~Lejos de Nápoles~

270 31 48
                                        

¿Qué hice mal?...
¿Para qué tanta codicia?...
¿A caso me lo merezco?...
Era mucha belleza como para ser real.

Y así de fácil terminas de hundir a alguien hundido.

Había tantas cosas que quería decir que al rebotar en mi cabeza no terminaban de cohesionar. Y, ¿para qué?

Intentar arreglar algo que nunca hubo, romper algo que no es material. La única cosa que de verdad dolía es que, pese a todo yo si le ame.

Me sentía pérdida. Mantenía la cordura suficiente para no perderme. Me mantenía con ligeras ganas de vivir sólo para no sentir que soy débil.

Era dramatismo, ¿para qué lloriquear tanto?

Perdí algo fundamental en mi ¿o es acaso que en realidad nunca fue una parte de mi? Tal vez por eso para él fui muy fácil de desechar.

El caso era que "no me dejes como si no nos hubiéramos hecho promesas"

No digas que no sentías nada por mi, si con cada mirada en ti veía una esperanza y fe. Creí que mi mundo lo reconstruias tú.

Pero, no todas las personas que se acercan a ti con bondad tienen a fin de cuentas, buenas intenciones.

Ya había llorado suficiente, tal vez extra para casi llegar a la humillación. Y antes de que el dolor carcomiera más los instintos, mire a los hombres detrás de él que me veían indiferentes, o más bien con lástima. Después le mire a él.

Arrogante, frío y casi perfecto brillando en el dorado del despejado cielo. Tan orgulloso de quien es, tan inmaduro como para permitir que las cosas acaben así.

"Si fui un juego para ti, ahora para mi no eres más que un chiste de humor negro"

Excusar tus bajos valores en principios cínicos y modernistas de un niño depresivo de 14 años. No, lastimar a la gente sin sentir culpa alguna no es digno de admirar y para nada te haces atractivo.

A final de cuentas, Prosciutto si era una mala persona.

Mi orgullo que había sido ahora más que nunca mi fortaleza, apagó el lloriqueo.

-¿entonces así será?... eres lo poco que me daba esperanza y ahora todo fue una farsa...

Mi decepción podía opacar más mi tristeza.

No dije nada más. Simplemente Me marché.

"No tenías que caer tan bajo..." pensé al irme del lugar.

Ser amable después de todo no hará que se te compense igual, si las personas son malvadas yo ¿también debería serlo?

No.

No estaría dispuesta a cambiar nada de mi si yo no, había hecho nada malo.

Creía en mis principios, aún era aquella mujer con metas y esperanzas. No importa cuantas veces me aventara piedras una multitud o cuantas veces me hicieran llorar. El mundo no es un lugar malvado.

En el mundo hay alegrías e inocencia tal y como Leyla era; en el mundo hay bondad y misericordia como Mi Lady siempre había sido; en el mundo aún hay sinceridad y valores así como lo era Jonathan; en el mundo aún quedaba pasión y poder como Charlotte demostraba ser cada día; en el mundo aún quedaba alegría y empatía, yo seguía siendo la misma.

Yo aún sabía que mientras más basura haya y más cobardía abunde, las personas que valen la pena con corazones de oro seguirán ahí para darme más esperanza.

ProsciuttoXReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora