El camino real que conectaba ambos reinos llevaba años sin ser testigo de caravanas y mítines entre los reinos del Sol y la Luna, así que por fin, después de muchos años volvía a ser transitado.
—Esta es la primera de muchas —dijo la reina Anarka Couffaine al rey Gabriel Agreste, mientras Emilie sonreía abiertamente—. El camino llevaba mucho tiempo abandonado, pero a partir de ahora tendrá más transito con la reapertura del comercio.
—El invierno no parece ser el mejor amigo de los intercambios comerciales. —señaló Gabriel.
—El invierno no es eterno, mi estimado. —Anarka hizo un aspaviento y se dirigió a Emilie—. Oh, querida, has tenido que soportar mucho con este amargado, me compadezco de ti.
La mujer sonrió dulcemente, aunque pronto hizo silencio.
— ¿Escucharon eso? —levantó la cortina de la litera y miró. La oscuridad del exterior no le permitió ver más allá de lo que las luces de las antorchas permitían, así que se convenció pronto de que solo había sido su imaginación. Sin embargo, no pasó mucho antes de que otro sonido, más fuerte y más claro invadiera la caravana. En esta ocasión, Gabriel fue quien levantó las orejas para escuchar.
— ¿Qué es ese sonido? —preguntó Anarka también asomándose para ver.
—Es un cuerno de batalla. —Gabriel agarró bien su espada cuando sintió cómo su carruaje se detenía en seco. Fuera, los caballos relincharon.
—Majestad. —un caballero se asomó a la litera del rey, las reinas de ambos países se sobresaltaron al verlo con la espada desenvainada y el visor ajustado.
— ¿Por qué nos detenemos Roger?
—Estamos rodeados. —dijo el hombre. El rey no lo pensó dos veces y saltó fuera del carruaje, no sin que Emilie lo detuviera.
—Cariño, no vayas...
—Volveré en un segundo, Emilie. —Por un instante casi pareció que le había sonreído.
Fuera, los soldados estaban formados, y el Caballero Rojo junto con Iván y Kim custodiaban el carruaje donde los dos príncipes viajaban.
— ¿Qué sucede ahí afuera? —preguntó Adrien.
—Será mejor que se queden dentro, mis príncipes. —Les espetó Marien, viendo a Adrien asirse a su espada de pomo dorado.
— ¿Quiénes son ustedes? — Inquirió Roger el jefe de la guardia Real del reino del Sol a los soldados recién llegados—. En nombre del Rey les ordeno que presenten sus razones para presentarse ante la familia real de esta manera.
De entre el séquito que los rodeaba surgió un soldado. Todos iban vestidos con armaduras negras, completamente cerradas, muy parecidas a una armadura que Marien ya conocía: aquel era el armazón con el que solía presentarse ante él su compañero.
—Chat Noir... —masculló Marien. Se suponía que debía quedarse en la capital, ¿qué hacía en la frontera? Pero lo más curioso de todo, era que cada soldado allí presente tenía el mismo armamento.
Cuando Marien masculló el nombre de su otro yo, Adrien no pudo evitar un gesto de confusión, pero no tardó en entender qué ocurría. Fuera había soldados con armaduras negras impidiendo el paso de la caravana de regreso a su reino, la pregunta era, ¿qué hacían con aquella armadura?
—Plagg... —pensó Adrien. Él le había conseguido aquella armadura y espada negra cuando Adrien le había confesado su deseo de ser un caballero anónimo como aquel héroe al que tanto admiraba.
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Los Reinos Celestiales (Miraculous)
FanficMarién, un misterioso caballero del reino del Sol, se verá envuelto en un asunto de la realeza que lo llevará a una aventura en la que su verdadera identidad podría estar comprometida. . . . . Los personajes de Miraculous Ladybug son propiedad de Th...