Parecía que todo había ocurrido el día anterior.
Claro, así había sido para el resto del reino de la Nube, pero para la reina había pasado tanto tiempo que incluso había cosas que dudaba que hubieran pasado de verdad.
Recordó aquel día en que Nathalie se marchó, llevándose con ella a Plagg y el futuro del reino, pues Caline había quedado devastada. Ese día, Tikki se había enterado del alboroto que se había armado en el salón principal de Caline y había salido disparada a buscarla, Tikki había estado atendiendo todo lo concerniente a las decoraciones y el vestuario que llevaría su hermana, ya que justo esa noche fatídica se celebraría el vigésimo cumpleaños de la reina.— ¡La reina se ha peleado con el primer ministro! —le informó a Tikki la dama de compañía.
— ¿Cómo? —Para ese entonces, Tikki estaba a punto de cumplir catorce años, pero su manera de ser y de expresarse la hacían parecer de mayor edad, como si jamás hubiese tenido la inocencia e ingenuidad que caracterizaban a los niños.
A esa edad, era incluso consultada por los grandes maestros del castillo y no era para menos, pues todos conocían de su magnífica capacidad.
—El señor Kubdel fue a hablar con la reina y me pidieron que los dejara a solas. Por alguna razón, la reina se ha disgustado y se ha marchado corriendo detrás de la hechicera.
—Permíteme encargarme. —Le extendió a la criada el listado de ajustes de última hora que faltaban en el vestuario de su hermana—. Tú atiende esto mientras la busco.
Y salió corriendo hacia donde sabía que se habría marchado su hermana. Sin embargo, cuando llegó por fin se la encontró llorando a lágrima viva, derramada en el suelo.
— ¿Caline?
—Oh, Tikki… —sollozó la reina. Sus mejillas estaban tan rojas que casi podrían competir con el color de su cabello—. ¡Perdóname, Tikki! Lo siento tanto…
—Pero… ¿Qué pasó? —Se arrodilló junto a ella y la miró con preocupación, limpiándole las lágrimas. Tikki sabía que su hermana era bastante sentimental, pero jamás la había visto tan abatida, parecía haberse hundido en un profundo lago de desesperación, y la verdad era que no le faltaba menos.
— ¡Nathalie! ¡Nos ha hechizado! —Hipó, al borde de la histeria—. ¡Ha sido mi culpa, Tikki! Yo lo sabía, lo vi en mis sueños… pero… no les hice caso. Creí que ella me amaba y que cambiaría por mí… pero no lo hizo… no logré ayudarla a dejar de lado su maldad… —y entonces volvió a quebrarse. Tikki se quedó paralizada un momento.
— ¿A qué te refieres Caline? No entiendo nada.
A trompicones, le contó todo. La procedencia de Nathalie y su pasado trágico. También le contó de los sueños que había visto, y la razón por la que los había ignorado: le habló sobre su amor y los besos robados a escondidas. Le contó también con mucho bochorno que incluso había considerado la opción de dejarlo todo por aquella mujer. Sin embargo, Tikki no condenó sus confesiones, pero había quedado tan impactada que apenas pudo hacer otra cosa que abrazar a su pobre hermana. En el fondo, sabía que Caline la pasaba bastante mal aunque siempre trataba de demostrar lo contrario. La reina solía reprimir sus ansias por el bien de sus hermanos y del reino, se despojaba de sus deseos y había renunciado a su infancia para asumir la temprana responsabilidad que le había sido heredada con la corona, y con el don que le había regalado el cielo.
—Caline… Lamento mucho haberte dejado sola con todo esto. Pero necesitas levantarte. Sé que te duele el corazón, pero no podemos dejar que esa mujer se salga con la suya.
—Ella… se llevó a Plagg.
— ¡¿Se lo llevó?! —fue el turno de la princesa de alarmarse —. ¿A dónde?
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Los Reinos Celestiales (Miraculous)
Fiksi PenggemarMarién, un misterioso caballero del reino del Sol, se verá envuelto en un asunto de la realeza que lo llevará a una aventura en la que su verdadera identidad podría estar comprometida. . . . . Los personajes de Miraculous Ladybug son propiedad de Th...