39. Fantasmas

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A la mañana siguiente todo transcurrió como de costumbre, yo solo quería ir con Jonathan y aprovechar todo el tiempo con él que habíamos perdido. Pero ambos teníamos cosas que hacer, esta noche atacaríamos el palacio.

Llegada la noche los grupos de la taberna aparecieron en el campamento. Si mis cálculos no fallaban éramos ciento cincuenta. Julio se levantó y se acercó a la fogata, Adelia quien estaba a su lado junto a Helen, del otro lado estábamos los rebeldes, Jonathan y yo.

-¡Bien gente!-gritó Julio-Es momento de que actuemos, esta noche iremos tras la reina

Todos aullaron de emoción, era el momento y esto me estaba poniendo los nervios de punta. Sería nuestro primer movimiento en esta guerra que acababa de empezar. Todas las personas se acercaron y nos rodearon en un círculo para poder ver y escuchar mejor. Me di cuenta de que algunas personas estaban en los árboles para tener una mejor vista, aquí habían personas de todas las edades, desde personas mayores hasta jóvenes de nuestra edad o un poco menores, habían mujeres y hombres, esto de cierto modo me ayudó, todos aquí queríamos un lugar mejor.
Luego sentí la mano de Jonathan sobre la mía, me dio un ligero apretón y fue hasta ahí que me di cuenta de que estaba temblando.

-¡Todos aquí ya saben cuál es la posición que ocuparán!-gritó Jonathan, él tenía facilidad con la palabra-Recuerden, cada uno de ustedes es vital para esta primera fase, los necesitamos

Otro gritó más en aprobación, estaban apoyando a su príncipe.

-Recuerden que no queremos muertos, aunque claro si es necesario que apliquen medidas entonces háganlo-continué con voz clara-Estamos en sus manos

Otro grito, era momento de partir. Me puse una armadura que un grupo me había regalado habían dicho "Para la reina, necesita proteger su vientre si queremos al heredero" de solo pensarlo me sonrojé aún más. Mi traje era como el de un caballero pero obviamente con las formas femeninas, llevaba el escudo de mi país el ave, mi armadura era blanca y con toques dorados, también llevaba una capa con el ave extendiendo sus alas.

Monté sobre mi caballo y todos hicieron lo mismo, por si acaso llevaba mi arco y mi espada. Todos íbamos en camino al castillo, la noche estaba de nuestro lado. A unos treinta metros del castillo algunos bajaron de sus caballos. Era momento de que Jonathan y los demás fueran adentro del castillo.

-¡Cuando les indique atacaremos!-grité-Por el momento no se muevan de aquí

Bajé de mi caballo y caminamos con Julio a la coladera. La destapamos y entró primero Adelia seguida de los rebeldes, luego entró Helen.

-Vamos Elisa, pasa-habló Jonathan

-Les tengo que dar la orden, baja tu primero-le dije a Jonathan

Jonathan hizo caso y comenzó a descender, rápidamente puse la coladera y Jonathan nuevamente volvió a subir por las escaleras que había.

-¿Qué haces?-preguntó Jonathan furioso, sus ojos destellaban ira

-Tienes que apurarte, ve y destrona a la reina-dije con la voz quebrada-Aquí, nuestros caminos se separan, hasta la siguiente fase

-¡Elisa!-gritó Jonathan-¡No seas estúpida! Abre esa coladora y baja ahora mismo

-Jonathan...si muero por favor gobierna bien-dije mientras una lágrima se escapaba de mi, toqué los dedos de Jonathan por ultima vez y me alejé de ahí

-¡Elisa! ¡Elisa!-gritaba repetidamente Jonathan hasta que sus gritos cesaron

-¿Crees que haya sido una buena idea?-preguntó Julio

-Sí, si muero al menos habrá alguien de la realeza gobernando, están en buenas manos-hablé-Además prometí que iría en primera fila ¿cierto?

Julio dijo algo que no alcancé a oír, luego caminé hacia mi caballo y me subí en él. Jalé de mi caballo para quedar enfrente del ejército. Todos me miraban atentos.

