15.La muerte juega.

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El caos corría a través de los pasillos eran los ataques de los rebeldes que venían por mi cabeza, algunas personas del personal no sabían que hacer, poco a poco iba sacando al personal y los iba llevando a los refugios que estaban construidos aunque realmente tenían demasiado tiempo que no los utilizábamos ya que éramos solo Lady Diana y yo y eso nos íbamos a mi habitación.

-¡Elisa!-gritó el príncipe-¡Ve a refugiarte!

Asentí, en teoría yo era la más indefensa de todos ya que no sabía pelear. En eso escuché un grito proveniente de otra habitación, concretamente el comedor, apurada rompí parte de mi vestido para correr más rápido. Corrí por los pasillos y pronto llegué al comedor Lady Diana estaba tirada en el suelo y un rebelde la tenía acorralada, estaba a punto de matarla. Me quité el adorno que tenía en el cabello, a simple vista era un pasado con flores pero cuando se desfundaba era una pequeña daga y me abalancé hacia ese rebelde, esto pareció sorprenderle ya que abrió los ojos.

Agarré la pequeña daga y corriendo traté de clavársela en el brazo para ganar unos momentos y poder huir. Cuando estuve a punto de clavarle la daga me lanzó lejos haciendo que chocase con la mesa, mi espalda chocó y un dolor profundo se apoderó de mí, me dolía horriblemente pero tenía que proteger a mi hermana que por desgracia no compartíamos sangre, traté de apoyarme sobre mis manos y me levanté poco a poco. El rebelde no perdió más tiempo y le clavó su espada a Diana en su estómago.

-¡NO!-grité, unas lágrimas se posaron en mis ojos y pronto los sonidos parecían lejanos al igual que el rebelde que salió corriendo, la adrenalina se puso en mí y corrí hacia Diana mientras el rebelde huía.

Mi pequeña Diana, mi hermanita, mi amiga la tenía sobre mis brazos y la sujetaba firmemente en mis manos que estaban teñidas de sangre. Diana respiraba con trabajo.

-Ya verás que estarás bien-dije acariciándole la mejilla levanté mi cabeza y grité fuertemente-¡Ayuda!

-E-Elisa-habló con la respiración entrecortada-N-no lo voy a lograr

-No, no digas eso-mis lágrimas salían incontroladamente

Ella sonrió e hizo un esfuerzo por verme a los ojos, su cara hizo un gesto de dolor, estaba bastante herida.

-Elisa-dijo respirando lo mejor que podía-El príncipe, e-es...

Y sus ojos se apagaron como una estrella en sus últimos momentos, su mano izquierda calló al suelo y su último aliento se escapó para siempre. Estaba realmente triste, no podía creer que Diana se había ido para siempre. Las lágrimas salieron incontroladamente, y mis sollozos eran profundos. El ruido que había en todo el palacio se había callado y solo me concentraba en Diana.

Unos brazos me rodearon para luego moverme un poco, al ver que no le prestaba atención me empezó a mover un poco brusco y de pronto todo el sonido volvió y ahí estaba Jonathan gritándome.

-¡Elisa!-me gritó-Es hora de irnos

No podía moverme y mi mirada bajó a Diana, la de Jonathan también se enfocó a Diana y volvió sus ojos a mí nuevamente.

-Lo siento mucho Elisa, pero estoy segura que a Diana no le gustaría que te derrumbaras así que vamos-se paró y me ofreció una mano la cual agarré-Luego volveremos por ella

Di una última mirada a Diana y su cuerpo seguía ahí, sentía como si en cualquier momento se fuera a levantar y a seguirnos, pero sabía que no era así. Jonathan me jaló nuevamente para salir de ahí. Varios rebeldes peleaban con los caballeros y Jonathan siempre cuidaba de mí.

Un rebelde se interpuso en nuestro camino impidiendo que avanzáramos levantó su filosa espada la cual reflejó un destello de luz, cuando iba a dar un golpe a Jonathan este sacó una espada y detuvo el golpe fatal. El rebelde se sorprendió al presenciar tal reacción pero no tardó en proporcionarle una patada en el estómago a Jonathan haciendo que se cayese sobre su espalda, pero se compuso rápido y le dio otra patada en las piernas haciendo que el rebelde también cayera. Jonathan le agarró las dos manos y las puso encima de su cabeza para clavarle la espada en sus mangas impidiendo así que se moviera. Me agarró nuevamente y subimos hasta el último piso. Nos dirigíamos a un pasillo sin salida.

Dos mundos, un destino #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora