~ ALBA ~ 20

57.7K 3.2K 1K
                                    

Lunes.

Despierto escuchando la voz fuerte de la abogada Taylor. Se escucha como si mantuviera una discusión bastante acalorada con alguien, su voz golpea por todas las habitaciones con fuerza.

Creo que debo acostumbrarme a esto, ella siempre parece estar algo de mal humor por las mañanas.

- ¡¿Cómo se supone que arreglaré eso?! - pregunta realmente enfadada - Iré a la estación de policía hablar con él... Sí, sí, la gente solo hace estupideces y tú no ayudas en nada.

Salgo cuidadosamente de la habitación, no sé que hora es, pero si la abogada está aquí debe ser temprano.

- Sí, no es que tenga otra opción - gruñe - Adiós.

Al dar unos pasos fuera de la habitación me encuentro a la abogada en su sala de estar.

- Buenos días... - murmuro con precaución.

- Buenos días - me mira fijamente - ¿Te desperté?

- No... - miento - ¿Está por irse?

- Sí, solo estoy esperando a que llegue Robert.

- ¿Desayuno? Puedo prepararle algo.

- No, estoy bien - suspira irritada - Ahora mismo la comida no me sentará bien.

- Pero debe tener algo en el estómago para poder seguir con su día.

- Solo necesito café...

- Se lo preparo - me dirijo directo a la cocina para poner la cafetera - ¿No quiere un huevo? Lo haré rápido.

- No, pero gracias - la abogada se sienta en la barra y comienza a atender su celular.

Tiene otra llamada algo simple y después teclea con rapidez mientras termino de hacer su café.

- ¿Saldrás hoy? - la aboga pregunta cogiendo la taza de café que ya está lista.

- Sí, iré a ver un par de lugares en lo que están solicitando, después iré a mi turno en la tarde.

- ¿De qué son esos trabajos? - bebe un trago de café después de preguntar.

- Atención al cliente.

Ella me escucha ligeramente, pero su atención está en su celular, se ve preocupada, ¿debería preguntar?

- Debo irme ya, Robert está abajo - se levanta dejando la taza de café en la barra - Vendré para la cena.

- Sí - la veo coger su bolso - Que tenga buen día.

- Igualmente - me mira un segundo y luego sale del departamento.

- Dios...

Aún mi cerebro no procesa todo lo que ocurrió ayer.

Pasamos todo el día juntas por primera vez.

Primero vimos esas casas que tuvo como opciones para comprar, después comimos y regresamos aquí y de alguna manera la conversación que tomamos abrió una de mis heridas eternas frente a ella.

- Dios...

Termine confesándole como es que mi personalidad me llevo a estar con su ex esposo.

- ¿Por qué hice eso? - me preguntó lamentándome

Me siento tan apenada aun cuando la abogada no me juzgo al escucharme. En lugar de eso me abrazo con delicadeza por un largo rato mientras lloraba, ¿fue por qué le di pena? ¿Por qué habrá hecho algo así?

- No lo sé, pero...

Me preguntó de quién era el corazón que latía tan rápido. Seguramente fue el mío, su cálido toque me hizo sentirme mucho mejor y rápidamente olvide el porqué  lloraba.

La amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora