - Ivy me recibe - ¿Quiere cenar?

- Sí - entro a casa botando mi bolso en el primer lugar que veo libre.

- Señora, el señor Miranda llamo.

- ¿Andrew? - me detengo - ¿Qué dijo?

- Él preguntó por usted... También pregunto si alguien más había estado aquí en su ausencia.

- ¿Qué le dijiste?

- Le dije que usted seguía trabajando y que nadie había estado aquí.

- Bien, ¿dijo algo más?

- Pregunto si sus cosas seguían en casa...

- No dijo nada importante entonces.

Saco mi celular y compruebo si tengo mensajes de juliette, no hay nada, ¿se habrá metido en algún problema? Dijo que me informaría al tener algún avance, pero lleva toda una semana sin contactarme.

- Por favor, sirve la cena y después ve a descansar - digo al ponerme mensajear.

- Sí, señora.

Como ya es costumbre lo primero que hago al llegar a casa es tomar una copa y llenarla de vino en lo que espero la cena, es irónico que ahora pueda beber tanto cuando odie demasiado tener al rededor a ebrios que llegaban al punto de no saber su nombre.

- Señora, la cena está servida - Ivy vuelve.

- Ok.

Me levanto del sofá y me meto a la cocina, aunque tengo un gran comedor no suelo comer ahí, prefiero hacerlo en la cocina.

- Ivy, ya puedes ir a descansar - le digo cuando veo su intención por quedarse.

- Sí, señora.

Cuando ella se va mi celular comienza a sonar, es una llamada de juliette así que contesto rápido.

Parece que llamarla con el pensamiento sirvió.

- ¿Dónde te habías metido? - pregunto enojada.

- ¿Por qué estás tan enojada? ¿Me extrañaste?

- Déjate de tonterías y contesta lo que pregunte - gruño.

- Te dije que no te contactaría hasta investigar por completo todo lo de esa mujer, así que aquí estoy llamándote y tú me hablas mal.

- ¿Qué investigaste? - pregunto ignorando su drama.

- ¿Quieres vernos?

- No, solo dímelo.

- ¿No dijiste que no confías en las llamadas?

Mierda, se está haciendo la interesante, sabe que odio eso.

- Te veré en un bar, te mandaré la dirección, no llegues tarde.

- ¿Qué? ¡Espera!

Cuelgo la llamada levantándome de la silla de la cocina saliendo de ella y tomando de nuevo mis llaves y mi bolso para poder salir.