20.Enseñanzas

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Había pasado una semana desde que había llegado con Helen y Tomás. Ellos habían sido demasiado buenos conmigo y me alegro de haberme topado con ellos. Por otra parte ya estaba casi recuperada de las heridas, ya casi no me dolían eran solo molestas y la mayoría habían cicatrizado, ahora solo me quedaba una gran marca en el estómago.

-Zoey, ¿ya estás lista?-preguntó Tomás

-Sí, claro-respondí. Hoy era el día en el que Tomás me empezaría a enseñar

Salimos a un pequeño bosque que estaba cerca de la casa de Tomás y Helen. Llegamos pronto a un pequeño lugar de entrenamiento.

-Ok Zoey, dame tu mejor golpe-dijo Tomás en frente de mí, dispuesto a dejarse pegar por mi

-No creo que sea una buena idea-dije insegura

-Vamos, necesito ver cuál es tu fuerza-dijo sonriendo mientras se daba un pequeño golpe en el pecho- Recuerda, trato con tipos más fuertes que tú

Me preparé para pegarle, justo como tiempo atrás Arturo me había enseñado. Separé un poco los pies a la altura de mi cadera y cerré los puños. Una respiración, dos respiraciones, tres respiraciones y con todas mis fuerzas le pegué en el estómago cerca de sus costillas. Al contacto de mi puño en su estómago sentí como se llegó a tensar un poco pero su rostro seguía sonriendo, lo cual me hizo enojar y le volví a dar otro golpe, esta vez cerca de su clavícula pero antes de que siquiera llegase a tocarlo, él me agarro del brazo y me lo torció con cuidando haciendo que quedase de espaldas a él.

-Buen golpe Zoey, pero te falta mucho-susurró en mi oído para dejarme salir- Tienes buena técnica pero en lo personal es demasiado formal tu estilo de pelea, así que vamos a enseñarte otro tipo de lucha

-Pero ¿te dolió?-pregunté

-Solo un poco, no mucho-respondió él casual

-¡Oye!-exclamé

-Querías la verdad-se encogió de hombros- Pero bueno, si eres buena niña podrás llegar a lastimar

-Entonces enséñame, maestro-dije con una reverencia un tanto burlona

-Ven, vamos-dijo él- Nuestro mundo no es solo lucha cuerpo a cuerpo, también tendrás que usar armas, a mucha gente no le agrada la idea de ser robada y menos a la que es asquerosamente rica, ellos tienen protección y no dudarán matar a una ladrona como tú, así que deberás aprender a defenderte y pelear por tu vida

Sacó una bolsa con armas y sacó un cuchillo con bastante filo, no era ni muy grande ni muy pequeño. La sujetó y se dio una vuelta rápida para lanzar el cuchillo a un árbol, dando justo en el tronco y con una posición perfecta, orgulloso sonrió.

Mi saliva pasó nerviosa y todo mi cuerpo se había tensado al ver que había clavado en el árbol el cuchillo perfectamente, al parecer él ya estaba bastante familiarizado con esto. Tomás fue a desenterrar el cuchillo del árbol y regresó con él para dármelo. Nerviosa, lo agarré, el mango estaba frío y el cuchillo no pesaba tanto como lo había imaginado.

Dos mundos, un destino #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora