~ DANEY ~ 26

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Lunes por la noche.

Cierro la puerta de la habitación de Alba en cuanto salgo de ella.

Sin ser consiente la llevé a dentro al ver que estaba muriendo de sueño.

Por alguna razón decidió hacerme compañía mientras revisaba mis asuntos de trabajo, pero ver cómo cabeceaba como si se tratara de un pequeño niño, no pude evitar que llevarla a dormir.

- Dios... - llegó a mi habitación y suelto los documentos sobre la cama.

Hoy fue día muy cansado, estuve corriendo por la ciudad en taxis, cosa que resulta ser muy incómoda.

Miró de nuevo mis documentos sabiendo que aún tengo cosas por hacer, pero ahora mismo el sueño también inunda mi ser.

- No logré dormir nada ayer.

Los recuerdo de todo lo que pase el domingo junto a Alba se convirtieron en un insomnio nervioso. Rodé por la cama por horas hasta que no pude más y terminé bañándome en la madrugada y vistiéndome para el trabajo mucho tiempo antes de lo debido.

Todo eso provocó que hoy tuviera un extraño humor, de alguna manera me encontrará bien, pero el sueño y el estrés de mis casos me hacían perder el control de vez en cuando.

- Bien, esto puede esperar para mañana - suspiro - Tengo que dormir.

Quito todo lo de la cama, me voy a la ducha y después caigo rendida sobre la cama, sin siquiera cubrirme.

**************

- Abogada... Abogada.

Una voz tímida se escucha en mi sueño, dónde simplemente estoy caminando sin rumbo.

- Abogada, es tarde y Robert ya está abajo esperándola.

Esa frase me hace saltar de la cama sin titubear.

- ¿Qué? - abro la puerta encontrándome con Alba quien me mira asustada por mi arrebato.

- Robert llamo diciendo que es tarde para llevarla, me pidió que viniera a ver si estaba bien - dice nerviosa.

- ¿Qué hora es?

Alba me muestra la hora en el celular, su pantalla está toda estrellada, ¿siquiera ella puede ver en el?

- No veo bien la... Mierda - mis ojos reconocen los números - Es muy tarde.

La dejo en la puerta mientras me pongo como loca a buscar ropa para vestirme.

- ¿Necesita que la ayude en algo? - Alba pregunta.

- No... ¿No deberías estar saliendo también?

- Eh, no lo mencioné ayer, pero me dieron el día libre en el trabajo de la mañana - murmura mientras me ve enloquecer.

- Bien, al menos una no llegará tarde - gruño.

Cuando tengo la ropa y mis cosas juntas, miró a Alba quien sigue en la puerta atenta a mí.

- Alba.

- ¿Si?

- Voy a cambiarme.

- Oh - se avergüenza en un segundo - Lo siento, voy a cerrar.

Cierra la puerta rápidamente al darse cuanta que me estaba mirando fijamente.

- No tengo problema con que mires, pero ahora mismo no puedo calentarme - murmuro en voz baja.

Al terminar de cambiarme cojo mis cosas y salgo disparada a la puerta de la entrada.

- Tengo que irme - le digo a Alba al verla salir de la cocina.

La amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora