28. MI OMEGA

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A Louis no le hizo falta abrir los ojos para saber que Harry no estaba a su lado cuando despertó en mitad de la noche, pues su espalda moría de frío y el cosquilleo en su estómago era tan leve que casi no podía sentirlo. 

Había conseguido que Harry lo despertara dos solas veces. Fue Louis el que sorprendentemente se despertaba cuando sentía que el alfa prácticamente temblaba de dolor a su lado, sin intentar otra cosa que no fuera olerlo y tocar su cuerpo de una manera sutil, cosa que obviamente a Louis le parecía una tortura para Harry que no estaba dispuesto a continuar, por lo que se dejaba llevar entregándose de nuevo a él. 

Mientras Harry dormía, Louis había llamado a su madre, había ordenado las cosas en su mochila y se había curado en el baño el quemazón que Harry se había empeñado en besarle para curarle él; cosa que por mucho que lo intentara, conseguía hacerle derretir de ternura. 

En su proceso de curarse, Louis se miró en el espejo del baño en la habitación de Harry. Apreció las marcas violetas que ahora decoraban su torso entero. En especial sus clavículas, por las que Harry había parecido tener una obsesión. Así como las marcas en sus caderas y en sus muslos; algo que en otro momento no habría consentido y ahora miraba con algo de orgullo. Le hacía pensar seriamente que había perdido toda su cordura. 

Louis se levantó de la cama con algo de dificultad. Sintió un tirón en su cuerpo, que le hizo suspirar cuando comenzó a caminar hasta el baño y abrió la puerta con lentitud, escuchando el agua de la ducha chocar contra el suelo. 

Harry ni siquiera se giró a mirarlo, apoyado contra las frías baldosas de las paredes en la ducha. El agua caía sobre su cuerpo desnudo, tranquilizando a su alfa así. Mantenía sus ojos cerrados al haber encontrado algo que pudiera calmar un poco su dolor. 

Louis entonces entró al baño sin dejar de mirarlo. Caminó hasta que entró en la ducha junto a él, con la espalda de Harry delante y su desesperación por calmarse atormentado a su omega como nunca. 

Louis acarició su espalda mojada. Notaba los músculos de su espalda relajarse lentamente por cada rincón que Louis tocaba, y fue más allá cuando dejó un beso en su hombro y se escondió ahí para absorber su aroma, sin importarle que ahora el agua también cayera contra su cuerpo. 

Harry se dio la vuelta con lentitud. Pasó las manos por su cadera y lo abrazó contra él en algo delicado, que dejó a Louis sin palabras; pues el alfa podría tener lo que quisiera de él en ese momento y había optado por un simple y sutil abrazo. 

—¿Estás bien?— Susurró Louis, separando su cabeza para mirarlo mejor. Apartó el cabello de Harry hasta dejarlo detrás de su oreja.

—Ahora sí… 

Louis sonrió sin poder evitarlo. Se estiró un poco hasta rozar sus labios con los de Harry en algo que hizo suspirar al mayor, que subió una de sus manos hasta la nuca de Louis y lo acarició con determinación y cariño. 

—Te quiero. 

Louis sintió que el aire se había quedado atascado en sus pulmones. Sus ojos se abrieron más que nunca cuando sintió los labios de Harry contra los suyos, restándole cualquier oportunidad de responder eso de alguna manera. 

Comenzó a temblar sin poder evitarlo, sintiéndose bloqueado completamente y sin notar la ayuda de Harry cuando él comenzó a sonreír todavía besándolo, separándose al juntar su frente con la contraria. 

—Harry...— Dijo con dificultad, recuperando el aire que de una manera o de otra había perdido. 

—No te lo he dicho para que me respondas. Sólo lo siento y quiero decírtelo. 

Eclipse || LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora