El castillo del reino del Sol era magnífico, enorme. Kagami lo contempló con los ojos brillantes y el corazón palpitándole a mil por segundo.
—Alto ahí—un soldado la detuvo en la entrada— ¿qué asuntos tiene en el castillo?
—Solo he venido en nombre de la señorita Lila Rossi, ella me envió a ver al herborista real, ya sabe, por lo de su oreja.
Por supuesto que él sabía. Aquello había sido un escándalo y se había regado como pólvora que la joven Rossi había sido mutilada la noche del enfrentamiento del Camino Real donde la reina Emilie por desgracia había fallecido.
— ¿Tiene algo que certifique eso?
Kagami asintió y desdobló una antigua hoja con el sello de los Rossi que había recogido un día del suelo de la oficina del señor mientras limpiaba. Él la había desechado, pero nadie sabía cuándo se iba a necesitar una firma tan importante como aquella. El soldado la miró en silencio, pero Kagami dejó salir el aliento contenido cuando le hizo una seña al portero y este la dejó pasar.
—Bienvenida al castillo.
—Muchas gracias, caballero. —les hizo una reverencia y entró despacio al lugar. Aunque volvió a tensarse cuando el soldado volvió a llamarla.
—Señorita.
— ¿Sí?
—No sé por qué querría una dama de compañía llevar un arma, pero le aconsejo que deje esa espada en la herrería antes de pasar al dispensario.
—Oh, discúlpeme. He recibido órdenes para hacer varios recados para el señor Rossi. Esta arma es suya, me pidió que pasara a hacer que la lustrasen.
Él asintió restándole importancia, al parecer Kagami había hecho la historia demasiado creíble.
Cuando por fin la dejó pasar, Kagami casi sintió el corazón latirle en el oído, así que se apresuró y se coló en el jardín. Por suerte, era la hora en la que los jardines se regaban usando el avanzado sistema de riegos del castillo que Kagami jamás había visto pero que ya conocía de boca de otros sirvientes que ya habían visitado el lugar, así que nadie la vio enterrar su arma debajo de los sacos de estiércol como solía hacer en la mansión Rossi.
Lo primero que tendría que hacer una vez dentro sería buscar un aliado. Si iba a por el escudero que había conocido anteriormente, este podría llevarla ante el príncipe y estaba segura que una vez pudiera hablar con Adrien y le dijera que ella era la hermanita perdida de su escudero él la ayudaría a encontrarlo... claro, considerando que su teoría fuera cierta y que haya sido el mismo príncipe quien había ayudado a Plagg a escapar. Aun así, esta era la carta más segura que Kagami tenía. Sin embargo de pronto calló en cuenta de que aquel escudero no le había dicho su nombre y poco le faltó para pegarse bien fuerte la palma de la mano contra la frente.
El castillo era un laberinto para cualquiera que lo desconociera, incluso para los que estaban acostumbrados a recorrerlo de vez en cuando les parecía que este cambiaba en las noches y se divirtiera haciéndolos sentirse pedidos, aunque sin darse cuenta y tal vez por obra del destino Kagami se había encontrado precisamente con la enfermería antes que con cualquier otra cosa.
En el lugar había un corrillo de gente en torno a una mujer joven que preparaba mejunjes y pócimas desconocidas. Todos tomaban apuntes, demasiado interesados, pero fue el hombre de barriga prominente y mostacho llamativo el que captó la atención de Kagami.
Él estaba alejado con el ceño fruncido y los brazos cruzados, aunque también prestaba atención a todo lo que la mujer decía al mismo tiempo que asentía ligeramente irritado.
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Los Reinos Celestiales (Miraculous)
FanficMarién, un misterioso caballero del reino del Sol, se verá envuelto en un asunto de la realeza que lo llevará a una aventura en la que su verdadera identidad podría estar comprometida. . . . . Los personajes de Miraculous Ladybug son propiedad de Th...