~ DANEY ~ 28

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Hormigueo, una sensación de hormigueo recorre mi brazo haciéndome reaccionar de un sueño en el que solo miraba con atención unos grandes ojos negros.

Abro los ojos, la luz entra con claridad por todo el departamento, especialmente hay luz entrando por la sala de estar, que es la causante de hacer doler mis ojos.

Espera, ¿especialmente luz en la sala de estar? ¿Por qué estoy viendo la sala de...?

Bajo la mirada hacía mi lado y la veo, Alba está dormida aferrándose a mi cuerpo. Su cabeza descansa sobre mi brazo, sus brazos me rodean la cintura y sus piernas se entrelazan con las mías.

- Alba...

Teniendo completo control de mi otro brazo, acerco mi mano a su rostro para acariciar suavemente su mejilla blanca.

Es impresionante lo clara que se puede ver su piel a la luz, incluso puedo ver alguna de sus venas, pero me es raro no ver su sonrojo en ellas, ahora mismo está tan en paz que su respiración es lenta, liguera y sus músculos no están tensos como cuando está despierta.

- Dulce Alba - sigo acariciándola - ¿Por qué no puedo quitarte los ojos de encima?

No sé si es mi voz o mi mirada la que la inquieta, pero soy capas de ver como empieza a despertar.

- Mmm - se queja un poco.

Estira un poco los brazos y luego sus manos aprietan mi cintura como si pensará que está estrujando una almohada, pero no tarda en darse cuenta de que no lo es y despierta agitada.

- Buenos días - susurro para que termine de entender la situación.

- Buenos días - contesta soltando mi cintura.

Está vez no se aparta de golpe como lo hizo ayer, pero si empieza poco a poco a separarse.

- Nos quedamos dormidas - murmura - ¿En qué momento?

- Creo que fue justo después de que terminara la película - contesto.

Alba empieza a recordar los últimos sucesos que pasaron antes de dormir.

La película acabó con Alba intentando ocultar su rostro empapado en lágrimas, estaba tan avergonzada de haber llorado que puso un cojín en su cara para que no la mirará, después de eso la abrase haciendo que se acostará junto a mí, nos quedamos dormidas después de eso.

- ¿Es muy tarde? - pregunta tratando de olvidar sus recuerdos.

- No tengo ni idea - tampoco me interesa.

Empiezo a estirar el brazo que estuvo bajo su cabeza, me duele un poco, pero no es nada que no haya valido la pena.

- ¿Duele? - se da cuenta.

- No, solo lo estiró - la tranquilizo - ¿Cómo estás tú? ¿No te duele el cuerpo? Este sofá no es demasiado cómodo.

- Mi cuerpo está bien, de hecho es bastante útil que existan sofás así, nunca había estado en uno y resultó ser cómodo.

A mí también me pareció cómodo, pero tal vez lo que en verdad me resultó cómodo fue estar con ella.

- ¿Debería hacer el desayuno antes de que lleguen los de la...? - Alba es interrumpida por el timbre del parlante.

Creo que los de la mudanza están abajo.

- Creo que son ellos - busco mi celular - Puedes ponerte a desayunar, yo los voy a atender.

- Preparo para las dos, ¿cierto? - pregunta.

- Sí.

- Bien, enseguida - se levanta para dejarme levantar también.

La amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora