Como en un abrir y cerrar de ojos, Louis se vio preparando su maleta para sus vacaciones de Navidad, sin poder evitar el nerviosismo que le entraba el estar alejado de su madre durante tantos días.
Afortunadamente, Jay no tenía de qué quejarse, pues Louis había traído todo aprobado en el boletín final del trimestre y eso era una buenísima noticia, teniendo en cuenta lo mal estudiante que su hijo era. Ver que se estaba superando solamente la llenaba a ella de alegría y orgullo, al igual que lo hacía Louis al ver la respuesta que le daba su madre a eso.
Jay entró a la habitación con un par de camisetas en las manos, sonriéndole levemente y dejándolas en la cama después. Miró a su hijo a la vez que acariciaba su cabeza con delicadeza.
—Ten cuidado, Lou, por favor… Y si te encuentras mal o quieres que vaya a buscarte solamente llámame, ¿De acuerdo?
Louis asintió con su cabeza, dándole un abrazo y depositando un beso en la frente de Jay después. Los dos se miraron a los ojos por varios segundos.
Parecía mentira que ahora ellos estuvieran allí, lejos del peligro y disfrutando de lo que sería una Navidad fuera de su antiguo hogar, con diferente familia. Sería mentir el decir que Jay no echaba de menos a sus hijas, todas ellas por igual. De hecho, algunas veces se le cruzaba la idea loca de volver solamente para verlas, asegurarles que no se fue porque no las amó lo suficiente, sino porque no podía aguantar más. Luego pensaba en Louis, en lo bien que estaba su pequeño ahí, con amigos nuevos y superando poco a poco lo que el pasado le hizo. Sólo ahí se borraba cualquier idea de vuelta.
Louis guardó las camisas limpias que Jay le había traído. Frenó a la beta del brazo cuando se fue a ir de la habitación, con la dulce intensión de dejarle intimidad de nuevo.
—Mamá, ¿Los supresores?
Jay abrió los ojos levemente. Caminó hasta el cajón de la mesita de noche que pertenecía a Louis y sacó de ahí una tira entera de pastillas, aquellas que Louis se tomaba cada cierto tiempo sin faltar.
La verdad era que no deseaba pasar por otro celo nunca, pero sabía que ese momento pasaría y si llegaba a tener la mala suerte de que el retraso de su actual celo llegaba en su semana de vacaciones, desearía tener las pastillas aunque no tuviera nada que hacer con ellas.
Guardó las pastillas en un compartimento de la pequeña maleta que se había decidido por llevar. Asombrosamente, consiguió meter todo lo que quería, aún cuando metió chaquetas gordas para la nieve que se esperaba.
Estaba emocionado por eso. En Lincoln pocas veces nevaba y, cuando lo hacía, sus padres nunca lo dejaban salir por miedo a resfriarse. Sin embargo, en ese viaje era probable que viera nevar y que nadie le dijera nada si quería disfrutar de ella.
En otra parte de Doncaster, Harry se despedía con un beso en la frente de su madre, acunando el rostro de la omega y suspirando profundamente cuando la vio sonreír.
—Lleva cuidado, cachorro, por favor.
—Te lo prometo.
Harry dejó otro beso en la frente de Anne. Agarró el asa de la maleta que había decidido llevar antes y salió de ahí en dirección a su coche, pues era el único transporte que habían decidido utilizar.
Por parte de Harry, estaba más que claro como le habían ido las notas de final de trimestre. Nadie merecía explicación y de hecho la gente pocas veces le preguntaba ya, pues eran cosas que cada vez se hacían más obvias. Como por ejemplo con Zayn, al que simplemente le bastó con un “¿Todo igual?” para preguntar lo que en otros sería unos veinte minutos de conversación.
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Eclipse || Larry
FanfictionLouis Tomlinson es un omega con mucho pasado por superar. Harry Styles es un alfa que lo tiene absolutamente todo para ser feliz. Ninguno necesita al contrario, pero sus partes animales no dicen lo mismo.