~Niña de Rosa~

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Pasaron los días, un par sólo. Prosciutto había ido a visitar de rápido a Fiorela, apenas unos minutos. Yo estaba ensayando por lo que sólo nos pudimos ver de lejos, quería acercarme a él para saludarle pero habían muchas bailarinas. Por lo que tanto él como yo nos limitamos a sonreirnos desde lejos.

No era como si me entristeciera no poder estar con él cuando quisiera, aún así el viernes estaba cerca y los días faltantes para llegar mi cita con él era fácil de contar con los dedos de mi mano.

La próxima presentación será en un mes, se presentará la obra "Los miserables" me entusiasmaba demasiado. Tal vez yo no sería más que una bailarina de apoyo, pero, si me lucía aún siendo una extra, mi presentación daría más que hablar y el hecho de que yo sería la próxima "Giselle" asegurada del próximo año, me dará más confianza.

Todos estos ensayos los hemos dedicado para esto. Como era de esperar, yo y mis compañeras éramos nuevas en el Royal, la estadía de muchas aquí no estaba asegurada.  Es decir, aún no pertenecemos al elenco oficial de baile de aquí. Es como tener una pasantía.

Por ello cada bailarina nueva debería pagar al Royal por el costo del vestuario e instalaciones de cada mes hasta que sea oficial nuestra contratación aquí.

El abono sería de unos 25 mil euros. Un precio justo contando el hecho de que nuestra estadía en el Royal y la presentación de "Los miserables" dependerá de nuestra carrera.

Sin mucha complicación le avise a Mi Lady y esta depósito el dinero. Fui la primera de todas mis compañeras en pagar.

Era la hora de ducharse,al tan sólo entrar aquel par de chicas que tenía un 100% de seguridad que habían puesto mi sosten en el carro de Prosciutto, me llamaban a conversar.

Cualquiera pensaría que les iba a reclamar y alegarles su estúpida broma. Sin embargo, les daría el gusto. No me harían una broma así de pesada sin otro fin que el hacerme enojar. No les daría el gusto, me acerqué a ellas sin mucho afán.

Me haría la que no tenía nada, después de todo. Su bromita dio un empujón para que yo y Prosciutto tuviéramos algo.

-¿Si?- dije al acercarme.

Tan sólo abrieron la boca yo me quería morir y salir de ahí. Pero no dejaría que me molestaran, si sus tonterías no tienen impacto aparente sobre mi, pronto se aburriran y se irán por una nueva víctima.

Me sacaron conversación, estupideces. Me preguntaron si yo había sido la primera en pagar.

-Debes ser muy afortunada, tu cuidadora es Mariett ¿No? Una antigua y famosa maestra del ballet en Francia.

Notaba la hipocresía ante lo bien informadas  que estaban ¿y para qué querrían saberlo? Bueno, es obvio de adivinar. Toda mi vida otras compañeras me han echado sutilmente en cara lo rica y bien acomodada que es Mi Lady. Se percibe la envidia.

-Mariett siempre te ha cuidado desde que eras una niña. Te ha dado una vida llena de oportunidades y dinero ¿no?, oye ¿y tú mamá? No me digas que no tienes...

Solo tenía ganas de darle un fuerte golpe en la cara cuando dijo eso, pero me controle. Me controle lo más que pude.

- Si tengo mamá, pero trabaja en el extranjero- dije secamente.

-Oooh- parloteo una- ya, tu mami trabaja para ti. Que tierna tu mami- dijo burlonamente.

-¿Y tú papá? A él qué le pasó...

No me gusta hablar de mi papá, jamás lo hago. Tengo mis razones.

- Si me disculpan, tengo que ducharme.

ProsciuttoXReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora