(EPÍLOGO)
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JUNG KOOK
—Y así fue cómo sus padres se conocieron.
Los ojos de Hae Jung y Min Soo brillaron con tal fervor que mi pecho se estremeció.
Tae Hyung hizo una reverencia solemne y las diminutas manos del cuarteto se apresuraron a aplaudir. Mi amigo tenía un don a la hora de tratar con los más pequeños, definitivamente, Kim era el pediatra perfecto.
Sonreí ante el pensamiento y me concentré en los últimos detalles de la velada, mientras el piel canela guiaba al encantador batallón hacia el patio liderado los gemelos.
Puertas se cerraron a lo lejos y supe que el momento había llegado.
—¡Están aquí! —gritó-susurró Ho Seok.
Jung se escondió tras del sofá y tuve que hacer un esfuerzo sobre humano para no largarme a reír cuando Nam Joon no supo dónde meterse.
—Ven acá —dijo Yoon Gi.
Tomó al moreno y lo llevó detrás de las cortinas junto con él e hice lo propio escabulléndome hacia la entrada para meterme dentro del armario empotrado a la pared.
—¿Las Islas Maldivas? —preguntó Hae Ryung, metiendo la llave en la puerta y girándola—. Suena tentador, pero no sé si...
—¡SORPRESA! —gritamos, interrumpiéndola cuando asomó en la sala.
La alegría en su rostro me lleno de satisfacción, había pasado mucho tiempo desde nuestro último encuentro.
Go Soo se acercó con un ramo de flores y le dio un beso en la frente, al tiempo en que trataba de sobreponerse al momento, con la mano en la boca y los ojos vidriosos.
—Vaya noche de chicas —se quejó Min, dándole golpecitos en el hombro a su mejor amiga.
—Las sorpresas son lo mío —respondió divertida—. No por nada soy la mejor organizadora de eventos de Seúl —alardeó dándole un guiño.
Su familia se acercó a felicitarla, junto con Ho Seok y Ji Woo, diciéndole que habían hecho hasta lo imposible con tal de asistir al festejo.
—No todos los días se cumplen diez años de matrimonio —dijo la mayor, abrazándola por los hombros—. Además, mi pequeña extrañaba jugar con los gemelos.
Su esposo se sumó a la escena y la rodeó por la cintura concediéndole toda la razón. Otro fin de semana sin sus amigos y Soo Hoo multiplicaría por veinte el número de sus travesuras.
—A propósito de diablillos... ¿Dónde están los míos? —preguntó Hae Ryung, dejando de lado sus cosas para seguirnos al patio.
—¡Mami! ¡Mami!
Mis pequeños se abrieron paso entre los invitados, ganándose un «¡No corran!» por parte de Park cuando el mayor chocó de frente con las piernas de Joonie.
Tomé a su hermana en brazos y le di un beso en la mejilla, mientras Hae Jung devoraba con falsos mordisquitos a su madre.
—¡Te encontré! —dijo Jessica, la educadora de párvulo que le había robado el corazón a Tae—. Es hora de ir a la cama, jovencito —señaló, tomándolo en brazos y me sorprendió la facilidad con la que lo convenció.
—Adelántense ustedes, mientras nos encargamos de estas fierecillas —agregó Yoon Gi, cargando a su adorable Young Ji en un brazo y llevando a Soo Hoo con la otra.
Asentí tomando la mano de mi mujer y salíamos reunirnos con nuestros seres queridos.
[...]
—¿En qué piensas?
Hae Ryung descansaba en mi pecho, contemplando el cielo raso bajo la luz de la luna y su halo plateado.
El ambiente en casa era completamente distinto ahora que nos encontrábamos solos o al menos así se sentía cada vez que nuestros hijos caían profundamente dormidos.
—En lo que dijo Ho Seok.
Arqueé una ceja y la observé acomodarse de tal manera que nuestros rostros quedaron frente a frente.
Sus manos jugaron con la tela de mi camiseta, dándole vueltas a un asunto que seguía molestándola incluso después de la cena familiar que había organizado.
—¿Y eso sería? —cuestioné.
Pasé mis dedos por su cabello, moldeado en una sofisticada melena desde que nuestra Min Soo lo adornó con goma de mascar.
—¿Por qué no me dices "cariño" o "querida"? —cuestionó con el ceño levemente fruncido.
Parpadeé reiteradas veces.
Y, luego de un momento de silencio, eché mi cabeza hacia atrás y me largué a reír.
—¡Estoy hablando en serio! —espetó, golpeándome el pecho—. Por Dios, ¿cómo puedo ser tan despistada? —se reprochó, sentándose sobre sus rodillas.
Me senté en el sofá que habíamos instalado en la terraza y me acomodé de tal manera que le fue fácil rodearla por la cintura y apegarla a mí.
—¿Y eso te molesta? —pregunté con tono burlesco y provocador sobre sus labios.
Retrocedió tan solo unos milímetros por culpa de mi agarre y contestó con voz firme:
—Sí, quiero ese tonto cliché de parejas.
Sonreí sobre sus labios, acariciando su piel con mi nariz en una invitación que jamás me cansaría de hacerle.
—Lo siento, cariño —ronroneé en su oído y su piel se estremeció.
Dejé un sonoro beso en su mejilla y, con mi mejor cara de cachorro juguetón, confesé:
—Pero para mí siempre serás mi noona.
—Tonto.
—Te quiero.
—No más de lo que yo a ti.
— F I N —
Hasta una próxima historiaGracias por leer y apoyar
mi primera creación :3
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::: 𝐍𝐎𝐎𝐍𝐀 :::
FanfictionTratando de romper su mala racha amorosa, Hae Ryung decide seguir el consejo de su mejor amiga y comienza a salir con Jung Kook, un chico bastante tímido que al parecer se ha enamorado a primera vista de ella. Mientras ambos disfrutan de una relaci...