Capítulo 27

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Samantha

Me besa con una intensidad arrolladora que olvido hasta como me llamo, Dios, concéntrate Sam. Daniel deja mis labios para descender por mi cuello, su nariz se pasea por este y deposita besos que erizan mi piel.

Sus manos bajan por mi cuerpo hasta detenerse en mis muslos y de un movimiento me levanta, enredo mis piernas alrededor de su cintura. Vuelve a besarme, no es un beso tierno, está cargado de deseo y se lo correspondo de la misma forma.

No sé exactamente como llegamos a su escritorio, tira todo lo que hay encima y me deposita en él. Vuelve a despegarse de mis labios, deposita pequeños besos en mi mejilla y vuelve a bajar por mi cuello, sube lentamente y muerde el lóbulo de mi oreja, ahogo un jadeo. Sus manos en mis mulos hacen caricias que no me dejan concentrarme y siento que me voy a desmayar en cualquier momento, una de sus manos se comienza a mover dolorosamente lento hacia la parte interna de mis mulos y tiemblo.

—No—Dice de la nada.

Lo miro sin entender, mi respiración esta agitada y no consigo formular palabra.

—¿Qué? —Digo y mi voz suena más aguda de lo que pretendo.

Él me da una sonrisa y apoya su frente contra la mía.

—No será aquí, Sam.

¿Ósea que si puede ser en otro lado? pienso internamente y alejo ese pensamiento, concéntrate.

—Yo...

—Vamos.

Él toma mi mano y me arrastra fuera de la oficina, ya en el auto me mira, su mirada es intensa, involuntariamente humedezco mis labios, para él no pasa desapercibido el gesto, aprieta sus puños en el volante y pone en marcha el auto, mi corazón late como loco y estoy ansiosa, necesito calmarme. ¿Qué me pasa?

Cuando llegamos al pent-house el cierra la puerta y se gira, nos miramos fijamente, ninguno dice nada.

Daniel acorta la distancia que nos separa y sujeta mi rostro besándome con ansias, mi espalda golpea la pared y el sujeta mi nuca tomando un puñado de mi cabello, jadeo y subo mis manos a sus hombros acercándolo más a mí. Me levanta del suelo y nuevamente enredo mis piernas en su cintura, el aprieta mi trasero y suelto un jadeo en sus labios, se separa de mí para abrir la puerta de la habitación, cuando estamos dentro la cierra de una patada y me deposita en la cama, cerniéndose sobre mí.

—Sam—Susurra—Esta es la parte donde debes detenerme.

Me mira y yo hago lo mismo, mi mano se desliza por su pecho y siento su corazón latir fuertemente bajo mi palma, el contiene la respiración cuando me levanto un poco depositando un beso en su cuello y seguido de eso subo mis manos a su cuello uniendo nuestros labios.

—No te detengas—Susurro en medio del beso.

Daniel gruñe y toma el control del beso, sujeta mi cabello en un puño profundizándolo, se separa y desabrocha la parte de arriba del uniforme de trabajo sacándolo por mi cabeza. Quedo solo en sujetador y el rubor sube a mis mejillas, normalmente sentiría vergüenza, pero la forma en que me mira, joder.

—Eres tan hermosa.

Vuelve a besarme y baja por mi cuello, su nariz se desliza por el valle de mis senos y una de sus manos sube apoderándose de uno, mi respiración se acelera y un calor se comienza a formar entre mis piernas, las aprieto y mis uñas se entierran en sus hombros. Sigue bajando, dejando besos en mi abdomen que me hacen contener la respiración, sus manos llegan al botón de mis pantalones y me los quita, quedo solo en bragas y sujetador.

Forzados a odiarnos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora