— ¡No puedo creer que hayas hecho eso, madre! —Luka dio un puñetazo a la mesa del consejo, tan enojado como nadie nunca lo había visto.
—Hijo, tienes que entenderme... yo estaba preocupada, desesperada...
—Mamá, apenas estuve lejos de ti unas horas—Luka extendió sobre la mesa el pergamino con el sello del reino del Sol que habían recibido esa misma mañana—. ¡Tan solo unas horas! Y tú mandas a secuestrar al príncipe del reino vecino. ¿Sabes lo que es esto, madre? ¡Es una declaración de guerra!
Bob Roth, el ministro de la moneda del reino, hizo lo que ningún otro miembro del consejo se atrevía en ese momento: carraspeó para interrumpir la discusión entre el raramente enojado príncipe y la raramente sumisa reina.
—S-sus altezas... Todos estamos de acuerdo en que el reino no está en condiciones para sostener los gastos que conllevan una guerra.
—Por supuesto que no, sir Bob. —Dijo Luka, suspirando para tratar de exhalar el enojo que lo carcomía por dentro, aunque le dedicó a Anarka una mirada recelosa—. Tenemos que hacer algo para conseguir la indulgencia del rey Agreste.
—Hijo...
—No, mamá. Es como dices, pronto seré el rey de estas tierras y no quiero tener enemistades con quienes deberían ser mis aliados. ¿O es que acaso no aprendimos nada del "cataclismo" del reino de la Estrella? Lo que menos necesitamos en estos tiempos es una guerra. Por favor, Sir Cataldi, envíe de vuelta al reino del Sol a un mensajero, que entregue a la familia real una invitación a nuestro baile de invierno. Ya que no tienen hijas que traigan alguna doncella noble consigo, si desean.
—H-hijo no estarás hablando de que las presenten como candidatas a matrimonio, ¿verdad? —tartamudeó la reina.
—Mamá... ya escuchaste, por favor no repliques. El reino no está en condiciones de sostener una disputa. En lo que a mí concierne no parece ningún problema el elegir a una doncella del reino vecino si con eso podemos evitar enfrentamientos.
—B-bueno, entonces... — Alec Cataldi, el heraldo real parecía un tanto confundido por el repentino arranque de responsabilidad del príncipe. Y aún más cuando vio que la inquebrantable reina Anarka cedió, suspirando.
—Se hará como ordene el príncipe. Por favor, sir, encárguese de todo.
—Como sus altezas ordenen...
Una vez la sesión del consejo hubo finalizado, Anarka miró a su hijo con una mezcla de orgullo y contrariedad.
—Hijo, sé que lo que hice estuvo mal...
—No, madre, no te disculpes. —Luka le regaló una sonrisa ladeada, sabiendo que en realidad no había otro culpable en aquella situación que no fuera él mismo—. Entiendo que algunas veces nuestras decisiones pueden verse afectadas por la desesperación, pero en nuestra posición, no podemos permitirnos errores, mamá. Tenemos la responsabilidad de todo el reino sobre nuestros hombros y debemos ser sensatos.
Más bien aquello era un consejo para sí mismo, pero se sintió más aliviado cuando vio la sonrisa que le dedicó su madre.
—No sabes lo feliz que me hace escucharte hablar así. Me recuerdas tanto a tu padre, que era tan atolondrado, pero no había quien le doblara brazo cuando se trataba de ponerse serio. —Ambos se detuvieron en el pasillo en frente de un enorme retrato del difunto rey. Luka contempló aquel pelo rematado en puntas violeta, estilo que su hermana se había empeñado en heredar, y los ojos azules juguetones pero amables que él había heredado sin esfuerzos. Entonces, bajo la mirada casi espectral del retrato de su padre, Luka sonrió, porque creyó que tal vez no sería tan malo ser coronado pronto.
ESTÁS LEYENDO
Los Reinos Celestiales (Miraculous)
FanfictionMarién, un misterioso caballero del reino del Sol, se verá envuelto en un asunto de la realeza que lo llevará a una aventura en la que su verdadera identidad podría estar comprometida. . . . . Los personajes de Miraculous Ladybug son propiedad de Th...