Daniel
Miro fijamente al idiota que entra a mi oficina con aspecto altivo y creyéndose el dueño del lugar. Me levanto de la silla y lo encaró.
—¿Qué haces aquí?
—Solo vine a ver aún viejo amigo. ¿Qué tal te trata la vida, Dani? Por lo que observo a simple vista, bien.
—No soy tu viejo amigo y sobra decirte que no eres bienvenido. Lárgate.
—Pero que grosero. —Contesta con burla. Camina hasta llegar a la silla frente al escritorio y toma asiento. Aprieto los puños a mis costados. —Lo que tengo que decir no tardará.
—Ojalá me importara lo que tienes que decir, pero, no.
Él rueda los ojos y vuelve a hablar.
—Solo vengo a advertirte que te alejes de Sam, te vi salir del lugar donde trabaja y no te quiero cerca de ella.
—Y ¿Debo hacerte caso, por qué? —Alargo la última palabra.
—Solo es una advertencia.
—Entonces ¿Esta es la parte en la que debo asustarme?—Le respondo con burla.
—No te queda el hacerte el gracioso.
—A ti te queda de maravilla el papel de imbécil.
Él rueda los ojos y se levanta.
—Solo aléjate de ella o el que quedará como imbécil por segunda vez serás tú.
Sale de la oficina y la rabia se extiende por todo mi cuerpo. Los recuerdos invaden mi mente y me dejo caer en el sofá cubriendo mi cara.
Ella no pudo hacerme eso, me repito una y otra vez ¿Por qué? Acaso ¿hice algo mal? Simplemente no puedo aceptarlo. Lloro en mi habitación. Las ganas de llamarla y enviarle cientos de mensajes pasan una y otra vez por mi mente ¿Por qué? me cuestiono otra vez. La rabia se mezcla con la tristeza y la decepción, me levanto de la cama tirando todo lo que se cruza en mi camino. Salgo de la habitación tomando las llaves del auto.
No puedo aceptarlo. Necesito explicaciones de porque no fui suficiente para ella. Una vez llego a su casa me cuestiono si hice bien en venir. Finalmente, bajo del auto. Golpeo la puerta dos veces. La cara de Dylan es lo primero que veo cuando esta se abre.
—¿Qué haces aquí? —Dice él.
Me mira como si no entendiera porque razón estoy parado fuera de su casa.
—Dile a Sam que estoy aquí y necesito hablar con ella.
—No creo que sea una buena idea.
—No te pregunté si era buena idea o no, solo dile que necesito hablar con ella.
—No.
Intento abrirme paso por su lado. Me empuja.
—Deja de ser tan patético, ¿Vienes a dar lastima? Samantha ya fue clara contigo.
—Y una mierda, no me jodas y déjame pasar. —Ahora soy yo el que lo empuja con rabia.
Me abro paso una vez más y esta vez logro entrar, cuando estoy a punto de subir las escaleras, el habla.
—Esta con otro. —Me detengo en seco, el continua. —Lo único que encontraras si entras a su pieza será a Sami durmiendo con otro.
—Mientes. —Aprieto los puños y siento como me desmorono poco a poco, mis ojos se cristalizan y un nudo se comienza a forma en mi garganta.
— ¿Por qué lo haría? Sube a comprobarlo tú mismo.
Miro las escaleras y me giro para abandonar ese maldito lugar.
—Espero que no vuelvas.
—Jódete
Salgo apresurado, me subo al auto y acelero. Mi vista se nubla, el nudo en mi garganta cada vez crece más. Cuando llego a casa ni siquiera me doy el tiempo de estacionar bien el auto. Subo corriendo las escaleras. Mamá se atraviesa en mi camino y me llama. La ignoro.
—¿Cariño?
Ella entra a la habitación y se sienta a mi lado, ya no puedo contener las lágrimas y me refugio en sus brazos apretándola con fuerza.
—Me engaño mami. —Digo llorando como un niño pequeño. Ella toma mi rostro entre sus manos y limpia mis lágrimas susurrándome que todo estará bien.
Me siento indefenso y vulnerable. Necesito esto, que alguien me diga que todo estará bien aunque, no lo este. Que puedo superarlo y que algún día su traición dejara de doler.
Siento que me mueven bruscamente y una lagrima rueda por mi mejilla cuando abro los ojos. La limpió rápidamente.
—Despertó la bella durmiente. —Dice Logan cuando lo miro.
—¿Qué hora es?
—Las 9 ¿Por qué dormiste en la empresa? —El me mira y se queda pensativo antes de soltar. — ¿Todo bien en casa? —Ríe como si hubiese dicho lo más divertido del mundo.
—Tus chistes son pésimos.
—Tu aspecto es pésimo
Ruedo los ojos y voy al baño a cepillar mis dientes, me lavo la cara y mojo un poco mi cabello. Soy un asco.
—¿Quien era el imbécil que quería verte ayer?
—Acabas de decirlo, solo un imbécil.
—Caminaba como si se creyera de la realeza.
—Es el hermano de Samantha.
—¿Te puso en tu lugar por joder a su hermana?
—Algo así—Me encojo de hombros.
—Pues entonces esta bien. Tienes que dejar a la chica en paz.
—Lo haré, de todas formas no me interesa.
—Ahora dilo más convincente para poder creerte.—Ruedo los ojos.
—La dejará en paz. No me interesa seguir pensando en el pasado.—Mentiroso, me dice una voz en mi cabeza. La ignoro.
—Me parece muy bien. Debes avanzar. ¿Qué te parece si vamos al bar esta noche y te presento a una hermosa chica?
Me lo pienso un momento, tal vez, Logan tiene razón, debo darme la oportunidad de poder volver a comenzar, conocer a una chica linda y olvidar el engaño de Samantha. Comenzar a vivir de nuevo sin rencores, olvidando los fantasmas del pasado.
—Esta bien—Le dijo—Vamos.
—Estoy tan orgulloso de ti.
Se me tira encima y me da un abrazo que me corta la respiración.
—Quítate, odioso.
—Siempre arruinando los momentos, gruñón.
—Vete a trabajar que para eso te pago.
Sale de la oficina, antes de cerrar la puerta me tira un beso. Ruedo los ojos.
Debo volver a comenzar me repito. No creo perder más de lo que ya perdí. Le daré una nueva oportunidad al amor. En una de esas, quien sabes, quizás puedo volver a enamorarme.
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Forzados a odiarnos (Terminada)
RomansaSamantha fue presionada a tomar una decisión y esta le costo perder a su gran amor, Daniel. Tres años más tarde y como si el destino se estuviese burlando de ellos, los pondrá cara a cara nuevamente, pero ¿Son 3 años suficientes para dejar de amar...