~ ALBA ~ 22

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Domingo

La abogada se levanta para contestar el teléfono de su casa, es muy raro que ese teléfono suene, su celular está siempre sonando, pero ese no.

- ¿Hola? - contesta.

Ella me da la espalda así que no puedo ver las expresiones que está haciendo ahora mismo, pero su cuerpo se pone tenso, sus hombros se levantan y el puño de su mano se cierra.

- ¿Abogada?

Ella termina su llamada sin pronunciar palabra alguna más que el "hola" y un par de palabras más, después de eso se sienta de golpe en el sofá dejando caer el teléfono de sus manos.

- ¿Madre? - jadea.

Oh no, creo que ya entiendo la situación.

- Abogada...

Me levanto lentamente intentando elegir lo que debo hacer, ¿debería preguntarle qué pasa o solo darlo por hecho y tratar de consolarla?

- Abogada - la vuelvo a llamar, no parece escucharme - ¿Su madre está bien?

Me acerco lo suficiente para verla bien, ella está con la mirada perdida, la piel pálida y la respiración pesada.

- Abogada - acerco lentamente mi mano para tocar su hombro - ¿Se encuentra bien...?

Sus ojos se cierran con fuerza justo en el momento en el que mis dedos logran posarse en su hombro, está empezando a salir de su aparente estado de shock.

- Mi madre, ella no está bien - murmura - Los doctores creen que ya no resistirá más.

Sube las manos a su rostro para cubrirse mientras intenta entender las palabras que acaba de decir, su reacción me indica que no puede, por más que quiere, no está entendiendo la situación.

- ¿Qué se supone que haga? - pregunta.

Me siento a su lado y sin pensarlo, la abrazo, al sentir que es lo único que puedo hacer en estos momentos. Ella tiembla al momento de sentirme, pero en lugar de alejarme pasa uno de sus brazos alrededor de mí.

- Lo siento mucho - susurro - Lamento que tenga que pasar por esto.

La abogada atrae más mi cuerpo al suyo aceptando mi abrazo.

- No quiero hacerlo - jadea - No quiero despedirme.

Ella dice las palabras con mucha seriedad y serenidad, no hay tristeza en ellas ni desesperación. Definitivamente, no está aceptando la situación, debe estar en negación.

¿Qué debería hacer? No creo que nada de lo que pueda decir sirva de algo.

- Abogada - me percato de que el teléfono vuelve a sonar - El teléfono...

- No te vayas - me pide cuando intento apartarme - Solo déjame estar así por un momento más.

Dejo de intentar alejarme y paso mis manos por su espalda intentando que sea un consuelo. Nos quedamos así por un largo tiempo hasta que su teléfono de casa suena por tercera vez consecutivamente.

- ¡Mierda! - me suelta de golpe haciendo que resbale y caiga hacia al suelo, de culo.

Me quedo en silencio para no llamar la atención, la abogada ni siquiera se ha dado cuenta de que estoy en el suelo, ella solo busca el teléfono y contesta de mal humor.

- ¡¿Qué?! - contesta.

Traga saliva con fuerza al escuchar a la persona del otro lado de la llamada.

- Bajo en un minuto - cuelga.

Sus manos bajan de su rostro y abre los ojos mirándome fijamente.

- Abogada...

La amanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora