(CALCOMANÍA)
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HAE RYUNG
Meses atrás
-Volveré en un momento.
Nam Joon acarició mi cabeza y regresó al interior del hospital.
Crucé el aparcamiento y me senté en una de las bancas en el área de descanso solitaria y sigilosa, un panorama totalmente opuesto a lo que ofrecía Urgencias por culpa del accidente múltiple que se había llevado la vida de muchos.
Incluyendo la de mi madre.
Cerré los ojos y me llevé las manos a la cabeza, rogando que el dolor abismante en mi pecho tomara forma de una vez por todas y se desbordara en lágrimas pero, sin importar cuanto implorara, mis mejillas permanecían secas, avivando el remordimiento que me dejaba emocionalmente entumecida.
Un aroma familiar me invitó a alzar la vista y reconocí a Seok Jin en medio de la noche, trayendo café en una mano y mi chaqueta en la otra.
-Ten.
Mis manos recuperaron cierta sensibilidad bajo la calidez del envase desechable y, aunque mi cuerpo se hallaba a salvo de las bajas temperaturas, mi cuerpo se negaba a entrar en calor.
De algún modo, el frío de la medianoche se había agazapado en mis huesos.
-¿Te llevo a casa? -preguntó al cabo de un rato y la cordialidad en su tono remeció brevemente mi corazón.
-Quiero... -carraspeé, recuperando mi voz-. Quiero quedarme un poco más.
El universitario asintió, dejando unas cuantas palmaditas en mi hombro y deseé que su apoyo se materializara en un abrazo que no ocurriría porque Seok Jin no estaba acostumbrado a tales muestras de cariño.
«¿Qué fue lo que vi en él entonces?».
El último trago de café se deslizó por mi garganta y deseché el envase en el contenedor de basura, mientras el chico con el que salía me contaba que había llamado al Profesor Jung para dejarlo al tanto de la situación.
Agradecí el gesto, pues ya no tendría que preocuparme por la escuela y otros asuntos de los cuales, seguramente, la familia de Ho Seok se haría cargo.
Luces blancas iluminaron el asfalto del estacionamiento, anunciando que ya no nos encontrábamos solos.
Dos hombres bajaron de la ambulancia recién aparcada y quise correr hacia el hospital, esconderme de lo que sus uniformes oscuros significaban, pero solo conseguí caminar con Kim siguiéndome de cerca.
Empujé las mamparas de cristal y me adentré al pasillo, congelándome en mi sitio al encontrarme con una camilla siendo empujada en mi dirección.
Cerré los ojos y me apegué a la pared, no quería ver cómo se llevaban a nadie al crematorio.
A nadie.
Di un respingo al sentir a Kim en mi hombro y me apresuré a mirarlo, descubriendo por encima de su hombro a un castaño tratando de alcanzar al enfermero.
-¡Suéltame, Yu Gyeom! -gritó, batallando contra un sujeto alto y de cabello rubio-. ¡No puedo dejarla sola! -sentenció, liberándose finalmente de su agarre.
Entonces todo pareció transcurrir en cámara lenta.
Con pies descalzos y lágrimas en el rostro, el adolescente corrió a través del corredor, atravesando las puertas demasiado tarde.
La ambulancia se volvía más y más pequeña en la distancia, dejándolo roto en el estacionamiento.
Sus rodillas impactaron contra el suelo y, mientras su amigo lo tomaba entre sus brazos, un nombre salió de su boca.
-¡HA YOON!
El chico alto apoyó a su compañero contra su pecho, meciéndolo en un intento de que se aferrara a la cordura, a la vida, pero el castaño lucía tan devastado que su tristeza no tardó en avivar la mía.
-¿Hae Ryung?
La voz de Seok Jin se distorsionó como todo a mi alrededor y mis piernas cedieron de golpe.
Mi novio me hablaba, pero nada de lo que decía entraba en mi cabeza. Mis ojos estaban fijos en el castaño y las lágrimas comenzaron a brotar.
Kim me envolvió entre sus brazos, intentando tranquilizarme, pero el gesto tuvo el efecto contrario.
Comencé a gritar sin sentido, golpeándolo cada vez que intentaba llegar a mí y comencé a llenarme de desprecio, de insultos, de culpa.
Mi nombre resonó a lo lejos y la urgencia por desaparecer se volvió apremiante.
Mis manos empuñadas arremetían contra mi cabeza sin descanso, provocando un golpeteo tosco y violento que no bastaba para calmar la quemadura asfixiante en mi pecho.
Diversas sombras me rodearon, deteniendo los golpes hasta que un piquete atravesó en algún lugar mi piel y la desesperación inició su retirada, dejándome sumamente agotada.
Alguien levantó mi cuerpo.
Alguien tomó mi mano.
Alguien susurró palabras de aliento.
Entonces el mundo comenzó a desvanecerse lentamente, dejando en mi retina al castaño que, por esta noche, era una réplica exacta de lo que era y de lo que sentía.
───── 𝐍𝐎𝐎𝐍𝐀 ─────
전정국

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::: 𝐍𝐎𝐎𝐍𝐀 :::
FanfictionTratando de romper su mala racha amorosa, Hae Ryung decide seguir el consejo de su mejor amiga y comienza a salir con Jung Kook, un chico bastante tímido que al parecer se ha enamorado a primera vista de ella. Mientras ambos disfrutan de una relaci...