2.Aceptamos

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-¡Hey, dame otra cerveza!-grité hacia Max

-Aquí tienes colega-dijo Max mientras me aventaba la cerveza y esta se deslizaba por la barra

-¡Oigan escuchen todos!-dijo un borracho a lo lejos-Nuestra "querida" princesa escribió un anuncio "Se ofrecerá recompensa por aquella persona que esté decidida a proteger a la princesa por bien del pueblo y suyo, acérquese al palacio"

-Jajajaja, ahora resulta que necesita nuestra ayuda-reía un hombre gordo con bigote bastante pronunciado-Como ella no pasa los inviernos aquí

Todo el mundo ahora empezaba a reír, ofrecía un recompensa así que ¿qué podría salir mal? Si la ofrecía enormemente aceptaríamos sin dudar, sonreí de lado y me lavanté con Paul a mi lado, él era mi hermano lo conocía desde aproximadamente tres años cuando tenía 16, caminamos los dos en silencio hasta llegar a palacio

-¿Estas seguro de que lo quieres hacer Jonathan?-preguntó Paul

-¡Por supuesto!-dije alegre-Así saldremos de nuestras deudas, compraremos una mansión, varias personas que nos atiendan y sobre todo grandes banquetes

Solo rodó los ojos, ¡no era mi culpa soñar a lo grande!, cuando llegamos al castillo nos quedamos asombrados, no es que no lo viésemos antes pero ahora era distinto, era la primera vez que lo veía de cerca, al comienzo tenía una gran reja de color negro y todo el jardín estaba seco y sin vida. Unos árboles se asomaban tenebrosos parecía abandonado.

-¿Estás seguro de que aquí vive alguien?-preguntó Paul viéndome

-¡Por supuesto!-respondí-Solo porque esté un poco descuidado no significa que aquí no viva la princesa

Se encogió de hombros y tocó la reja fuertemente para que escuchasen adentro, nadie salía, tocamos de nuevo un par de veces más y nada, cero. Cuando nos íbamos a dar la vuelta una silueta femenina apareció, pronto una chica aproximadamente de unos quince años se mostró, llevaba un gran vestido decorado con tonos dorados y blancos, típico de la época, lucía una cabellera castaña con ondulaciones ligeras sus ojos eran igual castaños

-Disculpen la tardanza-dijo aquella chica haciendo una reverencia-Mi nombre es Diana

-Eh, no hace tanta formalidad mi nombre es Jonathan, Jonathan Atwood-dije

-Yo soy Paul, Paul Winslet-dijo Paul haciendo una reverencia

-Venimos por el cartel de la princesa-dije sin más

-Me alegro que alguien lo haya visto han pasado 5 meses desde que alguien vino aquí-dijo con una sonrisa Diana-Disculpen mis modales, adelante

Sacó un llavero en el que tenía varias llaves más y empezó a buscar una en especial, luego que la encontró la encajó a la cerradura y abrió la reja para que pasáramos, Paul fue primero y luego entré yo.

-Síganme-dijo mientras daba media vuelta y comenzaba a andar

Pasamos por los grandes pasillos, veíamos cada cosa con gran admiración era bastante enorme, no hablamos hasta que llegamos a una gran puerta que estaba al final del pasillo, Diana se dió la vuelta hacia nosotros y nos observó un poco para luego empezar a hablar.

-Entraré yo primero y ustedes estarán detrás de mí en todo momento-dijo Diana-No hablen hasta que se les pregunte algo o quieran preguntar algo ¿entendido?

Dijo esta última palabra resaltándole y parando la vista en mi, se giró nuevamente y abrió la puerta, luego la seguimos tal y como indicó, avanzamos por lo que parecía un pequeño jardín y en el centro un kisosko color blanco con muchas flores al rededor, pronto Diana paró en seco, si no hubiese sido por Paul hubiese chocado con ella.

-Su majestad-dijo Diana haciendo una reverencia

La princesa bajó del kiosko, lucía un vestido color azul con blanco, en el centro utilizaba una piedra algo así como un zafiro, era bastante esponjado su vestido que al moverse con ella parecía que daba pequeños saltitos, la muchacha era de cabellera negra con unos ojos igualmente negros como la noche, era un poco bajita, bueno en realidad era estatura media pero a comparación de la mía y de Paul era bajita.

-Buenas tardes, mi nombre es Elisa-dijo mientras observaba como nos veía

-Su majestad, mi nombre es Paul Winslet-dijo Paul haciendo una reverencia

-Yo soy Jonathan Atwood-dije sin más

Observé como arqueaba una ceja al ver que no daba una reverencia ante ella, genial una mal criada que pensaba que por ser princesa era más que todos.

-Supongo que vienen por la recompensa-empezó a hablar-¿me equivoco?

Dejamos que el silenci hablara, ella lo entendió a la perfección.

-Bien, hasta que mi asesino o asesinos aparezcan y los derroten o algo así les entregaré su recompensa-dijo Elisa

-¿De cuánto hablamos?-pregunté, mientras Paul me daba un codazo

-El peso de los dos en oro, más cinco joyas-respondió Elisa-las que ustedes elijan

¡Oh si!, seríamos ricos tanto que en esta vida no nos alcanzaría todo esto, mi corazón daba fuertes palpitadas ¡ricos, seríamos ricos!

-Diana, ¿podrías llevar a Sir. Winslet y Atwood a sus respectivas habitaciones?-preguntó la princesa

Diana simplemente asintió, una tercera figura apareció era otra chica esta parecía tener unos 20 o 21 si mis cálculos estaban en lo correcto.

-Reneé, acompaña a Diana-dijo la princesa-Yo estaré aquí cuando vuelvan

Reneé aceptó sin rechistar, esta era de cabellera rubia corta y ojos verdes,  lucía un vestido más ligero que Diana y Elisa, a lado de su vestido portaba una espada, si era una guerrera.

-Síganme-habló Diana

Volvimos a tomar el rumbo Diana iba adelante, Paul y yo en medio y Reneé atrás de nosotros vigilando cada paso que dábamos, eso me ponía nervioso, está bien que fuésemos ladrones, pero aquí nos comportaríamos bien y a lo mejor así aumentaría nuestra recompensa, Diana paró nuevamente, se giró y nos volvió a mirar.

-Aquí, están sus habitaciones, cualquiera cosa podrán llamarme a mí, si necesitan saber donde están ciertos lugares también llámenme a mí-dijo Diana-estoy a su servicio

-Gracias-habló Paul

Seguidamente Diana se volvió a dar la vuelta y abrió nuestra habitación, luego dejó que pasáramos y volvió a cerrar la puerta, estaba muerto, era una gran habitación con dos camas enormes, un lavabo y vistas al reino, la habitación típica de un castillo.

-¡De aquí no me voy nunca!-gritaba saltándo a la cama

-Cálma, que solo estaremos aquí por un tiempo-dijo Paul registrando la habitación

-¿¡Estás de broma!?-pregunté-Aquí no volveremos a pasar frío o al menos en este invierno

Paul volvió a mover los ojos, era un amargado tenía 22 y se comportaba como un anciano, sí me ganaba por tres años pero yo disfrutaba cada momento que la vida me daba ya que nunca sabemos si volveremos a despertar, esto es así.

Dos mundos, un destino #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora