La mañana siguiente llegó, era el momento. Había llegado en la cuenta que Adelia y yo no habíamos quedado en algún lugar para vernos, resignada me dirigí al campo donde la había encontrado ayer.
-¡Princesa!-gritó alguien, un chico esa voz la reconocería en cualquier lado era la voz del muchacho del mercado, llegó a mi e inmediatamente se arrodilló, iba vestido con la misma capucha que aquella vez-Buenos días princesa
-Levántate-ordené
Él obedeció en seguida y se quitó aquella capucha dejando al descubierto a un chico de diecinueve años aproximadamente, su cabello era rubio y sus ojos miel, con el sol, podía casi jurar que eran dorados, era demasiado delgado y alto.
-Disculpe mis modales alteza, creo que la vez que nos conocimos no me presenté de la manera adecuada soy Scott Gallagher la mano derecha y hermano de la líder rebelde
-Así que tú eres su hermano ¿eh? Bueno me imagino que ella te mandó a buscarme, llévame con ella
-Sus deseos son órdenes
Los dos caminamos hasta una casa abandonada lo suficientemente rota para que nadie voltease a verla, ingenioso. Tocó a la puerta cinco veces e inmediatamente un señor abrió. Por su edad diría que tiene aproximadamente cuarenta años. Al verme dio una reverencia y me dejó pasar.
-Bienvenida, alteza
Pasé sin decir nada, tal vez éramos ahora aliados pero no podía confiar todavía en ellos y solo porque me mostrasen sus respetos no significaba que me tuviesen fidelidad.
Scott se adelantó y nos guió a donde estaban los otros rebeldes, estaba preparada si planeaban matarme al menos daría pelea. Apenas entré todos se levantaron y me dedicaron una reverencia. Adelia se adelantó y dio un paso enfrente.
-Bienvenida princesa-habló Adelia en voz alta-Tal y como usted ordenó aquí están todos los rebeldes para servirle
-Veo que puedes llevar acabo las órdenes, bien hecho-dije con autoridad, caminé hasta el centro-Bien, me imagino que todos aquí están por voluntad propia, si alguien desea salir de esto no está obligado, se podrán retirar si quieren, no hay castigo
Para mi sorpresa todos estuvieron quietos y se nota que no dudaron en irse, ellos estaban por voluntad propia y no dudaban en sus decisiones.
-Bien, como saben el rey Miller está a cargo de Elleyia y no es algo que me agrade ha abusado del poder que se le dio y ha llevado a este país a la miseria-dije, no me arrepentía de cada palabra así que ahora había llegado mi turno de arrodillarme-Espero que me puedan ayudar, necesito de ustedes
Los murmullos no tardaron en aparecer ya que no era algo común que la heredera al trono se arrodillará ante los rebeldes, el ruido de una silla sonó y una mujer se levantó y me miró.
-¿Y por qué deberíamos confiar en ti?-preguntó ella desconfiada-Y si te ayudamos y nos vuelves a dejar en la miseria
Un par de gritos sonaron por la habitación en contribución a aquel comentario, todavía dudaban de mí y tenía que ganarme su confianza. Me levanté y la miré fijamente con el mentón en alto.
-Entiendo sus preocupaciones y yo también me haría la misma pregunta si estuviese en su lugar, pero a lo largo de estos meses he comprendido que la vida fuera del palacio es bastante difícil y sé que mientras gobernaba no fue lo mejor pero ahora veo a través de los ojos del pueblo-aseguré-Tuve que hacer cosas que estaban en contra de lo que me habían enseñado pero gracias a eso ahora los entiendo y les prometo que los rebeldes o personas del mismo país no serán nunca más dejados de lado
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Dos mundos, un destino #Wattys2016
RandomElisa es una princesa que ha asumido el poder de su reino a temprana edad. Un día, recibe una carta que amenaza contra su vida. Elisa, decide buscar ayuda entre su pueblo y es ahí cuando un joven ladrón con su mejor amigo llegan a palacio. Con su ll...