(TORTOLITOS)
•
HAE RYUNG
—¡Hae Ryung!
Cerré mi casillero y volteé a ver a Kong confundida, ella no debía estar aquí.
—¿Y tú? ¿No tenías asuntos muy importantes que atender con Kim?
—Pues ya terminé —dijo, entrelazando nuestros brazos—. Y lo mejor de todo es que te tengo buenas noticias, MUY buenas noticias.
—¿De verdad? ¿Y sobre qué sería? —pregunté, dirigiéndome a la salida.
—Jeon Jung Kook.
Me detuve en seco al escuchar su nombre.
Al ser la última adquisición del equipo de básquetbol, y con su primera competición oficial a la vuelta de la esquina, el castaño pasaba sus días entre clases y prácticas, reduciendo nuestro tiempo juntos a cero.
—Espera, no estabas con el Profesor Kim, ¡¿sino con el Entrenador Kim?!
—De nada —sonrió, limpiando polvo inexistente de su hombro confiada.
Los docentes estaban tan emocionados con los próximos eventos que no dudaron en otorgarles pases especiales a sus integrantes para que asistieran a los partidos amistosos que Jae Wan había organizado fuera de la escuela, pero hoy los chicos jugaban en casa.
—¿A dónde vas? —inquirió mi amiga, deteniéndome al final de las escaleras—. El gimnasio queda del otro lado.
—No es que pueda ir e interrumpir, Yoo Jin, está entrenando.
—Ay, no exageres —se quejó, arrastrándome en dirección contraria—. Solo irás a saludar y ya —se detuvo a mitad de los escalones—. A mí no me engañas, seguro te mueres por verlo en persona.
Me dio un guiño travieso y me pregunté desde cuándo era tan fácil de leer.
[...]
—¡Oppa! ¡Oppa!
Era lo único que se escuchaba en el recinto y mis oídos estaban a punto de sangrar.
Sabía que los chicos, independientemente del club al que pertenecieran, contaban con cierto prestigio, pero jamás imaginé que el griterío fuera al nivel de un concierto.
—¡JEON JUNG KOOK! —chilló la rubia a mi derecha y quise hundirme tres metros bajo tierra.
Su actitud no era para nada diferente.
El castaño corría alrededor de la cancha y, gracias al uniforme del equipo, tuve un encuentro de otro mundo con su figura: sus músculos se tensaban con cada movimiento que hacía y jadeaba sensualmente ante la falta de aire.
«Es demasiado sexy para su edad».
Su cabello bailaba de aquí para allá, mientras el sudor recorría su piel de una manera tan escandalosa que podía considerarse ilegal.
—Deberías estar agradecida, Hae Ryung.
Kong se mordió los labios de manera tan sugerente que perdí los estribos.
Me solté de su agarre y me planté delante de ella, ¡se lo estaba comiendo con la mirada!
—¡No lo mires! —espeté, cubriéndole los ojos.
—No seas infantil —se quejó, apartando mis manos—. ¿Qué no mire a quién?
—¡A mi novio!
Sus labios se curvaron en una sonrisa maliciosa y supe que había caído en su trampa.
—¿Oíste eso, Jeon?
«¿Qué?».
—No dejes que nadie te mire o Hae Ryung les arrancará la cabeza.
«¡¿QUEEEÉ?!».
—Los dejo —se despidió la rubia, dedicándome un guiño travieso.
—¡Yoo Jin! —grité muerta de vergüenza.
—¡De nada! —respondió, dejándonos solos.
—¿Noona?
«Dios, ¡¿por qué no me muero ahora ya?!».
El aire se atascó en mis pulmones y mis pulsaciones se elevaron a un ritmo ensordecedor.
Kong me había dejado entre la espada y la pared.
Con la poca dignidad que me quedaba, me recompuse lo más rápido que pude y volteé a verlo, fingiendo total ignorancia.
—Hola.
Me devolvió la sonrisa que le había dado y se acercó dispuesto a abrazarme, pero se detuvo en seco.
—Lo siento, apesto —dijo, rascándose la nuca, apenado.
Señaló las bancas a su derecha y nos sentamos a recuperar un poco de tiempo perdido.
Me ofreció una botella de agua y se encargó del sudor, secándoselo con una de toalla.
—Te extraño, noona —confesó, entrelazando nuestros dedos y mi estómago se llenó de mariposas.
—Ya veo —contesté, evitando mirarlo a la cara.
—¿Eso es todo? —preguntó desilusionado.
—¿Por qué? —inquirí, disimulando lo mejor que pude mi sonrisa.
—No es lo que quería oír.
—Esperas demasiado, Jung Kook.
—Vaya —suspiró—, creí que habíamos progresado.
—Y lo hemos hecho —le hice ver, alzando nuestras manos.
Entonces la curva en mis comisuras me delató y el castaño descubrió mi juego.
—Min Hae Ryung...
Frunció su ceño de la forma más amenazadora posible, pero su dulzura innata le jugó en contra, alentando la calidez que ahora inundaba mi pecho.
Al ver que su ultimátum no funcionaba, colocó nuestras manos a su regazo y se acercó de tal manera que la sangre se agolpó en mis mejillas.
«Ojalá el tiempo se detuviera».
El pitido de un silbato nos hizo poner los pies en la tierra, así que volteamos en su dirección para descubrir al Entrenador Kim llamándolo.
—Anda —dije, dándole un empujoncito en el hombro con el mío.
—Justo cuando estamos juntos...
—No te preocupes, vendré a verte mañana.
—¿En serio?
—En serio —aseguré, entrelazando su meñique con el mío para sellar mi promesa.
—Entonces, nos vemos mañana.
Dejó un beso en mi mejilla, disculpándose por no poder volver conmigo a casa otra vez y regresó con el resto del equipo, dando miraditas en mi dirección.
Con la mochila al hombro, me coloqué mis audífonos ignorando que, a cada paso que daba, alguien más se encargaba de planear nuestro final.
───── 𝐍𝐎𝐎𝐍𝐀 ─────
전정국
![](https://img.wattpad.com/cover/121460297-288-k714645.jpg)
ESTÁS LEYENDO
::: 𝐍𝐎𝐎𝐍𝐀 :::
FanficTratando de romper su mala racha amorosa, Hae Ryung decide seguir el consejo de su mejor amiga y comienza a salir con Jung Kook, un chico bastante tímido que al parecer se ha enamorado a primera vista de ella. Mientras ambos disfrutan de una relaci...