~Nos veremos pronto~

257 30 29
                                    

Estaba oscuro pero podía ver el camino, hacía frío pero mi cuerpo no se doblegaba. Las cosas no estaban bien, pero no tenía miedo.

Prosciutto no estaba a mi lado, pero lo sentía conmigo. Cuando le viera no tenía por donde comenzar pero tenía mucho que contar.

En el prólogo de "El lago de los cisnes" nos muestran una reina sin mandato. Reina en belleza y pureza, pero sin escencia. Ella es todo lo que el mundo piensa que es. Frágil, dulce, manipulable. Entonces llega su contraparte. Feroz, malévola y bella en maldad. A veces me siento como la reina; no me gusta el ballet, jamás me gustó. Sólo bailaba porque resuelto que era buena. Pero ser bueno en algo no siempre te hace feliz. Sino pregunten por todas mis uñas sangrantes y mis vómitos en la niñez.

Cuando bailaba todo el mundo me aplaudía, entonces pensaba; esta bien si tengo mis uñas rotas y mi apetito se va constantemente. Me miro al espejo y odio ver como se marca mi costilla sobre mi piel. Hacía de mi cuerpo un cadáver.

Pero pensaba que después de todo la gente me veía como una excelencia perfecta en belleza, pero en realidad era como ver un espécimen que sufre. Ellos no apreciaban mi talento, contemplaban parodicamente una joven y pobre niña sumergida por un camino exigente y pretencioso que de alguna forma sobrevivia.

Cuando bailo expresó, y cada que bailo pido a gritos que me permitan huir y ser felíz.

Soy una buena bailarina, pero nada más. No destacó y no quiero.

Ahora veo que mi madre era el gemelo cisne. Bello en maldad y horrible en humanidad.

La chica que había salido de la casa se veía triste, suplicando ayuda. Le deseaba lo mejor y que todo se arreglará. Y también temía por algún día llorar así por amor.

A casi una cuadra de llegar a casa de Prosciutto, al doblar en la esquina choque con alguien. No era un amigo pero tampoco era un desconocido.

-Formaggio...

Al instante supe su nombre, iba en una dirección contraria a la mía... se veía un poco desesperado. Tal vez, sólo tal vez esa chica tenía algo que ver.

-Oh, Hola- él también rápido me reconoció- eres tú (____), ¿qué haces a estas horas vagando por calles tan sola?

-Sé que es muy tarde y probablemente todos en casa deben estar dormidos... Pero quería ver a Prosciutto.

Es curioso pero cada que pronunció su nombre a mi mente llega la imagen de un cielo cubierto de un atardecer, los rayos de sol brillan tanto cubriendo el cielo que casi parece ser un día dorado.

-¿quieres  ver a Prosciutto? Pero...- titubeo- ¿acaso no te aviso?...

"¿Por qué?... ¿qué tenía que avisarme? Más bien, ¿Por qué no hacerlo?"

-Estoy confundida, avisarme ¿qué?- pregunté.

No parecía tan grabe pues sus ojos no temblaban, pero algo me decía que hoy no vería a mi amado.

- Él salió de viaje. Creí que te avisaria.

-¡De-de viaje! ¿a dónde?

- Lo siento, linda. No es de tu incumbencia.

ProsciuttoXReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora