PRÓLOGO

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Cuando el silencio cayó en la pequeña ciudad de Reino Unido, Lincoln se sumió una noche más en el brillante rayo de la luna menguante; siendo los guardias que merodeaban por las calles desiertas los únicos que podían contemplarlo. 

El vaho se instalaba en las ventanas de los edificios, contrastando con el cambio de temperatura que mantenían las personas en el interior de sus hogares. El aire danzaba, incitando con sus movimientos a que los objetos que se situaban fuera de las casas bailaran también. 

Y cuando hasta el más escondido ser juraba disfrutar del segundo sueño que les regalaba la noche, Jay supo que no dormiría durante esa velada.  

Sus delicadas manos se ciñeron silenciosamente al metálico pomo de la puerta que le separaba de la única razón para seguir ahí. Su cabeza pensaba una y otra vez en hacer algo coherente; utilizar bien las palabras para explicar la situación que se daba por analizada. 

Fue cuando el pánico la invadió de nuevo. Sus manos fueron por instinto hasta sus cabellos castaños, estirando de ellos para buscar algo que no tenía explicación. 

Su vista cayó en la maleta que la esperaba en la puerta y, con una respiración profunda, Jay desvió la atención hasta la madera de la puerta, acariciando su salvación con las yemas de sus dedos. 

Después de diez largos minutos de charlas mentales y escuchar los ronquidos del hombre que le había destrozado la vida, Jay abrió la puerta en silencio; cuando un aroma dulce recorrió sus fosas nasales. 

Sus piernas temblaban y no ocurrió hasta que se sentó en la esquina de la pequeña cama y acarició una suave piel, que pudo rechazar la opción de desmayarse por el nerviosismo.

—Lou, cariño…

Fue cuando los hermosos ojos de su hijo se abrieron lentamente, que un último suspiro se deslizó por sus labios antes de comenzar a sollozar. Su cuerpo entero luchaba para detener esa opresión y ser descubierta por alguien más. 

—¿Mamá? ¿Estás…? ¿Estás llorando? ¿Qué pasa? 

El omega se sentó sobre el colchón, acunando con sus manos las de su madre y haciendo desaparecer casi por arte de magia todo el sueño que horas atrás cargaba con él. 

Louis la observó. Observó sus ojos azules ahora inundados por las aguas como un barco a la deriva, observó sus mejillas coloradas, su preciosa nariz al absorber con regularidad y su garganta tragando las palabras que pensaban salir de sus labios finos y destrozados. 

—¿Lo ha vuelto a hacer?— Preguntó en un susurro leve que solamente fue correspondido por un asentimiento de cabeza. 

Louis se sintió palidecer. Pudo notar el nudo formándose en su estómago y las arcadas subiendo por su pecho hasta sentir la bilis en sus glándulas salivales. 

—Vale. No te preocupes. Tú… Tú solamente no llores, mamá, ¿Vale? Yo te ayudo a curarte. 

Sus manos se deshicieron rápidamente de las sábanas que lo cubrían. El frío de la noche era nada comparado a lo que sintió cuando sus pies desnudos impactaron con velocidad en las congeladas baldosas que hacían de suelo. 

Fue cuando la mano de Jay lo sujetó con fuerza del brazo que sus movimientos pararon en seco. Su vista viajó por el rostro de su madre hasta ver cómo negaba lentamente con su cabeza. 

—No puedo más, Louis. Lo siento, créeme que lo siento cariño, pero no puedo aguantar una sola noche más. 

Louis permaneció en silencio, el frío colándose desde sus pies hasta su pecho a una velocidad asombrosa. Un suspiro escapó de sus labios mientras se veía obligado a bajar la cabeza para ocultar sus lágrimas. 

—No puedes dejarme solo. No con él. Me va a matar...

—Por eso quiero que te vengas conmigo. Sé que a tus hermanas jamás les haría algo, pero tú… Louis, tú aquí corres peligro… 

Sin embargo, Louis no pensó en su estabilidad física en ningún momento. Solamente podía imaginar su estabilidad emocional derrumbándose, cuando ese alfa al que tenía que llamar “papá” le volviera a poner una mano encima y su madre ya no estuviera para protegerlo. Podía imaginar ya las risas que ocasionaría eso en sus hermanas; en el pueblo entero. 

Sin concentrarse demasiado podía volver a sentir los dedos enfermos de veneno contra su piel, a los muchos amigos de su padre a los que había tenido que servir como objeto sexual y las lágrimas que había jurado no derramar ya. 

Por eso mismo, levantando en el acto un poco más su cabeza y su orgullo, asintió lentamente hasta ver la sonrisa perdida en los labios de su madre. Lo haría. Y no lo haría por él. Lo haría por ellos y por lo mucho que habían trabajado para superar eso. 

Con un par de camisas y una bolsa oscura cargada al hombro; veinte minutos más tarde Jay cumplió su promesa de desaparecer de lo que alguna vez nombró hogar, con uno de sus hijos siguiendo sus pasos hasta escabullirse de los guardias. 

Louis corrió como nunca. Su omega juraba no poder aguantar más hasta que recordaba el futuro que ahora les esperaba. Solo ahí, los gritos de los guardias fueron en vano, las luces de las casas no fueron suficiente iluminación, las personas asomadas en las ventanas combatiendo contra el frío para enterarse de lo ocurrido no importaron y absolutamente toda su atención cayó en la mujer que ahora cruzaba la muralla de lo prohibido al igual que él. 

Sin alfa. Sin ataduras. Sin idea alguna del futuro que el destino les tenía preparado. 

Mientras tanto, a esa misma hora en un lugar a 51 kilómetros de distancia, Harry Styles celebraba con la mayor fiesta que jamás hubiera imaginado su graduación en el instituto. 

Sin saber, ni siquiera imaginar, que igual no tenía todo lo que su alfa deseaba. 

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Hola, bienvenidxs a mi nuevo proyecto :)

Antes de empezar quiero aclarar unas cosas:

*Basado en el omegaverse original. Sin transformaciones, con lazos y celos. Le daré mucha importancia a los alfas y omegas destinados, ya veréis a lo que me refiero.

Para quien no entienda mucho sobre todo este mundo, aquí dejo una guía rápida:

Los alfa son fuertes y grandes, pueden ser o no agresivos. Poseen un gran instinto de protección, desean proveer y ser el cabecilla de la familia. Son territoriales, extrovertidos, dominantes y muy agresivos cuando se enfadan. En estos casos, pueden utilizar la voz alfa, un tono de voz muy autoritario al que tanto betas como omegas (aunque a los omegas les afecta más) obedecen instintivamente, sin poder evitarlo. Su celo es cada 5 meses y dura aproximadamente 24 horas.

Básicamente los beta son igual a los humanos comunes. Suelen ser trabajadores, sobre todo en trabajos delicados ya que son más fuertes que los omegas y su autocontrol es mucho mejor que el de los alfas. Pueden estar con cualquier otro género, claro que procrear entre dos betas es más sencillo que hacerlo entre un beta y un alfa. La pareja beta y omega es difícil, pero no imposible.

Los omegas son pequeños y débiles, normalmente tímidos, más callados y obedientes que los demás géneros. Los omegas chico suelen sufrir machismo y discriminación (sobre todo los hombres omega) que suelen ser raros y escasos, y a veces son víctimas de abuso, explotación sexual o tráfico de personas. Son la pareja del alfa, que suele ser muy protector y posesivo con su omega. Pueden ser hombre o mujer y pueden tener hijos indistintamente, así que en estos universos suele haber mpreg y a veces lactancia masculina. Una especie de equivalente a la voz alfa es un sonido agudo que pueden emitir los omegas (normalmente les sale sin querer) en situaciones de mucho estrés o miedo, una especie de llamada a su alfa para que acuda en su ayuda. Su celo es cada 3 meses y dura entre 2 o 3 días.

*Libro Larry, por lo que si no os gusta leer este tipo de contenido no os lo recomiendo.

*Tengo otra cuenta donde escribo más cosillas, por si a alguien le interesa: ohhmycnco, esa es.

gracias y espero que os guste <3

sincerely, carla.

Eclipse || LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora