37 | SCARS

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(CICATRICES)

JUNG KOOK





—¿A dónde vas Yoon Gi? —preguntó Joonie cuando tomó las llaves de la camioneta y se puso la chaqueta con rabia.

—¿No es obvio? —respondió molesto—. A partirle la cara a ese hijo de puta.

—¡No! —dije, interponiéndome en su camino al igual que Kim—. No lo hagas, por favor, hyung. No vine a decírselos para causar más problemas.

—El chico tiene razón —intervino el moreno—. Si te vas contra Choi, no tendremos a la justicia de nuestro lado.

Yoon Gi lanzó las llaves al suelo y tomó a Joonie por el cuello de su remera.

—¿Me estás diciendo que esperes de brazos cruzados? —escupió con molestia—. ¿Tú? ¡¿Precisamente tú?!

—Entiendo cómo te sientes, pero no sacarás nada.

—¿Quieres que me quede sentado? —soltó al más alto y golpeó su puño contra la puerta—. ¡Maldita sea, Nam! ¡Ese tipo casi mata a Hae!

—¿Qué?

Solté al mayor y me quedé estupefacto.

Ambos se observaron un momento, cayendo en cuenta de que estaba aquí y se lamentaron de haber soltado esa bomba sin anestesia siquiera.

Cuando vi a ese tipo, imaginé que la situación era mala, pero nunca creí que tanto.

«Ahora entiendo porque noona reaccionó así».

El chico de cabellos color menta se dejó caer sobre el sofá con la cabeza entre las manos, tratando de recuperar la cordura mientras Joonie se quedaba con las llaves del vehículo y se sentaba junto a mí, dispuesto a reabrir una herida que, por lo visto, seguía en etapa de recuperación.





[...]







Min se acomodó en mi pecho y la sensación de tenerla en mis brazos me tranquilizó como nunca.

Besé su frente y la acomodé en la cama, debía regresar a mi habitación o nos meteríamos en problemas, pero mi novia no me dejó ir ni siquiera en sueños.

—Kook —llamó, sentándose en el colchón.

—¿Sí?

—¿No vas a preguntarme nada?

—¿Quieres que lo haga? No quiero presionarte.

Alcancé su mano y besé su piel en un gesto de comprensión, palmeó mi lugar vacío en la cama y regresé ahí.

—Quiero hacerlo, necesito hacerlo —confesó, mordiéndose los labios—. Hemos llegado demasiado lejos para estancarnos aquí.

Traté de no malinterpretar sus palabras, pero mis mejillas reaccionaron primero y se sonrojaron al recordar noches y mañanas tan placenteras e íntimas como en Gyeongsan.

«¡No es momento de pensar en eso, idiota!».

Me reprendí y con un torpe carraspeó me concentré en mi chica más que dispuesto a sostenerla y reconfortarla como se lo merecía.

Tomé su mano entre las mías y me dediqué a acariciarla con la yema de mis dedos.

—No siempre he sido una chica buena, Kook —confesó y sus palabras me tomaron totalmente desprevenido.

—¿L-Lo dices en serio?

Mi chica asintió y me pregunté a qué se refería exactamente.

—Era como... Moon Hee.

Mis ojos se abrieron como platos y traté de controlar mi expresión. No quería ni debía ser grosero.

—Lo digo por su apariencia —aclaró, aludiendo a su forma de vestir y el maquillaje con un gesto de su mano—. Y no, no me dedicaba a hostigar a los chicos lindos como tú —bromeó.

Sonreímos ante su explicación y nos quedamos en silencio por unos momentos antes de retomar la charla.

—Sé que sonará estúpido, pero... Cuando Ho Seok comenzó a estudiar en la universidad dejé mis clases de judo y entré en una etapa de rebeldía.

Alcé una ceja ante el detalle.

Sabía que ellos eran muy buenos amigos, pero no imaginaba que lo eran a tal grado.

—Verás, no siempre fui encantadora y agradable —continuó—. Me parecía mucho a ti, a decir verdad. Era tímida, introvertida y terriblemente insegura, así que cuando me cambió por sus estudios... Me revelé.

Me tomé unos segundos para asimilar la información.

Cualquiera que la escuchara, pensaría que su actitud era un verdadero sinsentido, sin embargo, y considerando el apego que puedes llegar a alcanzar con quien de algún modo ha cambiado tu vida —sobre todo si era para mejor— no era tan difícil de comprender.

«Cuando los caminos se separan y las prioridades cambian es muy fácil sentirse traicionado».

—Me fui al otro extremo y comencé a relacionarme con lo peor de lo peor: Jang Hyuk y Young Do.

Fruncí el ceño al no reconocer el nombre del primer tipo.

—Era un juego absurdo e inofensivo hasta que mi "estilo de mujerzuela" trajo problemas —dijo, remarcando las comillas con disgusto y entendía a la perfección, porque llevar poca ropa no le daba derecho de nada a nadie.

Hae Ryung dejó escapar un suspiro pesado y supe que era el momento de escuchar lo peor.

Se llevó las manos a la cabeza y rodeé sus hombros en un abrazo de apoyo, envolviéndola con el resto de mi cuerpo para que se sintiera protegida.

—Jang Hyuk intentó sobrepasarse.

Se aferró a mi camiseta y comencé a acariciarla, esperando que dejara de temblar.

—Young Do se dio cuenta y transformó su vida en un infierno. Luego de eso, Kim buscó venganza y...

Apretó los labios en una línea y sentí un nudo en la garganta.

—Colocó algo en mi bebida mientras estábamos en una fiesta, así consiguió encerrarme en una vieja comisaría para...

Las lágrimas comenzaron a caer por sus mejillas y traté de consolarla, acurrucándola contra mi pecho.

—No lo digas, cariño —pedí, sintiendo cómo la rabia y la impotencia me embargaban—. Ahora todo está bien, me tienes aquí contigo —besé su frente y traté de no pensar en otra cosa que no fuera su bienestar—. Te prometo que no te pasará nada.

Asintió reiteradas veces, hundiendo su cara en mi cuello y rodeándome con los brazos mi cintura.

—No consiguió nada, Kook —reveló con los ojos irritados—. Logré escapar antes de que me pusiera un dedo encima, pero el recuerdo...

Besé sus labios brevemente y la devolví a su lugar.

Con un alivio tremendo y una convicción inquebrantable, a pesar de enterarme que Choi había desarrollado una obsesión enfermiza con mi novia tras el altercado con Jang Hyuk.

—Sus padres lo sacaron de Corea cuando los Jung intervinieron —dijo ya más tranquila—. No pensé que volvería a verlo.

—Podemos irnos si quieres —ofrecí, ganándome su atención de lleno.

—¿E-Estás hablando en serio? —asentí—. Pero aquí están tus amigos, tu familia y los míos también.

—Puedo ir a donde sea, siempre y cuando sea contigo —aseguré y la expresión en su rostro me dijo que cualquier sacrificio que hiciera por ella valdría mil veces la pena—. Estaré ahí para ti, como tú siempre lo estás para mí.





───── 𝐍𝐎𝐎𝐍𝐀 ─────
전정국

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