Tanto Jonathan como yo nos habíamos quedado helados. No era posible, se supone que en ese incendio nadie había sobrevivido y menos que entre todas las personas el heredero fuese Jonathan.
-¿Cómo sabemos que no miente?-pregunté mientras tenía bien sujeto a aquel hombre
-Niña estúpida, tiene la marca de la familia-soltó él-Alexander, ¿a caso no te acuerdas de mí?
Jonathan sólo lo observaba distante, parecía como si tratase de recordar algo, pero no podía. El silencio reinó.
-Mocosa, suéltame-habló mientras trataba de moverse-No los mataré, créanme soy fiel a la verdadera familia real
No muy convencida decidí soltarlo un poco, aquel hombre aprovechó y se soltó rápidamente. Por si acaso estaría preparada para atacar en caso de que algo ocurriese. Jonathan estaba igual de alerta. El hombre movió un poco sus hombros para desentumirse y tomó asiento en una pila de escombros.
-Supongo que no recuerdas nada Alexander,así que deberemos empezar desde aquel incendio-el hombre suspiró y miró a ningún punto en especial
Julio era un aprendiz a caballero, era de los mejores aprendices y si seguía así podría convertirse en el sucesor del capitán de la guardia real, todo un logro para un caballero.
El rey Maximiliano estaba nervioso y es algo que Julio había notado, ellos dos eran buenos amigos ya que eran de la edad veintitrés años los dos.
-Majestad, ¿qué es lo que le altera?-preguntó Julio
-Los ataques están incrementado el grupo se acerca al castillo, vienen detrás de la familia-habló Maximiliano-Necesito que la vigilancia aumente, ¿podrías decírselo al capitán?
Julio aceptó inmediatamente y fue a buscar al capitán. Le entregó las órdenes e inmediatamente el líder de la guardia organizó cada perímetro para que el enemigo no pudiese entrar.
Entrada la noche uno a uno de los caballeros empezó a caer, la sangre corría al igual que las víctimas. Cuando el resto de la guardia se dio cuenta de que estaban bajo ataque era demasiado tarde, los números estaban en su contra.
Julio corrió en busca del rey y su esposa. La familia estaba en una sala Maximiliano estaba luchando contra Nathan, estaba protegiendo a su esposa y a su hijo de apenas seis años. Julio corrió en la pelea pero en su camino se cruzaron unos cuantos traidores así que tuvo que luchar contra ellos. Para cuando acabó Nathan ya había matado al rey y a la reina ahora se dirigiría por el príncipe.
-Pequeño Alexander...-dijo este mientras daba un paso al frente acortando la distancia, como respuesta yo di uno hacia atrás-Mira a tus queridos padres, ellos dieron su vida por rescatarte, lástima que no funcionó
Levantó su espada, su brillo se reflejó con las llamas y el joven príncipe cerró los ojos esperando un impacto que nunca llegó. Julio había llegado justo a tiempo para detener aquel golpe que mataría al heredero.
-¡Alexander!-gritó el caballero-¡Corre y no mires atrás!
El joven príncipe salió corriendo como pudo, ahora quedaría a su suerte seguir vivo. Mientras tanto, Julio luchaba contra Nathan.
-Jamás alcanzarás el trono-gruñó Julio
-Lo sé, pero mi hijo Miller lo hará y hará lo que yo no logré a hacer-sonrío Nathan con sus ojos azules igualados al hielo
-Jamás se unirán a ti-Julio logró acertar a en sus costillas clavándole la espalda
Nathan cayó al suelo con una sonrisa que revelaba cada diente blanco.
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Dos mundos, un destino #Wattys2016
RandomElisa es una princesa que ha asumido el poder de su reino a temprana edad. Un día, recibe una carta que amenaza contra su vida. Elisa, decide buscar ayuda entre su pueblo y es ahí cuando un joven ladrón con su mejor amigo llegan a palacio. Con su ll...