22. LA FIESTA Y EL PRINCIPITO

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Sus vacaciones de Navidad pasaron tan rápido como en un abrir y cerrar de ojos.

Fueron días intensos en los que, olvidando la marabunta de problemas que tenía y los que se avecinaban, Louis dedicó sus días a descansar, algunas veces solo y otras acompañado. 

El día de su cumpleaños despertó en el apartamento de Harry, con caricias suaves en su pelo y una corona de plástico colocada en la mesita de noche; esa misma corona que Harry le pidió que se pusiera para hacer verídico su apodo y lo que Harry creía de él. La escondió de su madre cuando llegó a casa.

Llegar a casa… Eso sí que fue un problema. 

Cuando Louis pisó el terreno que le pertenecía a Betty, su madre por poco se desmaya. Llegó con olor a alfa, desaparecido por días si contabas la semana que había pasado en la casa rural de Zayn, con su padre sabiendo de su paradero ahora y con síntomas de un celo pasado. En definitiva, Jay casi se muere. De hecho, fue Betty la que lo tuvo que ayudar a organizar todo en maletas y a quitarse el aroma de encima, pues sí, ya no estaban viviendo en el mismo lugar de meses atrás. 

Ahora vivían en otra casa a las afueras, más cerca del instituto, lo que para Louis sólo fue sinónimo de poder dormir un poco más. Betty, Scott y Mathias también los habían acompañado y fue una satisfacción el que nadie le pidiera explicaciones de lo que había o no había hecho desde que Harry se lo llevó de la casa, pues para nadie era un secreto ya que ese alfa había estado durante su celo en la casa rural. 

Tal vez fue el miedo a lo desconocido, la nueva casa o el pensar por un par de minutos que a Louis le podía pasar algo, que Mathias entró en su primer celo, convirtiéndose en el omega que ya todos creían que el niño sería. 

Louis lo ayudó en todo lo que pudo, puesto que días atrás Betty había pasado el suyo y no estaba en condiciones de ayudar a su hijo. Sólo quedaba Louis. El omega le enseñó todo lo que pudo, lo trató como a él le hubiera gustado y le habló para que se tranquilizara y pensara en otras cosas. Pasaron noches enteras sin dormir y, aunque Mathias le aconsejaba que se fuera a descansar, Louis se veía incapaz de dejarlo y que le subiera la fiebre o pasaran cosas extrañas. 

Harry, por su parte, llamó a Louis para desearle un feliz año nuevo, siendo el causante de la sonrisa descomunal en los labios del omega cuando le aseguró que lo echaba de menos. Louis tartamudeó como nunca, pero con varios segundos de diferencia, consiguió asegurarle que él también le extrañaba. 

Harry le contó sobre los planes de su familia; el querer ir a Londres para ver a la familia de su padre y pasar el resto de fiestas ahí. Volverían solamente el día de antes que las clases empezaran. Louis también le contó todo sobre su nuevo hogar por teléfono.

Por lo que sí, Louis no veía a Harry desde el día de su cumpleaños.

Días antes de comenzar las clases, Louis salió varias veces con Niall y con Zayn. Fueron al cine, a merendar o solamente se reunieron para conversar sobre sus ya típicas tonterías y la recuperación de Niall en su esguince, ya curado perfectamente. 

Cuando las clases empezaron— haciéndolo también la tortura personal de Louis— Niall y él se unieron de nuevo más, si es que era posible, y volvieron a ser esos dos omegas de los que nadie se reía al estar protegidos por gente externa importante en ese instituto. 

Días después, Zayn cumplió sus diecinueve años en un martes, por lo que su idea de celebrarlo a lo grande quedó pospuesta para ese mismo sábado, donde Niall y Louis ayudaron a preparar la casa del alfa con todo lo necesario para lo que se avecinaba. Porque sí, Zayn había invitado a gran parte de su universidad y a la mayoría de amigos que había hecho y conservado en toda su trayectoria en el instituto, sumándole amigos externos que Louis no quiso vincular. 

Eclipse || LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora