Capítulo 24

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Daniel

Miro el celular sin poder creerlo aún "Logan despertó" Sam se levanta de la cama y la rodeo con mis brazos levantándola del suelo y haciéndonos girar a ambos.

—Despertó—Le suelto con alegría dejando de girar y abrazándola.

—Lo hizo, lo logro—Me dice con el mismo entusiasmo—Debemos ir ya.

Asiento, Sam sigue con mi sudadera y buzo, pero parece no importarle, de todas formas, luce hermosa. Salimos del edificio y lo primero que hago es llamar un Uber, debo solucionar lo del auto.

Cuando llegamos al hospital, los padres de Logan están ahí al igual que Max, pero no lucen felices y frunzo él ceño. Me acerco.

—¿Cómo está él?

Max me mira.

—Despertó.

—¿Y por qué esas caras de funeral?

—Puedes entrar a verlo, la hora de visita acaba en unos minutos—Dice su mamá.

Le doy una mirada a Sam y ella asiente en mi dirección. Camino por el pasillo hasta llegar a la habitación de Logan. Abro lo puerta y del otro lado está mi amigo, él tubo ya no se encuentra en su boca y tiene los ojos abiertos mirando en mi dirección.

—Joder imbécil, no vuelvas a darme un susto así—Suelto con alivio al verlo mejor que ayer.

Él me mira extrañado y frunce su ceño.

—¿Quién eres? —Dice con dificultad, su voz se oye rasposa.

—¿Cómo que quien soy? ¿No lo sabes?

Un sudor frío me recorre y él me sigue mirando como si no supiera que soy su amigo hace años.

—¿Debería saberlo?

Siento como un nudo se construye en mi garganta y mis ojos se cristalizan. No puede ser, el entendimiento me golpea, no me recuerda. Me giro, no soportó saber que posiblemente perdió la memoria, estoy dispuesto a salir cuando vuelve hablar con dificultad.

—¿Vas a llorar, gruñón?

Percibo un deje de burla en su voz y me giro, está sonriendo.

—Serás imbécil—Suelto enojado.

—Solo fue una bromita—Dice inocente.

Sonrió involuntariamente, no podría enojarme con él ahora y saber que conserva su humor es algo que me pone feliz.

—Lo dejaré pasar solo porque no puedes defenderte si te golpeo ahora.

Él me da una sonrisa y acerco una silla de la habitación cerca de su cama.

—Me diste un susto de muerte—Le confieso.

—Aún no puedo morirme, gruñón, debo ser el padrino de tu boda.

—No me casare—Le digo—Enfrente a papá, debiste ver su cara.

—Yo hablo de tu boda con Sam—Dice— Y esa linda rubia que tiene de amiga será la madrina de Sam y nosotros tendremos que ser pareja y así nacerá el amor.

Seguramente está delirando.

—Ya tienes todo planeado—Le digo divertido.

—Por supuesto.

—No me casaré con Sam, Logan.

—No me digas que no te disculpaste, porque te juro que vuelvo a entrar en coma hasta que dejes de ser un imbécil.

Forzados a odiarnos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora