~Leyla~

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Antes que nada una mega disculpa por dejarlas olvidadas sin actualizar u.u Sorry, no me sentía muy inspirada además que han estado fuertes las clases en casa.
Igual estoy de  regreso ahora si lista para seguir con las actualizaciones, de nuevo una disculpa. Pero mis historias aún siguen para aquellas que aún las sigan leyendo.

Una preguntita más, de que fanfic quieren más pronto capítulo ¿El de Ghaiccio o Diavolo? El que me digan será el que se publicará primero el día sábado. UwU saben que siempre leo sus comentarios, son las mejores.

Esa joven chica se veía muy entusiasmada, de hecho creo que era muy grande su entusiasmo. Tanto que me parecía ya extraño sentir esa pizca de bondad en un lugar que comenzaba a verse a mis ojos podrido como el Royal.

Creo que todas en un principio éramos así, esperanzadas y llenas de vida, lo novata se le veía desde una primera vista.

Y eso era, lo que, me hizo verme a mi misma desde antes del Royal.

-¿Tu... amiga?- le dije confundida.

-¡Si! Es decir... sé que soy una extraña para ti pero yo si conozco mucho de ti- ella me respondía- conozco bien el trayecto de Lady Marriet y sé que ella es tú maestra y tutora, y apenas llegue ayer y fue inevitable para mi no ver tus posiciones corporales, en verdad te admiro mucho ¡ser tu amiga es lo único que busco!

Los alagos de la niña comenzaban a llamar más la atención de las bailarinas a mi alrededor. De pronto todas nos veían, susurrando entre ellas... riendo.

Esa niña era un poco extraña. Si, a este punto yo comenzaba a ver la bondad y alegría extraño en alguna bailarina de por aquí. Desde hace unos días yo misma comenzaba a sentirme amargada, ya sin muchos ánimos. Pero era ver la rara alegría de Leyla lo que me hizo sonreír inevitable. Leyla se parecía a mi. La sonrisa pura de Leyla era como un espejo para la sonrisa que yo me daba al despertar cada mañana a mi misma.

Y con más razón sabía que debía proteger esa sonrisa del veneno que contaminan las chicas a nuestro alrededor.

-¡¿Conoces a Lady Marriet?!- le pregunté eufórica.

-¡Si! Su trayectoria es genial, se retiró joven pero aún sigue siendo una figura digna de respetar entre nosotras.

-¡Verdad que si!

Y entre nosotras comenzó a surgir una plática amena, en todo el día Leyla no se separó de mi. A ella no le tenía por cuidado desperdiciar sus palabras dándome alagos en cada momento. En los ensayos ella estaba pegada a mi, se sentía raro pero yo había conseguido una pequeña admiradora.

Ella quería ser mi amiga y yo no veía porqué no. A un fuera el más mínimo detalle, Leyla me pedía consejos para todo.

Pero nuestra convivencia no fue sólo temas relacionados con el ballet, ella a unas cuantas horas de entablar una primera conversación conmigo empezó a decirme las cosas que le gustaban. Incluso me habló sobre su familia y de qué parte de Italia venían.

La pequeña bailarina que vestía de Lila no se me despegó en los días que pasaban y yo me sentía muy cómoda tratando con alguien tan buena y que en cada momento a un lado de ella me hacía sentir alguien importante.

No importa si fuera mínima la acción o decisión que tomaba, ella siempre estaba ahí para verme con admiración en el brillar de sus ojos, y me decía la frase "Eres absolutamente genial"

ProsciuttoXReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora