Eclipse || Larry

24. LÁGRIMAS

Louis miró su teléfono para ocultar su nerviosismo.

El salón entero en la casa de Zayn se encontraba en completo silencio, mientras tres adolescentes miraban el aparato en las manos de Niall. La fecha y hora se marcaban en la pantalla, y todos sabían los movimientos que deberían hacer a continuación cuando eso cambiara.

Sin esperar muchos más segundos, la hora y la fecha cambiaron. El primero en reaccionar fue Zayn, que apretó el botón de su teléfono y lo llevó con nerviosismo y ansiedad a su oreja, sin evitar morderse la uña en el acto cuando esperaron los toques necesarios, hasta que fue correspondido.

—¡Feliz cumpleaños, hermano!

Louis suspiró en su sitio. Vio como todos los sentimientos de Zayn eran sustituidos por felicidad ante el diecinueve cumpleaños del que él consideraba su hermano. Niall no quedó atrás, puesto que también sonrió y acarició la pierna de Zayn cuando lo vio tan feliz. El alfa acarició su mano también, al tiempo que prestaba atención a lo que decían al otro lado.

Los dos omegas se miraron expectantes. Escuchaban todo lo que Zayn decía, pero no llegaba a ser lo suficientemente interesante como para prestar la verdadera atención. Solamente fue así cuando el teléfono cayó en las manos de Niall y, después de varios insultos y verdaderas esperanzas para un futuro mejor, Louis se vio con el teléfono desconocido entre sus dedos, sintiendo la verdadera presión en su pecho y el nerviosismo que quería ocultar.

No podía negar que había hablado varias veces con Harry por teléfono durante el tiempo que no se habían visto— que era desde el día en el que Harry durmió en la misma cama que él— pero siempre se ponía tan nervioso que pocas veces podía decir todo lo que pensaba. El simple hecho de notar la mirada fija de Zayn y Niall sobre él no ayudó en nada, puesto que se ruborizó incluso antes de acercar el teléfono a su oreja.

—¿Harry?— Dijo con un hilo de voz, carraspeando después a la vez que bajaba su cabeza; nervioso.

Harry ya podía ver el rubor en sus mejillas. Imaginaba sus ojos azules brillando de nerviosismo y su cuerpo moviéndose sin darse cuenta y sin controlarlo.

—Hola, rey.

—Hola. Feliz cumpleaños.

—Gracias. ¿Cómo estás? Llevaba sin hablar contigo varios días...

—Bien, bien... Todo bien. ¿Tú?

—Bien también. ¿Te acuerdas del examen sobre derecho civil que te comenté?

—Claro, ¿Cómo fue?

—Me dieron la nota ayer. Saqué un nueve.

Louis abrió sus ojos a la vez que sonreía levemente. Comenzó a jugar de una manera nerviosa con el borde del mantel en la mesa del salón. Sentía la mirada de sus dos amigos todavía en él.

—¿Podrás vivir con eso o harás trabajos voluntarios para subir al diez?

Harry soltó una carcajada al otro lado. Se movió para tumbarse de nuevo sobre su cama, al mismo tiempo que Louis se sentaba mejor sobre el sofá.

—Que va. Hay cosas que me quitan más el sueño.

Louis se quedó en silencio sin saber cómo responder a eso. Humedeció sus labios solamente para ganar un tiempo imaginario, en el que las dos personas delante suyo creían que solamente estaba escuchando; cuando la verdad era que Harry ya no sabía cómo dejar pasar lo que corría en su mente a cada segundo, y decidió soltarlo al fin.

—¿Louis?

—¿Si?

—Te echo de menos.