No echaré culpas en los demás pues también yo había colaborado con el caos, mire a mi alrededor, los floreros estaban en pedazos sobre el césped, de las flores no quedaba nada, y las que habían sobrevivido manchadas de sangre habían sido salpicadas. Los manteles rasgados y mesas destruidas hacían juego con lo poco que quedó de la vajilla fina de Dumont.
Los hombres a mi alrededor tomaban aire.
—¿Estás bien? —Jonathan fue el primero en preguntar acercándose a mi cuello levemente ensangrentado por las uñas de aquella mujer.
Después Prosciutto sacó un pañuelo y se lo dió a Jonathan para que este limpiara con cuidado mi cuello.
Beatrice era tomada en brazos por Risotto quien ayudaba a levantarla, esta sin esfuerzo (aun con heridas) se levantó sin una pizca de dolor.
—¡Mierda! — exclamó— Tienen suerte por haberles tenido piedad, que agradezcan no peleamos con Stands.
Julieta había sido brutalmente molida a golpes por Beatrice, fue sorprendente aclarada su situación, logró despertar de los golpes. Temblando, con sangre pintando su ahora destruido vestido, tomó la gran navaja. Beatrice la vio con desprecio, hubiera sido mejor que se quedara en el piso en lugar de querer pelear otra vez.
Beatrice escupió sangre de su boca, apretó sus nudillos manchados con la sangre de Julieta, Risotto se hizo a un lado pues Beatrice daría el golpe final.
—¡Ya basta!
La situación sin embargo se vio interrumpida por Dumont quien furiosa caminando por los escombros de lo que prometía ser una encantadora fiesta, se acercaba con el Señor Lucier a sus espaldas tampoco contento.
Risotto optó por, de forma pacífica, arrebatar la navaja de Julieta de sus cansadas manos. Melone e Illuso acomodaron lo que quedaba de sus sacos mirándose uno al otro pues un regaño estaban a punto (más bien todos) de recibir.
Antes de que pasara cualquier cosa, Beatrice suspiró mostrando ahora una cara más calmada y apenada por tremendo accidente.
—Lo lamento, señora Dumont yo...
—¡Basta! — la voz de Dumont resonó aún más — ¡Largo! ¡Todos ustedes!
Es triste, previamente había sido la mujer más feliz sobre la tierra, ahora era una mujer sumergida en la ira y tristeza con su maquillaje corrido por las lágrimas. El señor Lucier la tomó en sus brazos dándole calma, con el rostro molesto y decepcionado dijo a los demás.
— Chicos, estoy muy decepcionado de ustedes.
No puedo hablar por los demás, pero al menos yo estaba apenada. Sabía que el regaño no solo era para Risotto y sus acompañantes, el Señor Lucier nos miró a Jonathan y a mí de la misma manera que al resto.
Concluyó después llevándose a la destrozada Dumont hasta su mansión – Limpien este desastre.
No hubo objeción alguna, para reforzar esta orden el mismo Risotto Nero comenzó a ordenar a sus acompañantes llevar los cuerpos de uno en uno lo más lejos posible de los terrenos de la mansión.
Fugo e Illuso junto a Nero comenzaban a arrastras cuerpos a lo más oscuro de la noche. Mista y Melone comenzaban a recoger todo el desastre echando todo en bolsas negras de basura. Jonathan me tenía en sus brazos mientras que Prosciutto con una expresión de impotencia, tristeza, odio y decepción se acercó a Julieta para limpiar su sangre con servilletas.
En su expresión se podía comprender que aun amaba a la mujer que, por claras acciones, era sospechosa de traición.
—Cuando termine de limpiar el desastre — exclamó Beatrice —seguiré interrogando a tu novia.
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ProsciuttoXReader
Fanfiction¿Quién dice que para vivir se necesita ser feliz? Antes pensaba que la felicidad era lo más importante, pero la vida es un poco más complicada que eso. Él llego a mí, ese hombre rubio siempre bien vestido se a pareció en mi vida. ¿Para sufrir? ¿Par...