-Es hora-dije mientras volteaba nuevamente mi caballo y galopaba, todos los demás me siguieron. Me parecía irónico tiempo atrás era yo la que me defendía en el castillo, ahora era la que atacaba.

Llegamos al castillo y empezamos a tratar de tirar la puerta. Por suerte lo estábamos logrando. Unas cuantas flechas cayeron de la parte de arriba y les logró dar a algunas personas. Maldiciendo, en lo que habríamos la puerta varios más caerían.

-¡Arqueros!-grité-¡Síganme!

Formaron filas, ordené a otras personas que trajeran fuego. De inmediato se pusieron en trabajo. Otro grupo de flechas cayeron, dieron con el blanco a otros más. El fuego llegó y se colocaron a lado de cada arquero. Puse mi flecha en llamas, los demás me imitaron, todos apuntamos y esperamos.

-¡Fuego!-grité y una gran capa de flechas en llamas salieron disparadas. Imaginé que ya habían unos cuantos muertos

Preparamos otra vez las flechas y repetimos el procedimiento. Las puertas se azotaban una y otra vez a punto de romperse.

-¿Cuánto falta?-grité

-No mucho alteza, tal vez otros dos golpes más-habló un guerrero

-Maldición-susurré, no resistiríamos mucho-¡Apunten, fuego!

Otro grupo de flechas salieron disparadas. Era raro, el enemigo no había atacado. Luego una gran flama se encendió desde arriba y era una bola formada con materiales extraños, tenía llamas por doquier. Luego la bola empezó a caer. Todos nos dimos cuenta y tratamos de escapar, algunos ya habían muerto, otros escaparon con quemaduras leves y otros ilesos entre ellos yo.

La puerta retumbó y pronto se abrió. Corrí a galope con mi caballo para ir en frente. Un ejército estaba esperando nuestra llegada. Tendríamos que resistir hasta que capturasen a la reina. Me paré en frente de todos y un hombre de unos veintisiete apareció liderando.

Era ahora o nunca. Golpeé ligeramente a mi caballo y este se movió galopando, el muchacho hizo lo mismo. Todos se enfrascaron en la dura pelea. Aquel muchacho en su caballo logró herir al mío haciendo que cayese del caballo. Él sonrió satisfecho, el dolor llegó a mi espalda pero de inmediato rodé por debajo del caballo, me levanté y logré tirar a aquel hombre.

-¿Es que tu madre jamás te enseñó a no pegarle a una princesa?-pregunté burlona, aquel muchacho abrió sus ojos como platos

-¿Quién eres tú?-preguntó como una serpiente

-Yo, soy la reina Elisa-respondí

-Imposible, tú estabas muerta

-Los fantasmas regresan a veces-dicho esto levanté mi espada para lograr herir su pierna

-Los fantasmas tienen que volver a donde pertenecen, a su tumba-dijo aquel muchacho mientras bloqueaba mi golpe

En un rápido movimiento se levantó y los dos quedamos frente a frente. Él tenía la respiración agitada. Decidido a matarme levantó su espada la cual se reflejó con la luna de la noche. Levanté mi espada y la puse en posición horizontal para bloquear su ataque, luego levanté mi pierna y le proporcioné una patada en el estómago haciéndolo retroceder.

-Nada mal para la princesa-dijo ese muchacho de ojos verdes, se llevó la mano a la boda para limpiarse la sangre-Por desgracia esta será tu última noche viva

-No me creas tan fácil de matar, al fin y al cabo yo estoy teniendo la ventaja-hablé burlonamente, ante este comentario el ojiverde gruñó y volvió a darme otro golpe, esta vez me dio una cortada, nada grave
-Ahora, estamos igual-rió el muchacho

Nuestra batalla estaba comenzando, entre nosotros dos era solo una constante danza entre espadas, los dos teníamos el mismo nivel de pelea.
-o-o-o-o-o-o-o-

La batalla se está llevando a cabo al fin y este es solo el comienzo, ¿cómo creen que le vaya a nuestra protagonista? ¿Lograrán su cometido? Tendrán que seguir esperando al próximo capítulo.

Dos mundos, un destino #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora