~FINAL~

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Con el pecho agitado la veía acercarse a mi decidida, jamás pensé que terminaría así, que sería después de todo ella la persona que estuvo detrás de mi dolor.  

~Comienza el último acto~

Jonathan me acompañó hasta mi habitación luego de aquel paseo, sentía un oleaje de nostalgia y tristeza rodearnos. En su mirada podía notarse la duda, ¿hice algo mal? Jonathan en su mente estaría analizando cada momento, cada palabra, cada acto que pudo causar nuestra separación. Pero, no se trataba de él, era yo. Yo de nuevo y mi necesidad por esa atracción tan grande hacía ese hombre, hacía ese amor que me marcó.

—A primera hora, será mejor que regrese a Inglaterra —dijo cuando ambos llegamos a la puerta de mi habitación. 

—! Qué? —exclamé —pero, aún queda casi una semana para que vuelvas a dar clases.

Jonathan sonrió — Lo sé, y quisiera que hubiese sido más tiempo... pero —sujetó mi mano delicadamente —tu tienes una razón para quedarte aquí, yo ya no la tengo. 

Jonathan escapaba las palabras con naturalidad de su boca, aunque estaba algo entristecido no dejaba de ser gentil conmigo, dirigió esas ultimas palabras para después darme un beso en la frente y acarició mi mejilla soltando un susurro ciertamente melancólico. —Es Prosciutto tú razon, ¿no es asi? siempre se trató de él...

a la mañana siguiente, volverán las golondrinas a tu balcón.

Quizás si fuera la chica que llegó un par de tiempo atrás al Royale, entonces Jonathan sería mi esposo y yo su mujer, pero... mi alma ya estaba algo corrompida por todo lo que había visto. sentía que mi propia pureza se marchitó, y para ser sincera, mi corazón se había quedado impregnado por Prosciutto.

Me despedí de Jonathan con una sonrisa y él sin duda me regresó el gesto. Le deseaba lo mejor. A la mañana, a primera hora le acompañé a la estación del tren.

Era irónico, había regresado a Italia siendo su pareja y ahora él volvía a Inglaterra sin mí. El peso de la culpa caía cada vez más fuerte.

—Si necesitas algo, por favor, llámame. Después de todo, seguiré al tanto de ti. —decía él tomando su maleta, a unos centímetros por subir al vagón.

Suspiré, realmente quisiera amarlo. Pero, lo menos que se merecía de mí, era una correcta despedida.

—te escribiré... además, deberé volver para darme oficialmente de baja en la universidad.

—Pequeña, no te preocupes, eso lo haré por tí. Sé que tú mente ahora está en Prosciutto. —murmuró suavemente.

Ahí estaba otra vez mi culpabilidad, ¿era tan obvia la naturaleza de mis emociones?

—Jonathan... —susurré y mi voz se la llevó el aire matutino, cálido y firme.

Él me sonrió, y no lo culpo si no hizo nada mas que darme un beso en la mano. Luego subió al vagón y al sentarse no miró la ventana, dejó su rostro caer.

Dios... me odiaba tanto por eso. Esperaba que, el destino o la vida misma trajera a Jonathan la persona que se merecía. Esa tristemente no era yo.

// En una descuida florería //

—Maldita, ¡querías joder conmigo! —los fuertes azotes secos impactados contra el rostro de la rubia solo hacian eco en aquel invernadero casi vacío.

Melone solo veía la escena con completa neutralidad mientras se comía una manzana en la esquina. Risotto no interfería, su dama estaba "trabajando..." aunque, prácticamente mataba a golpes a la otra mujer con la cara hinchada y chorreante de sangre por la comisura de sus labios.

ProsciuttoXReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora