19 | MISTAKE

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(ERROR)

JUNG KOOK






—¿Te sientes bien? No has comido mucho.

Faltaba poco para que la hora del almuerzo terminara y Hae Ryung apenas había tocado su comida.

—¡Perfectamente! —respondió, tratando de encubrir el cansancio en su rostro con una sonrisa—. Es solo que...

»No quiero comer mucho, ya sabes cómo son las clases de Jae Wan.

Si bien no era aconsejable hacer ejercicio con el estómago lleno, tampoco lo era enfrentar el siguiente periodo con el estómago vacío.

Conocía las rutinas del Entrenador Kim y menos de medio sándwich no bastaba para sobrevivir a ellas. A no ser que te quebraras una pierna y lo escucharas gritar desde la banca.

—Pues no te creo —dije.

Llevé mi mano a su frente, comprobando si tenía temperatura.

Las mañanas frías y las tardes calurosas eran la combinación perfecta para un resfriado.

Me quité la bufanda y la coloqué con cuidado alrededor de su cuello. No tenía fiebre, pero estaba muy helada, así que reemplacé su jugo de naranja por mi Latte.

—Mucho mejor.

Acaricié su mejilla, disfrutando cómo recuperaba cierto color bajo mi toque y, aprovechando nuestra cercanía, le susurré al oído:

—No quiero que te enfermes.

Nuestras miradas coincidieron y la proximidad de nuestros rostros revivió los besos compartidos.

Un recuerdo que, al parecer, le robaba el apetito.

Alguien carraspeó y a regañadientes volví a concentrarme en mi comida, después de todo, no estábamos solos en la mesa.

—Deberíamos comer por separado —sugirió Tae Hyung, abanicándose el rostro con la mano—. Es otoño, pero hace un calor aquí —agregó silbando.

Yoo Jin asintió fingiendo una indignación que pronto se desvaneció bajo una sonrisa dichosa.

—Me alegra verlos así —comentó Ji Min con tal nostalgia que nos quedamos viéndolo preocupados.

Últimamente el mayor no estaba pasándolo bien.

—Lo siento —se disculpó—. No era mi intención arruinar el ambiente.

Kim le dio unas palmaditas en el hombro, empatizando con su reacción para luego llevarse la mano a la boca y confesar entre sollozos fingidos:

—Está tan grande.

Las risas estallaron en nuestra mesa antes de que la cafetería comenzara a desocuparse, el timbre estaba por sonar y debíamos ocuparnos de nuestras bandejas vacías.

—Nos vemos después, noona —dije, asegurándome de que se mantuviera abrigada.

Hoy el clima estaba particularmente frío.

Hae Ryung asintió, dando un último apretón a mi mano y partió a su salón dejando estelas de vapor a su paso. Tae Hyung me abrazó por los hombros y comenzó a desordenar mi cabello.

—Deja de mirarla tanto o la vas a gastar, Kook.

Puse los ojos en blanco y me separé.

Le di un golpecito amistoso en el estómago y luego salí corriendo a mis clases, diciéndole que era un envidioso.






[...]








—¿Cuándo es el juego? —preguntó Ji Min, quitándose de la cabeza la toalla.

Volvíamos de una larga y merecida ducha.

El entrenamiento de hoy había sido especialmente brutal, ya que el Entrenador Kim no quería por ningún motivo repetir los errores del primer juego.

«Si hubiera estado ahí...».

Negué con la cabeza.

El equipo había ganado y eso era lo que importaba, no que mi ego se resintiera un poco por haber estado animándolos desde las gradas sin poder hacer mucho.

—En dos semanas —respondió Tae Hyung sentándose ya vestido en una banca.

—¿Dos? —repitió Park indignado—. Entonces, ¿por qué nos está torturando ahora?

Asentí sumándome al cuestionamiento del pelinaranja, incluso el Doctor Jung opinaba que el hombre se había excedido.

—¿Porque todavía no supera la paliza que nos dieron en la primera mitad del juego? —cuestionó de vuelta Kim—. De todos modos, ya terminó, esperemos que no sea igual en los próximos días.

Ajustó mejor la mochila sobre su hombro y le dijo a Ji Min que lo esperaría en el restaurante dos calles abajo.

Me uní a él en el camino, de seguro Hae Ryung me estaba esperando en el lugar de siempre.

—¿Sucede algo? —preguntó cuando me detuve.

—Olvidé algo —respondí, toqueteándome los bolsillos—. Nos vemos mañana.

Se despidió con un gesto de su mano y me devolví a los camarines, encontrando a Park con mi billetera en sus manos.

«Joder, no».

Crucé la habitación y se la quité, arrancándole también de golpe la fotografía que solía llevar en ella.

—No deberías hurguetear en las pertenencias de otros.

—Jung Kook, yo no...

Di media vuelta, pero no llegué muy lejos.

—Por Dios, esa foto... —dijo, apretando su agarre en mi brazo—. La chica de esa foto...

—Tengo que irme —espeté, no tenía ganas de hablar sobre el tema.

«Ni ahora ni nunca».

—¿Qué hiciste, Kook? —preguntó abrumado y tuve que ignorar la preocupación en sus ojos—. El parecido es innegable, pero ella... —tragó con fuerza—. Ella no es Hae Ryung.

Me zafé.

Ignoré el sentimiento contradictorio que aquella realidad desataba en mi pecho y me mordí la lengua para no ser grosero.

—Jamás viste esa foto.

—Pero... —refutó, llevando su mano a mi hombro.

—No es nada —corté glacial.

Me aparté y salí lo más rápido que pude de los vestidores, ella era un secreto que tenía que llevarme a la tumba.






───── 𝐍𝐎𝐎𝐍𝐀 ─────
전정국

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