Capítulo 19

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Daniel

Observo a Sam dormir mientras acaricio su mejilla. Suspiro frustrado. Esta es la tercera noche que se despierta asustada pidiendo ayuda. La impotencia se apodera de mí al no poder hacer nada para evitarlo, solo tranquilizarla cuando las pesadillas invaden su mente.

Sam se remueve.

—Estoy aquí—Le susurro para calmarla.

—Lo siento—Dice adormilada—No quería despertarte.

Beso su cabello y la acerco a mi para que recueste su cabeza en mi pecho.

—Vuelve a dormir, Sam.

Ella se acomoda y suelta un suspiro. Su respiración se va haciendo más lenta y compruebo que se durmió. Los parpados comienzan a pesarme y pronto me encuentro quedándome dormido con Sam entre mis brazos.

Siento la alarma del móvil sonar y gruño, no he dormido suficiente. Lo tomo apagando el molesto sonido y con cuidado quito a Sam intentando no despertarla. Papá me pidió que estuviera en la empresa temprano porque necesitaba hablar conmigo.

Me doy una ducha rápida, cuando término me envuelvo una toalla en la cintura y cepillo mis dientes. Miro a Sam que duerme plácidamente sin notar que me levante. Con Logan decidimos que era mejor que se tomará unos días de descanso debido a las circunstancias.

Me visto con un traje color negro y camisa blanca que tengo para trabajar en la empresa y salgo de la habitación no sin antes darle un beso a Sam y dejar un mensaje en su móvil.

Conduzco a la empresa y saludo a los guardias cuando entro. Ya en el último piso me acerco a lucia, mi secretaria. La saludo.

—Papá vendrá hoy, cancela mis reuniones de la mañana.

Ella asiente y me despido adentrándome a la oficina. Es raro que quiera verme a estas alturas del año. Normalmente cuando quiere decirme algo solo me llama y ya está.

Diez para las once de la mañana Lucia entra a la oficina.

—El señor Navarro ya está aquí—Dice y papá aparece detrás de ella.

—No es necesario que me anuncies, es mi empresa.

Ruedo los ojos ante su comentario. Engreído.

—Padre—Me acerco a él y estrecho su mano.

—Veo que todo marcha bien, me detuve a comprobarlo.

—Sabes que no te decepcionare.

Lo miró con admiración, siempre he querido que se sienta orgulloso de mí y sé que lo estoy legrando de cierta forma.

—Lo sé hijo, por esto estoy aquí hoy. Para pedirte una última cosa.

Arqueo una ceja en su dirección.

—Sentémonos.

Él se sienta y voy por dos vasos de whisky.

—Iré directo al punto, Daniel. Hace unas semanas la empresa de los García se contactó conmigo.

Eso llama mi atención inmediatamente. Hace años buscamos hacer negocios con ellos. Son como la segunda empresa comercial más grande después de nosotros.

—Ellos me ofrecieron un acuerdo, algo que beneficia a nuestra empresa, ayudándola a expandirse internacionalmente.

—Eso es una excelente noticia.

—Solo tienen una pequeña petición.

Lo miro para que continúe hablando.

—Su petición es unir nuestros apellidos.

Forzados a odiarnos (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora