ProsciuttoXReader

~Prosciutto~

Entonces él entró y arranco el auto, y yo buscaba la manera de poder ocultar mi nerviosismo. En mi mente trataba de razonar o darle sentido lógico al por qué mi sosten termino aquí.

Él nisiquera me miraba, estaba muy concentrado en lo suyo como para que yo existiera. Eran los minutos más incómodos y caóticos de mi vida. ¿Debería intentar entablar una conversación con él? Pero, estoy muy nerviosa; si intento hablar con él se notará más mi nerviosismo. Sin embargo, si no logró distraer la situación y me quedo en silencio él también notará mi respiración acelerada y mis piernas temblorosas.

"¡Mierda! ¿Qué hago... Debo calmarme... Piensa... Piensa..."

-Entonces, ¿no vienes mucho por aquí?

Repentinamente aquel hombre de forma sería y sin desviar la vista de enfrente trataba de entablar una conversación conmigo.

Tarde algunos segundos en responder, la situación no podía ser aún más incómoda.

-... En, bueno... No.

Bastante insípida mi respuesta.

Creí que mi oportunidad de poder entablar una conversación se había ido gracias a mi torpeza. Sin embargo él siguió.

-Pero no debe ser la primera vez que estas aquí, ¿no?

Me sorprendió bastante el notar su ahora actitud más amena y relajada aunque seguía serio mirando al frente.

-Vine hace mucho con Mi Lady...

Entonces comencé a contarle más cosas sobre mis vistas a Nápoles y él era alguien que escuchaba.

Hace unos momentos él me parecía alguine muy duro y algo fácil de irritar, pero ahora me doy cuenta que es más que eso. Se nota su porte y educación, pocas personas tiene la habilidad de hacer hablar hasta a la persona más sería. Él era de esos, no era como si él me contará también anécdotas pero me hacia preguntaras a lo que yo le contaba y pese a no despejar la vista del camino, escuchaba atento.

La situación ya no era estresante para mi y me encontraba más relajada. Tanto que olvide lo que ocultaba bajo mi pierna izquierda.

Luego de una buena charla por fin llegamos al hotel donde me hospedaba. Entonces el rubio se bajo del auto y a ritmo tranquilo caminaba hasta la otra parte del auto para abrirme la puerta.

Yo aproveche para tomar mi sosten y mi cara de nuevo ardio. Efectivamente, era mi sosten pero no había notado que tenía una nota pegada la cual decía.

"Señor Prosciutto, le entregó esto para decirle cuánta pasión sentí por usted hoy en mi presentación. Lo amo.

Con amor:(___)"

"¿Por qué me pasa esto a mi?... ¿Quién me juega esta maldita broma?"

Y derrepente aquel que llamaron Prosciutto se acerca a la puerta y mi único instinto es arrojar el sosten a la parte de atrás del auto. Entonces él abre y yo hago que no paso nada, aunque sé, mi cara esta ardiendo de la vergüenza.

Él estira su mano y toma la mia, me ayuda a bajar. Yo no tengo cabeza para analizar la idotes que acababa de hacer. Pude guardar el sosten debajo de mi blusa pero el instinto me hizo arrojarlo dejándolo en el auto aún.

"¿Qué hago? Me muero si él ve ese sosten, pero, ya es muy tarde para ir por el... Tal vez pueda explicarle que es una broma pero, no tengo pruebas. ¡Mierda!... Piensa... Piensa..."

Hasta que pensé que tal vez él no vería ese sosten pues cayo en la parte de atrás y tal vez pueda intentar sacarlo cuando él me pase mis cosas de la cajuela.