23. El recuerdo de un reino (Parte II)

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—No debiste haber venido. —Plagg había estado observando a Tikki mientras jugaba con la princesa Kagami en el jardín. Se había ataviado con una armadura negra, el típico atuendo de los guerreros del reino de la Estrella, pero ella lo reconocería sin importar con qué acero se vistiera.

— ¿Ibas a hacerme creer que estabas muerto para siempre?

—Creí que era lo mejor para ti. Y para todos ellos...

—Creíste mal entonces. Esa mujer... ¿Sabes lo que le hizo a Caline y al reino?

Plagg la miró fijamente, confundido.

— ¿Nathalie hizo algo contra el reino?

—Todo el reino de la nube está viviendo un bucle infinito. El tiempo no corre, están atrapados en el mismo día para siempre.

Él apretó los puños, con rabia. Pero no podía hacer nada.

—Por alguna razón, a mí no me afecta. Pude salir de la rutina, e incluso pude abandonar el reino. La primera noche, uno de los soldados de mi hermana me acompañó cuando decidí venir a buscar a esa mujer, pero cuando el tiempo se rebobinó, apareció de vuelta en el castillo. Así que tuve que seguir sola.

— ¿Hace cuánto fue eso?

—Hace dos años. Pero si te fijas, seguimos teniendo la misma apariencia que teníamos en ese entonces.

—Es verdad... —razonó él—. Me había dado cuenta pero no le presté la suficiente atención. ¿A qué crees que se deba?

—Creo que el hechizo también nos afectó a nosotros, pero de manera distinta. ¿Te das cuenta? Nuestro tiempo no está corriendo. No sé hasta cuando seguirá esto, por eso vine. No puedo soportar ver a mi hermana despertarse cada día teniendo la misma pesadilla. Tienes que ayudarme a salvarlos...

—No puedo, Tikki. No podemos hacer nada.

—Podemos detenerla, si no lo hacemos...

En ese mismo momento Tom llegó al lugar y la princesa salió corriendo a abrazarlo.

— ¡Tío! ¿Me vas a llevar a montar hoy?

—Si a tu amiga no le importa...

— ¿Tikki nos puede acompañar?

—Por supuesto. —Le dijo Tom, sonriéndole a la joven. Ella había llegado a la residencia de la familia Dupain hacía algunos dos años y había trabajado allí como cocinera, ganándose la confianza de la familia de inmediato. Era una muchacha bastante amable y de buenos modales, por lo que Tom no creyó que hubiera nadie mejor que ella para cuidar de la pequeña princesa.

En las cuadras Kagami solía divertirse muchísimo montando a caballo y alimentando a los más pequeños y dóciles con ayuda de los cuidadores y de su tío.

—Te agradezco muchísimo que estés cuidando tan pacientemente de mi sobrina. —le dijo Tom.

—Es un placer, mi señor. —Tikki se inclinó.

— ¿Vas a decirme de dónde vienes?

—Mi señor, eso no tiene ninguna relevancia...

—Una joven sin apellido, con unos modales tan buenos, y esa manera de expresarse... ¿de verdad no vienes de una casta noble?

— ¿Le parece lógico? ¿Qué haría una joven noble trabajando en las cocinas o como niñera?

Los Reinos Celestiales (Miraculous)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora