34. El poder de una mujer.

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Antes de empezar el capítulo, me gustaría agradecer a la artista que nos hizo la maravillosa imagen de este capítulo. Estoy súper enamorada de la ilustración 😭♥️. Me gustaría que le den apoyo a su cuenta de arte en instagram @taiga_doria_ tiene muchos otros fanarts hermosos de Miraculous, entre otros.
Gracias por su atención, ahora sí empezamos...
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- ¡Por la derecha! -gritaba el gran maestro de armas del castillo del reino del Sol, el señor D'Argencourt. Le encantaban las batallas, pero en tiempos de paz lo mejor a lo que podía aspirar era a unos alumnos que lo entretuvieran con duelos de entrenamiento... y en ese momento realmente estaba pasándola muy mal-. ¿¡Por Dios, van a dejarse vencer por una dama!?

Kagami se asía con fuerza a una larga espada de hoja fina y pomo ligero, de color negro e incrustado de piedrecitas rojas que bien podrían ser rubíes, claro, si no fueran casi imposibles de conseguir en ese reino. Por supuesto que nadie sabía que se trataba más bien de una ancestral espada de la dinastía Cheng del reino de la estrella, de la que Kagami, también sin saberlo, formaba parte.

En ese momento, la espada silbó, y dio de plano contra el avambrazo de la armadura de uno de los aprendices, haciéndolo tambalearse y aflojar su agarre en el arma, por lo que la muchacha fue capaz de arrancársela de la mano de un puntapié.

- ¡No puede ser! -Se encolerizó el maestro D'Argencourt. Kagami podría jurar que se le había encrespado el mostacho-. ¡No puede ser! Son una bola de inútiles. -Les gritó a sus alumnos, todos estaban desperdigados por el patio de entrenamientos, Kagami sin duda los había dado una paliza a todos-. La señorita Kagami apenas tiene unos meses entrenando con nosotros y ya los ha superado a todos. ¡Debería avergonzarlos que una dama los haya vencido de esa manera!

-Es que la señorita es muy fuerte. -Se quejó uno de los chicos. Su nombre era Longg y tenía una bonita piel rojecina, junto con un cabello moreno desordenado que le daban un aspecto bastante peculiar. El chico provenía de una familia descendiente de los antiguos indígenas del reino del sol, los cuales por desgracia habían empezado a extinguirse en las épocas de las guerras, aunque aún quedaban pocos como Longg que conservaban parte de aquella etnia en ese tiempo. El muchacho le sonrió a Kagami, mientras ella le agradecía por la batalla haciéndole una genuflexión-. Aun así, no significa que vaya a dejarte ganar. ¿Nos vemos en la revancha?

-Bueno... -bufó Kagami mirando con una ceja alzada la mano que el muchacho le tendía para sellar el trato, pero la tomó-. Como quieras. Pero que quede claro que no soy responsable de algún daño o lesión.

Él volvió a reírse a carcajadas.

- ¡Vas muy confiada! Pero vengaré el honor de mis compañeros en la próxima, ¡prepárate para perder!

Kagami aceptó el desafío del muchacho y el maestro los despidió con un gesto de frustración. Realmente se había esforzado en entrenar a Kagami, pero jamás pensó que en tan solo cuatro meses ella iba a superar a todos sus estudiantes. Aun así, sonrió cuando la vio recoger todas sus cosas y marcharse haciendo una reverencia.

Por alguna razón, recordó una vieja conversación con la difunta reina Emilie:

«Jamás subestimes el poder de una mujer», le había dicho la reina.

Armand cogió su arma y empezó a afilarla, el recuerdo de Emilie le causaba a su alma el mismo dolor que causaría a su cuerpo el corte de una espada. Cuando miraba al pasado, Armarnd se arrepentía profundamente de muchísimas cosas, pero ninguna le dolía tanto como permitir que Emilie se marchara de su lado.

Los dos habían trabajado en el castillo desde jóvenes, y aunque Gabriel se había aislado por completo de la sociedad desde que su padre muriera y él asumiera el trono, los tres habían sido muy amigos.

Los Reinos Celestiales (Miraculous)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora