11 | I DO

5.2K 552 74
                                    

(ACEPTO)

HAE RYUNG






—¿Puedo abrazarte?

—No, no puedes —respondí, disimulando lo mejor que pude mi sonrisa.

Un dulce puchero abultó su labio inferior y reprimí las ganas de pellizcar sus mejillas.

El castaño dejó el resto de loza sucia en el lavaplatos y se colocó a mis espadas, tomándome por sorpresa cuando se dedicó a acomodar mi cabello.

—Ya está —dijo, devolviendo el prendedor a su lugar original—. ¿Mejor?

—Mejor —contesté—. Gracias.

Su sonrisa iluminó la cocina y mi pulso se disparó por millonésima vez, transformando el aleteo en mi estómago en una verdadera estampida.

Mientras me encargaba de los trastes sucios, Jeon se ocupaba de los que ya estaban limpios, dedicándome una mirada tan intensa que lo sentía prácticamente encima de mí.

—Gracias, noona.

—¿Mhm? ¿Por qué? —cerré la llave, me sequé las manos y me quité el delantal.

—Por todo.

Desde el incidente del baño, nos dedicábamos todo el tiempo podíamos: nos poníamos de acuerdo para ir a la escuela y pasábamos los recesos con nuestros amigos para luego volver a casa juntos y disfrutar de una rica cena en compañía del otro.

—Lo hago encantada.

Sus dientes frontales asomaron en una sonrisa adorable que se desvaneció tan pronto como llegó.

—Oh, casi lo olvido —se puso de pie y me llevó con él—. Quiero mostrarte algo.

Me sentó en el sillón y recorrió la sala de estar hasta recordar dónde había guardado lo que me quería enseñar.

Sus ojos se posaron en el mueble del televisor, se acercó a él y tomó un pequeño libro desde las repisas.

—Es un álbum —aclaró, dejándolo en mi regazo—, tiene solo fotos mías —se sentó a mi derecha, revelando el contenido de la primera página.

Si bien no reconocía ninguno de los lugares que había capturado la cámara, el detalle realmente me conmovió, pues me estaba incluyendo en su vida a través de aquel simple gesto.

—Ellos son mis padres —dijo, señalando a la pareja que disfrutaba de un día en la playa—. ¿Te dije que soy hijo único?

Negué con la cabeza y seguí avanzando hasta que la ceremonia de bienvenida de nuestra escuela captó mi atención, más bien, la imagen de una chica abrazándolo cariñosamente.

—¿Quién es?

—Emm... Mi prima —contestó, pasando a la siguiente hoja—. Mira, ¿has estado alguna vez en Lotte World? —preguntó, apuntando una fotografía del conocido parque de diversiones—. Supongo que sí, después de todo naciste en Seúl.

—He ido un par de veces con Yoo Jin —contesté, detallando en sus expresiones.

—Ya veo. ¿Sabes? Podríamos ir a la pista de hielo, ¿te gusta la idea?

»Puedo enseñarte a patinar si no sabes, aunque la recomendación viene un poco de cerca, soy realmente bueno, incluso me dieron un pase especial que puedo usar durante todo el año.

Lo miré extrañada.

Por alguna razón, el recuerdo de su prima le había provocado un ataque de verborrea. Era la primera vez que salían tantas palabras seguidas de su boca.

—Podríamos ir en las vacaciones —sugerí.

Me dedicó una sonrisita y no quise darle más vueltas al tema, después de todo, hablar de su familia no se le daba muy bien.

«La última foto con sus padres es de hace mucho, me pregunto por qué».

—¿No hay más? —pregunté, topándome con un montón de hojas vacías

—No, porque quiero poner nuestros recuerdos aquí —señaló, entrelazando nuestras manos.

Un calor azotó mis mejillas y tuve que recordarme cómo respirar al reconocer en el brillo de su mirada lo importante que era para él.

Clavé la vista en el álbum, la idea de dedicarle momentos de mi vida realmente me conmovía.

—¿Lo dices en serio?

—¡Por supuesto! ¿Te parece si comenzamos ahora? —se levantó de su lugar para alcanzar su teléfono, pero lo detuve al instante—. ¿Pasa algo?

Afiancé el agarre de nuestras manos y presioné mis labios en una línea.

Quitó el álbum de mi regazo y dirigió mi atención a su rostro, acariciando pacientemente mis mejillas.

—Acaso... ¿Voy muy rápido?

—No es eso —respondí, sorbiendo por la nariz.

—No tengas miedo —pidió—. Solo quiero que me conozcas, que me aceptes —me llevó entre sus brazos y acarició mi cabello—. Te quiero en mi vida, Min Hae Ryung.

Un sollozo se abrió paso en el silencio y las lágrimas comenzaron a caer, mientras el castaño me cobijaba en su pecho y me decía que no precisaba de una respuesta ahora.

Me aferré a su camisa y me dejé llevar por los latidos de su pecho, cálidos, honestos y seguros, tratando de entender por qué su proposición me gustaba y me aterraba al mismo tiempo.

«Acéptalo, estás perdidamente enamorada de Jung Kook».






───── 𝐍𝐎𝐎𝐍𝐀 ─────
전정국

::: 𝐍𝐎𝐎𝐍𝐀 :::Donde viven las historias. Descúbrelo ahora