Capítulo 12

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Daniel

2 horas antes.

Estoy en mi oficina mirando al imbécil que está terminando de hacer la llamada. Logan, Max y Elizabeth están aquí también.

—Bien, ya conseguí que los dejaran pasar. —Habla Dylan—Debes dar el nombre de Jackson Cook.

Lo miro y aprieto los puños, me he contenido todo este tiempo para no levantarme y molerlo a golpes.

—¿Cual se supone que es el plan entonces? —Pregunta Logan.

Me levanto y camino al otro lado del escritorio, paso por detrás de Dylan y él se queda quieto en su lugar.

—Yo seré el que hará la apuesta y ustedes. —Señalo a Logan y Max. —Serán mis guardaespaldas, de esa forma conseguiremos entrar los 3.

—No lo sé, Daniel ¿Cómo sabemos que no nos está guiando a una trampa? Deberíamos ir con la policía.

—La policía sabe de ellos y nunca han hecho nada por detenerlos—Interviene Dylan.

—¿Te dije que podías hablar, imbécil?

—Estoy intentando ayudar.

—Claro, porque vender a Sam a cambio de tu miserable vida fue de mucha ayuda, ¿No?

Él no vuelve a hablar. Tratamos de idear un plan, pero realmente no sabemos a qué nos enfrentamos. Ya no soporto no saber si Sam está bien o no. Una hora y media después nos estamos dirigiendo al club, siguiendo la indicación de Dylan. Logan detiene el auto. Él lugar está a oscuras, hay una gran cantidad de autos y a pesar de que él sitio no tiene buen aspecto los coches que están aparcados lucen muy lujosos.

—Sí esto es una trampa, considérate muerto.

Dylan asiente asustado.

—Bueno chicos, fue un gusto conocerlos. —Dice Logan con dramatismo—Excepto a ti, basura—Se dirige a Dylan de forma seria.

Nos bajamos del coche, Max y Logan se posicionan detrás mío, uno a cada lado. En la entrada hay un hombre, parece ser el guardia, es enorme y de contextura gruesa. Trago saliva y el nerviosismo me invade, sin embargo, lo disimulo. Me detengo frente a él.

—¿Nombre? —Lo miró e intentó recordar el nombre que Dylan me dijo.

—Jackson—Digo con voz firme—Jackson Cook.

Él parece buscar mi nombre en la lista y finalmente asiente.

—Adelante, señor Cook.

Entramos al lugar, caminamos por un pasillo y al final de este se encuentran unas cortinas de un rojo oscuro. Se comienza a escuchar la música. Cuando cruzamos las cortinas, varías mesas para realizar apuestas es lo primero que veo, luego mi atención se posa en los escenarios que están frente a las mesas. Algunos tienen tubos donde hay mujeres con poca ropa bailando. Trago grueso. Siento como las ganas de matar al imbécil crecen al saber dónde llego a parar Sam por su culpa.

—Esté lugar es espantoso—Murmura Max.

Yo solo asiento dándole la razón. Una mujer se acerca.

—Buenas noches, señores.

La mujer me repasa con la mirada sin descaro. Finjo que no me desagrada que me observe de esa forma y le sonrío.

—Soy Amelia y me toca serviles en todo lo que deseen esta noche—No se molesta en ocultar el doble sentido de sus palabras y se muerde su labio dándome una sonrisa coqueta.

—Que placer que una mujer tan guapa nos sirva esta noche. —Le sigo el juego. —Vengo a realizar apuestas.

—Las apuestas comienzan a la media noche. Mientras puedes tomar asiento y disfrutar del espectáculo.

Forzados a odiarnos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora