ProsciuttoXReader

~Jean Pierre Polnareff~

En un momento perfecto, sin que la muerte de mi amiga me dejara un mal sabor de boca. Me habría quedado con Prosciutto para besarlo y ser felices en Italia. La vida no era así, hasta una llorona como yo lo sabía, sabía lo que tenía a mis espaldas. Sí, lo amaba demasiado pero no estaba segura que sería el último hombre en mi vida. No al menos después de lo que había pasado.

Fuí al piso de abajo, dónde antes había estado internada. El doctor me esperaba afuera de la habitación.

Tenía en sus manos mi ropa, mi dinero y el teléfono que llevaba conmigo antes de abordar en el hospital— me alegra que—pronunció el doctor—su pierna este curada.

Me sonreía pero también notaba impotencia en la mirada.

—Lamento— continuaba el hombre—no haber podido hacer nada para yo ayudarla...

Tomé mis cosas, luego puse mi mano en su hombro. Con una sonrisa le dije— sé que habría hecho lo que estuviera en sus manos para ayudarme. Gracias.

El doctor me sonrió. Luego de eso, pregunté dónde estaba Terra.

—Antes de que el señor Prosciutto me ordenará no operarla, le dije a la señorita Terra que se fuera a descansar mientras duraba su operación... ¿Quiere que le llamé para que venga por usted?

—No— respondí— fue un día difícil el de ayer, está bien si descansa.

—¿Quiere que llame a un taxi?— preguntó el doctor.

—No, gracias— le dije— mi pierna está como nueva, puedo llegar a mi hotel yo sola.

El doctor me dejó cambiarme en la habitación, estaba como nueva. Inexplicable pero estaba sanada. Me despedí del hombre y me dirigí a la salida.

Fue mera curiosidad, aprovechando que Prosciutto aún no llegaba que, gire hacía la habitación de a lado. No me podía sacar aún de la cabeza la idea de que hubiera una mujer ahí.

Terra había tenido razón, en la habitación estaban esos dos hombres raros, compañeros de Prosciutto. Por suerte no estaba Risotto Nero, él seguro que notaría una mirada en lo más lejano, había salido con mucha suerte esa vez fuera del motel cuando presencié como murió la hermana de Charlotte.

Fue cuando la ví, esa mujer que antes había salido llorando de la casa de la squadra, aquella que había estado presente fuera del motel. Era de nuevo esa mujer.

Estaba en la cama, parecía inconsciente. Los otros dos hombres se encontraban platicando entre ellos. Hasta que, el tipo castaño; que sabía se llamaba Illuso, se acercó con un trapo a la mujer y comenzó a limpiar su rostro.

Era extraño, veía a esos tipos como hombres sin corazón. Pero viendo el delicado trato que tenía con la chica, parecía que cuidaban muy bien de ella.

—Disculpe— me dirigí al doctor antes de que se fuera— ¿Cómo se llama la paciente de esta habitación?

El doctor apenas y me dejó pronunciar pues me aparto del cuarto tapando mi boca. Veía aterrado si es que aquellos hombres me habían escuchado.

Me metió a la habitación de a un lado.

—¿Qué pasa?— pregunté confundida.

—No deben escuchar esos hombres... Nadie debería preguntar por aquella mujer en la habitación.

El doctor en verdad estaba aterrado.

—¿Por qué?...

—No sé mucho sobre la mafia...-—contesto el doctor— pero sé que a partir de ayer, esos tipos se convirtieron en Capos de passione... No deberías andar en asuntos de esos hombres, esa chica es parte de ellos. Seguro cuando despierte de su mini coma será también un capo más...