Epílogo

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Samantha

Retuerzo mis manos en mi regazo mientras espero paciente, Daniel que está a mi lado las separa al notar como las aprieto.

—Relájate, él está bien.

—Lo sé, pero ¿Y si nadie lo hubiese encontrado? —Mi voz se corta al terminar de hablar.

Daniel pasa un brazo por mis hombros y me acerca a él besando mi frente. Permanecemos en silencio. Miro al frente y Astrid está sentada, apoyada en el hombro de su madre, luce triste y tiene rastros de lágrimas en sus ojos.

—¿Familiares de Dylan Evans?

Me paro rápidamente y me acerco al hombre.

—Soy su hermana.

—Él paciente se encuentra bien, solo perdió el conocimiento por los golpes en su cabeza, pero ya descartamos cualquier lesión interna.

Suspiro con alivio y Daniel abraza mis hombros desde atrás.

—¿Puedo verlo?

Él asiente y me guía, un oficial está parado fuera de su puerta y no me molesto en transmitirle todo el odio que siento en estos momentos a través de mi mirada. Se hace aún lado y entro a la habitación, cuando mi hermano me ve, sonríe a penas.

—Sami—Me dice feliz.

No puedo evitar soltar lágrimas al ver su cara llena de golpes y me apresuro a él abrazándolo.

—Auch—Se queja—Cuanta agresividad.

—Estaba tan asustada.

—Estoy bien—Susurra—Solo fueron unos cuantos golpes.

—Esos enfermos pudieron matarte, Dylan.

Él suspira y tomo su mano.

—Merezco todos los golpes del mundo, Sami.

Ruedo los ojos enojada.

—No y en caso de merecerlos, debería ser yo quien te los de.

Él sonríe, pero su sonrisa no llega a sus ojos.

—Astrid está afuera—Se tensa y yo continúo—Me dijo que no querías verla y que no aceptabas sus visitas ¿Qué diablos te pasa?

—Es mejor así—Dice simplemente.

—¿Mejor así?

—Déjalo estar, Sami—Suspira—Mejor háblame de ti, ¿Falta poco para que comiencen tus clases?

—No quiero hablar de mí—Me cruzó de brazos.

Él rueda los ojos.

—Entonces no hablaremos—Se cruza de brazos al igual que yo.

Nos mantenemos en silencio sosteniéndonos la mirada.

—¿Por qué insistes en alejarla? —Insisto.

—Ya basta.

—No.

—Sí.

—No.

—Olvidaba lo molesta que eres.

—Pues recuérdalo, porque no pararé hasta que me lo digas ¿Por qué quieres alejar a la única persona que realmente te hace feliz?

—Porque no la merezco, Sam ¿No lo entiendes? Pasaré años encerrado y no puedo—Hace una pausa—Simplemente no puedo arrastrarla a esto conmigo, ella merece mucho más, necesita vivir su vida, no estar con alguien que no tiene nada que ofrecer.

Forzados a odiarnos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora