23 | GOODBYE

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(ADIÓS)

JUNG KOOK

Meses atrás






-¿Y?

Ha Yoon alcanzó uno de los bombones en la caja y se lo llevó a la boca luego de quitarle el envoltorio.

-¿Qué tal tu primera semana de clases? -continuó, tomando un chocolate relleno de almendras esta vez.

-Bien. Supongo.

-Solo... ¿Bien? -insistió la dueña de una oscura melena, adueñándose del paquete de papas fritas que intentaba abrir-. Por favor, Kook, puedes hacerlo mejor -dijo, entregándome el envase abierto-. No todos los días llega un chico lindo transferido de Busan.

-Pues... -terminé de tragar las papas fritas-. No soy el único de Busan.

-¿En serio? -asentí, probando mi bebida.

-Aunque Ji Min lleva más tiempo en Seúl y no tiene tanto problema con su satoori.

La pelinegra sonrió, insistiendo que mi acento era uno de mis muchos encantos.

Pero yo no pensaba de esa manera.

Llamaba demasiado la atención para ser un alumno nuevo y el interés empeoraba a niveles insoportables cuando abría la boca.

«En realidad, las chicas se vuelven locas por el simple hecho de verme respirar».

Ignoré las voces chillonas que me perseguían apenas llegaba a la escuela y me concentré en los puntos buenos que la institución me ofrecía a cambio, algo realmente difícil.

Sin Ha Yoon y Yu Gyeom a mi lado estaba a cientos de kilómetros de mi zona de confort.

-Quiero volver a casa -confesé, probando a medias mi pastelillo-, no me puedo acostumbrar a este lugar -dije, observando el panorama nocturno que ofrecía el complejo de edificios donde vivíamos hace un mes.

-¿Y por qué no se lo dices a tus padres? Vivir en departamentos no es lo tuyo después de todo.

Le di la razón.

Me sentía como un pez fuera del agua entre tanto cemento.

El ambiente capitalino, por muy variado y conveniente que fuera, estaba lejos del entorno relajado, natural y vívido que me ofrecía la costa y todos los recuerdos que había hecho con mis dos únicos amigos parecían estar asfixiándose entre cuatro paredes.

-Debería pedirles que me dejaran volver, no es lo mismo si no te tengo a mi lado, Ha Yoon -le hice ver, jugueteando con el borde de mi camiseta.

-¿Y si me transfiero de escuela también? -ofreció-. Gyeomie... -bajó la cabeza y fue su turno de jugar con su ropa-. Tu amigo estaría encantado de mudarse también, estoy segura -agregó con una sonrisa acompañada con un leve rubor en sus pómulos.

-¿L-Lo dices en s-serio?

Un cristal se rompió a lo lejos, interrumpiendo nuestra conversación de golpe.

-¡Otra vez estás borracho, maldito inútil!

Las palabras llegaron amortiguadas, pero fueron claras.

Y mi pecho se apretó.

Otro estruendo le siguió y me apresuré por salir de mi dormitorio, pero la pelinegra me lo impidió cerrándome el paso con su diminuto cuerpo.

-Será mejor que nos quedemos aquí, Kook -sugirió, mirando en dirección a la sala de estar-. No creo que sea buena idea meternos, mis padres se encargarán de la discusión... Otra vez.

-¿Otra vez? -repetí incrédulo-. Imposible, ellos... Ellos ya no discuten así.

Mi vida familiar era un desastre desde que tenía memoria, sin embargo, mis padres se habían esforzado por dejar sus vicios y peleas atrás.

El alcohol y la falta de atención ya no eran un problema entre nosotros, por eso nos habíamos mudado a Seúl, queríamos darnos otra oportunidad como familia y empezar de nuevo sin la opinión hiriente de los demás.

-Por favor -insistió cuando quise salir de mi habitación-. No te hará bien verlos así.

-¿Sabías de esto? -pregunté, temiendo que su respuesta fuera afirmativa.

-Acabo de enterarme -confesó cabizbaja.

Di un paso atrás y luego otro y otro.

Mis padres se estaban desmoronando una vez más y era el último en enterarme.

Temiendo que el padre de Ha Yoon no pudiera contener al hombre que bebido adquiría una fuerza descomunal, me precipité por el pasillo queriendo ayudar.

Mi peor error.

Mi padre gritaba apuntando en mi dirección, sin saber que estaba ahí, con una pistola en la mano.

Mi sangre se congeló a causa de la rabia que inundaba sus ojos y la sonrisa cínica desfigurando su cara me puso la piel de gallina.

Retrocedí buscando seguridad, pero mis nervios me traicionaron y revelé mi presencia destrozando una vasija.

-¡Kook!

Todo pasó tan rápido que ni siquiera tuve tiempo de reaccionar. La voz de Ha Yoon resonó en mis oídos...

Junto al disparo que se incrustó en su pecho.

Directamente en su corazón.

Mi mundo se vino abajo.

El brillo de sus ojos me dejó para siempre.






───── 𝐍𝐎𝐎𝐍𝐀 ─────
전정국

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