14. NUEVO LOUIS

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Era complicado de creer. De hecho, la gente a su alrededor casi ni se lo creía tampoco, pero el cambio radical que había hecho Louis en una semana alegraba hasta al ser más moribundo que habitaba en sus seres queridos. ¿La razón? Una con nombres y apellidos. 

Louis había vuelto a ser el que era semanas atrás. Desprendía luz y vida con su sonrisa y ayudaba lo máximo que podía a que todo el mundo fuera feliz, aún cuando despertaba teniendo malos días. 

Niall era uno de los que más lo había notado, pues si el rubio le demostraba su amor de normal, últimamente Louis vivía con los brazos de Niall abrazándolo a cada segundo que pasaban juntos, agradeciéndole por todo y por sonreír de nuevo. 

Zayn también había parecido alegrarse, sobre todo cuando su amigo le llamó explicándole que Louis le había pedido perdón y que habían vuelto a hablar de nuevo, sin saber que “hablar de nuevo” significaba hablar a todas horas.

Pero a todas horas de verdad. 

Louis se la pasaba pegado al teléfono, si no era hablando con Harry, estudiando los ejercicios que este le mandaba o pasando horas y horas hablando de temas que habría considerado tonterías meses atrás, pero que ahora peleaban por llegar a su mente y nunca dejar de escribirlos sobre el teclado. Digamos que aquel aparato que antes se podía pasar días sin batería, ahora era alimentado por la electricidad como mínimo dos veces al día; todo en secreto cuando preguntaban por la mínima subida en el contrato de la luz. 

Jay lo veía contento. Lo veía vivo de nuevo y eso hacía latir su corazón también otra vez. Louis traía buenas notas, sonreía más, estudiaba porque de verdad quería, salía con Niall y con Zayn... Tenía una vida totalmente normal, y eso la llenaba de ilusión. 

Louis se tumbó en su cama sin evitar un suspiro. Pasó la mano por su rostro a la vez que sentía un escalofrío recorrer su espalda de una manera gratificante, provocando que cerrara los ojos debido al cansancio de los estudios. 

Ese jueves, Louis había tenido un examen de matemáticas y— aunque el profesor no era el mismo porque misteriosamente alguien consiguió echarlo del instituto— el omega seguía considerando eso demasiado complicado. Solamente las explicaciones que le daba Harry podían hacerle entender ese mundo de locos amantes por los números. 

Su teléfono vibró encima de la mesita de noche. Él estiró su mano para mirar el mensaje que le acababa de llegar, no sin antes sonreír levemente y omitir el ya habitual cosquilleo en su estómago. 

“Examen derecho romano: hecho” 

“¿Todo bien?”

“La duda ofende.”

Louis giró sus ojos sin poder contenerse. Si pensaba que Harry era un buen estudiante, decir que el alfa directamente no bajaba del diez era poco. Harry solamente leía lo que entraba en el examen y ya podría escribir un libro entero ampliando con sus conocimientos. Hacía siempre trabajos extras para matar el tiempo libre que lo cubría por las tardes y, por si eso no lo hacía llegar al diez en las notas finales, se leía todos los libros obligatorios y los voluntarios, haciendo exámenes extra para subir nota. Louis definitivamente lo odiaba y envidiaba mucho. 

“¿Llegará algún día en que un examen no te salga bien?”

“La duda sigue ofendiendo”

El omega sonrió levemente por el comentario del alfa. Miró la pantalla varios segundos de más hasta que escribió el mensaje, borrándolo varias veces hasta que al final se atrevió a mandarlo. 

“¿Esta semana vienes a Doncaster?”

Harry leyó el mensaje, causando en Louis el verdadero nerviosismo. Tardó de más en responder y provocó un sonrojo total en el omega cuando leyó la respuesta enviada. 

Eclipse || LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora