25. UN PESO MENOS

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Harry suspiró cansado. Tiró el bolígrafo sobre los apuntes y acarició con sus dedos su sien. Cerró los ojos en el acto para buscar más relajación; una relajación que llevaba mucho sin encontrar. 

Los pasos de Liam resonaron con fuerza en su cabeza, cada vez más potentes y dolorosos hasta que abrió la puerta de su habitación con una sonrisa, mirándolo desde ahí. 

—¿Vienes hoy, Harry? 

Harry apartó las manos de su cabeza y giró en su silla. Negó al tiempo que miraba a Liam desde ahí, intentando dibujar una sonrisa en sus labios que pudiera ocultar el dolor infernal de cabeza que no hacía más que crecer en él. 

—No, tengo que estudiar. 

—Ya, claro. Dijiste lo mismo anoche, y te aseguro que Mike no estudió. 

Harry se quedó callado entonces. Lo miró en silencio e hizo caso omiso a las risas que ahora desprendía el otro alfa. ¿Debería reírse? ¿Era un chiste? 

—Anoche me distraje, por eso tengo que estudiar hoy. 

—Entiendo— Aseguró Liam con una sonrisa— Una lástima que Mike venga en diez minutos. 

—¿Le has dicho que venga? 

—Va, Harry. Sé que conmigo aquí te da un poco más de corte. Aprovecha, tigre. Nos vemos luego. ¡Llegaré tarde!

Cuando Liam cerró la puerta, Harry pestañeó varias veces de más aún clavado en su posición, deseando quitarse la cabeza del sitio solamente porque sentía que nada podía doler más que el dolor que esta le proporcionaba. 

Tal vez debería dejar de estudiar un poco; centrarse en otras cosas, intentar distraerse… Total, la otra vez que Mike fue a casa tampoco le pareció tan desastroso y, si quería volver, era porque Harry supo entregarse bien… 

Cerró el libro convencido de ello. Salió de su habitación, solamente para tomarse una pastilla que pudiera calmarlo un poco, ayudarlo a hacer desaparecer ese dolor infernal. 

Minutos más tarde, aún cuando Harry estaba en la cocina, la puerta del apartamento estudiantil sonó, llenando de sonido sus pensamientos. Harry suspiró antes de dejar el vaso que había utilizado en el fregadero y acercarse a abrir. 

En ese momento, Mike se lanzó sobre él atacando sus labios. Las manos del omega fueron sueltas hasta la entrepierna del alfa, regalándole una pasión que Harry juró necesitar para despejarse, haciéndolo así. 

Ese viernes por la noche, a esa misma hora, Niall había conseguido sacar a Louis de casa, solamente al cine y después a cenar, aceptando sólo cuando Zayn dijo que los acompañaba por si les pasaba algo. 

Aunque Louis salía de casa para ir a sus clases, el omega llevaba más de dos semanas sin pisar la calle para cosas que no fueran ese objetivo. Ponía excusas a cada oportunidad, hasta que se quedaba sin ellas y Niall le obligaba a salir de lo que el rubio llamaba “cueva”. Para el resto de mortales, era algo con significado a “la habitación de Louis”. 

Niall había elegido una comedia al final. Su objetivo principal fue una película romántica, pero cambió cuando vio la cara que Louis le regaló ante eso. Pues era cierto; Louis no quería saber absolutamente nada del amor. Nada. Y cuando decía nada era nada con todas sus letras y sílabas. 

La película resultó ser entretenida. Le sacó varias risas de vez en cuando que Niall se quedó admirando, pues no recordaba cuándo había sido la última vez que escuchó a su amigo y eso le hacía analizar cada una de ellas y rezar para que no fuera la última. 

Después de eso, Zayn condujo hasta un bar no muy alejado del cine. Los tres entraron y pidieron una cena básica, aprovechando que ninguno había comprado palomitas porque sino no les llegaba el dinero para la cena que deseaban comer. 

Eclipse || LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora