Capítulo 23

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Samantha

Daniel se levanta, puedo notar que su cuerpo esta tenso y su mano libre forma un puño, baja el celular de su oreja y se gira en mi dirección.

—¿Pasa algo?

Suspirando se acerca hacia mí, se sienta otra vez y toma mi mano. Su mirada está cargada de preocupación y ¿miedo?

—¿Qué ocurre, Daniel?

Él solo me mira y acaricia mi mejilla, cierro los ojos instintivamente.

—No permitiré que nada te pase.

Abro los ojos al escucharlo decir eso.

—¿De qué hablas? —Pregunto confundida.

—No me hagas caso pequeña.

Él vuelve a acariciar mi rostro, sus palabras me confunden, pero lo dejo pasar, en algún momento tendrá que decirme.

Los padres de Logan se acercan.

—Hijo—La mamá de Logan se dirige a Daniel—Deben ir a descansar, ya es de madrugada y de todas formas no podremos ver a Logan hasta que le realicen todas las operaciones—Su voz se quiebra un poco al final.

—No me gustaría irme y dejarlo aquí.

—Te avisaremos cualquier avance hijo, pero debes descansar, ambos deben hacerlo—Me da una mirada tierna.

Daniel suspira y se levanta, su mirada es triste, luce cansado y sus ojos están hinchados por sus lágrimas, ella tiene razón, él debe descansar.

—Por favor, no dude en llamarme.

—No lo haré, ahora lleva a esta jovencita a dormir.

Él toma mi mano, me despido de los padres de Logan y caminamos por él pasillo. Fuera del hospital nos topamos con Max.

—Los llevo—Dice él.

Daniel asiente dándole las gracias, nos subimos a su auto y nos dirijamos al pent-house. Miro al chico a mi lado y está perdido en sus pensamientos, diez minutos después llegamos, Daniel baja y yo considero decirle a Max si me puede llevar a mi departamento.

—¿Sam? —El mete su cabeza dentro del auto.

—Yo le quería preguntar a Max si me lleva....

—Quédate conmigo—Dice el interrumpiéndome—Por favor

Me ofrece su mano, miro a Max quien me da una pequeña sonrisa y me despido tomando la mano de Daniel. Caminamos en silencio hasta su piso y los nervios invaden mi cuerpo, la última vez que estuve aquí nada salió bien.

Daniel entra y se hace aún lado para que yo pase.

—Puedes dormir en la habitación de invitados—Dice a mis espaldas.

—Es una buena idea.

Caminamos hacia ella y el me deja frente a la puerta.

—Iré a buscar ropa para que te cambies.

No digo nada y me adentro a la habitación, es tan grande como la de él, me acerco a la cama y me siento en el borde, Daniel entra al poco tiempo.

—Ten.

Me ofrece la ropa que trae en sus manos, es una sudadera de él y un buzo.

—Te quedará un poco grande pero servirá.

No sé porque se siente tan incomodo todo, es como si ninguno supiera que hacer o decir.

—Gracias—Le doy una sonrisa de boca cerrada.

Forzados a odiarnos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora