Prólogo.

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Lo miro, un nudo se instala en mi garganta recordando el motivo por el que lo cité aquí.

—Hola —lo saludo cuando estoy a pasos de el. Se gira mostrándome su hermosa sonrisa.

—Tardaste siglos Sam —Me abraza he intenta besarme, giro el rostro.—¿Pasa algo malo? —Me pregunta preocupado.

Lo miro de nuevo, no quiero darle más vueltas a esto, así que lo suelto rápido.

—Te engañé.

El se queda en silencio y me mira como si me hubiese vuelto loca.

—De que hablas tontita —Me sonríe e intenta acercarse. Retrocedo —Samantha si es una broma es de muy mal gusto. Eres mi Sam, tu no me engañarías.

—No es una broma, te engañé. —Intento sonar lo más fría posible.

Su mirada que hasta ese momento era dulce, se transforma y me mira de manera seria.

— ¿Por qué? —Dice en un susurro — ¿Por qué? —Vuelve a preguntar esta vez mas alto—Creí que esto iba enserio, pensé que... que

— ¿Qué pensaste? — Le pregunto fingiendo reírme—Vamos Dan, era cuestión de tiempo para que tu me hicieras lo mismo.

—De que mierda hablas —Me dice con enojo —Sabías que no iba hacerte algo así, cambie por ti, es tan cliché como se escucha, pero lo hice, porque me gustas de verdad. Te amo—Me suelta desesperado, me mira y se que quiere que desmienta lo que dije.

Lo dijo, me ama. Algo dentro de mi pecho se aprieta. Odio no poder decirle que lo amo de la misma forma que el a mi. Odio no ser valiente, pero esto es mejor para ambos.

—Se que tu igual me amas Sam. —Vuelve a hablar —Podemos llevar esto, se que te asusta la diferencia de edad y como actuaba antes de...

—No te amo —Lo interrumpo, dejarlo hablar solo provoca que quiera decirle la verdad.

—Mientes.

—Tengo 17 años, no sé que es amar realmente, solo me gusto que el chico lindo se fijara en mi.

Su mirada ya no es dulce, ni fría, me mira con odio.

—No vuelvas a cruzarte en mi camino, lo digo enserio.—Es lo último que dice, pero vuelve a girarse—Estas muerta para mi.—Luego de eso desaparecer en la esquina de la calle.

Lloro, no puedo detener las lágrimas, lo perdí para siempre. Alguien toca mi hombro y no tengo que girarme para saber quien es.

—Hiciste bien pequeña sami, ese niño rico se aburriría de ti de todas formas.

—No me toques. — Le suelto molesta.

Se que lo mejor fue alejarlo, al menos mi hermano me convenció de que era lo mejor.
Miro por última vez por donde se fue y suspiro. Hiciste lo correcto me repito.

Forzados a odiarnos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora